El factor más importante en el continuum salud/enfermedad no es la dieta ni el ejercicio, sino tus pensamientos.
Es una cuestión de matemáticas básicas. Tú comes entre tres y cinco veces al día, y si eres una persona proactiva y cuidas de tu salud es posible que hagas ejercicio todos los días, te laves los dientes…etc. Pero, ¿qué es lo que estás haciendo constantemente? ¡Pensar!
No se trata de que tus pensamientos son cualitativamente más importantes que tu nutrición o que tu ejercicio o que todo lo demás, sino que cuantitativamente tienen un mayor peso por el simple hecho de que es lo que más hacemos.
Todo es energía en el universo, todo es información. Tu desayuno son moléculas, es decir, información…; la chica despampanante que pasa a tu lado es información; tus sueños y pensamientos, también.
Vivimos en una sopa cuántica donde el intercambio informático va de dentro a fuera y de fuera a dentro. La física atómica ha demostrado que cuando observas algo eres capaz de “colapsar la partícula/onda” y transformar así el medio ambiente con tu pensamiento. Lo que decides observar toma forma en la realidad, incluyendo tu cuerpo.
Sistema parasimpático vs sistema simpático
Cada pensamiento que albergas va a tener o bien un efecto positivo (más “pro-bienestar”; medrar) o negativo (más “pro-estrés”; sobrevivir). Los pensamientos son mensajeros que informan al cuerpo de lo que está pasando, o lo que creemos que está pasando.
Algunos mensajes son cosas “urgentes” que pueden afectar a la seguridad o supervivencia, y activan el sistema nervioso simpático (de lucha o huida), mientras que otros le dicen al cuerpo que puede dedicarse a sus labores más importantes como regeneración de tejidos, detoxificación, defensa contra patógenos…etc. Ésta es la labor del sistema parasimpático.
La función del cerebro es, entonces, la de recibir información, clasificarla y gestionar los recursos para mantenerse en homeostasis el mayor tiempo posible: elegir entre simpático o parasimpático (sobrevivir, y si se puede, medrar).
El tema es que lo urgente y lo importante (a largo plazo) son dos cosas distintas. Ante la duda, el cuerpo siempre hace antes lo urgente, porque la supervivencia a corto plazo siempre tiene prioridad.
Lo interesante de todo esto es preguntarse: ¿realmente tanto de lo que me pasa es urgente o peligroso? ¿Podría ver las cosas de otra manera?
Ejemplos:
Hoy no tengo tiempo de acabar todo lo que tengo que hacer… – simpático
Siempre acabo lo realmente importante… – parasimpático
Hay tantas cosas que quiero y no tengo… – simpático
Estoy bien, tengo todo lo que necesito… – parasimpático
…etc.
Como dice Eckhart Tolle en “El poder del ahora” el 90% de nuestros pensamientos son drama que nunca se llega a cumplir. ¿Has escuchado? Drama que nunca se llega a cumplir. Tendemos a verlo todo con demasiado pesimismo, todo es peligroso en mayor o menor medida, todo nos preocupa. Gastamos gran cantidad de energía preocupándonos por cosas que sólo existen en nuestra imaginación.
Supongo que es consecuencia de tener una mente reptiliana (aunque sea en parte) que siempre está preocupada por el control y la supervivencia.
Este deseo de controlar las cosas es una receta para el estrés porque la verdad es que de lo único que tenemos control es de cómo reaccionamos antes nuestras circunstancias. Sí, yo también creo que podemos controlar lo exterior (como dicen algunos teóricos de la física cuántica), pero todo pasa por controlar primero lo interior.
No puedes exigir al espejo que cambie el reflejo que te devuelve. Debes cambiar primero lo que muestras a ese espejo. “Si cambias la manera de ver las cosas, las cosas que ves cambian” (Wayne Dyer).
Cuando estás relajado y no tienes pensamientos de miedo o inseguridad, cuando reconoces tu propio bienestar (aunque no sea perfecto) y confías en que todo va a salir bien, se activa el sistema nervioso parasimpático. Esto hace que desde tu inmunidad y tu digestión, pasando por tus hormonas o detoxificación, funcionen mejor. Y créeme, cuando pones todo eso en la balanza al final del día, cuenta más que cualquier otra cosa.
La teoría del cubo
Entonces, si el factor más importante son nuestros pensamientos, ¿no deberíamos dejar de preocuparnos por la nutrición o el ejercicio? Dejar de preocuparnos sí, pero dejar de intentar optimizarlo no. Todo cuenta.
Tus pensamientos, nutrición, genética, movimiento, clima del lugar…no son más que distintas variables que van sumando en la ecuación de la salud.
Imagínate un cubo. Todo lo que estresa el cuerpo (activa el sistema simpático), contribuye a llenar el cubo de agua. Llega un momento en el que el agua rebosa y ahí es donde la capacidad del cuerpo de mantener la homeostasis disminuye y empiezan los problemas. La cadena se rompe por el eslabón más débil (cada uno en lo suyo).
La gota que colma el cubo es para algunos fumar, para otros las deudas y para otros el crossfit. Las posibilidades y combinaciones son infinitas por eso no vale el compararse, ni tampoco pensar que “la gota” es la causante porque todo lo que llenó el cubo anteriormente lo es.
