Y empiezas a ver que puede ser complicado salir a comer fuera, o comer en casa de los amigos. Incluso salir a tomar un café, si te gusta con leche, puede ser difícil porque no en todas las cafeterías te ofrecen la posibilidad de tomarlo con leche sin lactosa o con bebida vegetal.
¿Hay algo que se pueda hacer en estos casos?
No hablamos de una alergia, por eso algunos creen que por un día que se tome leche no va a pasar nada, pero quienes sufren una intolerancia severa saben que no es así. Algunas personas, nada más tomar algo que lleva lactosa por poca que sea, sufren cólicos muy dolorosos e incluso diarreas durante un tiempo.
Síntomas que quizás no son graves, pero que desde luego son muy incómodos. Dado que en muchos locales los profesionales de la cocina no tienen suficiente información sobre la intolerancia a la lactosa, informan mal a los clientes, o en ocaciones no informan y estos acaban tomando cualquier cosa que no deberían.
Por eso, para estos casos se recomienda llevar siempre encima pastillas intolerancia lactosa. Se trata de pastillas que contienen lactasa, la enzima que el intestino ha dejado de producir y que es la encargada de digerir la lactosa. Tomando una de estas pastillas (o más según la dosis de lactasa que contengan) la persona puede comer con total tranquilidad los alimentos que, normalmente, no podrían ni probar.
¿Cómo se consumen estas pastillas?
Cada marca de pastillas de lactasa crea productos diferentes y con distintas dosis de lactasa. Esto dificulta un poco las cosas a los intolerantes, que a veces no saben qué cantidad de pastillas deben de tomar para protegerse.
Por eso, se recomienda seguir siempre las instrucciones del prospecto y, ante la duda, tomar la dosis máxima para garantizar que no habrá problemas. Poco a poco, cada persona sabrá la cantidad que necesita para