Échale un vistazo a este video donde te lo explico con más detalle, y de paso apúntate al canal, ¡enga!
Karma familiar vs Nutrición vs Mal de ojo
Lo reconozco, me cansa, y incluso me molesta un poco, el escuchar a muchos decir que “la nutrición lo es todo…” o “los pensamientos es todo lo que vale…” o que “es tu karma familiar…”. ¡NO! Todo es información, y todo cuenta.
Sí, los pensamientos representan el factor más importante pero no es lo único. Me da igual todo lo positivo que seas que si tu nutrición no es adecuada vas a debilitarte antes o después. Ya puedes limpiar todo tu karma familiar hasta la época de los faraones que si no te mueves, respiras aire limpio y tomas el sol, tu cuerpo no va a estar al 100%…¡imposible! Puedo darte docenas de ejemplos, pero no hace falta porque se entiende, ¿verdad?
Está claro que falta perspectiva holística entre muchos profesionales de la salud. Así que, como decía mi abuela, a Dios rogando y con el mazo dando. Trabaja lo físico, pero también lo mental o espiritual, en realidad, son casi lo mismo. Así obtendrás los mejores resultados.
Cómo gestionar tus pensamientos para mejorar la salud (y tu vida)
Mensaje recibido. Tus pensamientos cuentan mucho, de hecho son lo que más llena “el cubo.”
Puesto que yo sigo en la brecha cada día, aprendiendo y practicando cómo mejorar en el arte del pensar, quiero compartir contigo algunas ideas que personalmente encuentro de gran valor para optimizar la salud y bienestar.
Estrategia general:
Saber identificar mejor qué pensamientos son positivos.
Aunque esto parezca algo fácil, en realidad, nos resulta a todos bastante difícil porque en la escuela no nos enseñaron nada de inteligencia emocional (más allá del “hacer las paces”), nuestros padres seguramente tampoco fueron un buen ejemplo, y en los medios de comunicación vemos un mundo en el que políticos y países se relacionan con todo menos con empatía.
Por suerte, no faltan buenas enseñanzas si uno sabe donde buscarlas.
Tácticas:
Cada pensamiento tiene una emoción que le acompaña. Para saber realmente lo que un pensamiento nos brinda, no tienes que analizar las palabras, sino sentir la emoción que genera y prestar atención al cuerpo. ¿Es positiva? ¿Te relaja o te pone el cuerpo más tenso y rígido? Las palabras engañan, las emociones no. Empieza a observar esto.
Aunque hay mucha variedad de emociones (celos, odio, alegría, tristeza, exaltación…etc.), todas se pueden clasificar o bien en positivas (te hacen sentir bien, activando el parasimpático) o bien en negativas (activando el simpático). Unas generan más amor, más confianza y más salud. Otras más miedo. Ejemplo: “siempre me falta tiempo” vs “cada vez sé priorizar mejor para acabar lo importante.”
No intentes reprimir o rechazar aquellos pensamientos que identificas como negativos. Simplemente obsérvalos, toma distancia. Esto les restará poder la próxima vez que los pienses porque te dejarás de identificar poco a poco con ellos. Ej: “todo está muy caro”. Esto es una generalización negativa que si analizas con objetividad sabes que no es verdad. Entonces, identifica el pensamiento negativo, analízalo, obsérvalo casi con curiosidad…y no le des más importancia.
Después de tomar algo de distancia con un pensamiento que suele repetirse, empieza a intentar transmutarlo, es decir, cambiarlo por otro mejor. Por seguir con el ejemplo anterior: “todo está muy caro” vs “puedo permitirme algunas cosas sin problemas, sobre todo aquéllas que más valoro.” Si empiezas a usar las palabras en tu beneficio estarás haciendo “magia blanca” como dicen algunos. El poder de las palabras es real, lo tengo claro.
Deja de verte como alguien débil que todavía tiene “mucho camino por recorrer o aprender…”. No es verdad. Has llegado a dónde estás después de pasar por muchos baches, momentos difíciles, experiencias de todo tipo. Eres fuerte, eres capaz, y si tienes dudas piensa que has superado todo lo que la vida te ha puesto en tu camino hasta el día de hoy, y aquí sigues…hecho un campeón! Date una palmadita en la espalda. Hazlo ahora mismo.
La decisión más importante que hacemos es si creemos que vivimos en un universo hostil o amistoso.” Albert Einstein
Finalmente, la mejor táctica la dejo para el final. Einstein era un gran científico pero era incluso mejor filósofo en mi opinión. Él nos habla de la decisión más importante: decidir si tu mundo se va a basar en el miedo o en el amor. La física cuántica nos dice que no podemos ver para creer, sino que debemos creer para ver. Y cuando crees que el universo está de tu lado, no le estás permitiendo a la mente reptiliana que dirija el espectáculo.
Si eres capaz de hacer esto al menos la mayoría del tiempo, vas a empezar a verlo todo con un “filtro” diferente y a estar más relajado porque la vida va a dejar de ser una lucha constante por la supervivencia y por controlar las circunstancias. Tu cuerpo dejará de vivir bajo el pesado manto del miedo y el estrés.
Y si no lo tienes claro, bueno, pues hazlo por tu salud. Respira tranquilamente y piensa: es un universo benevolente…todo saldrá bien.
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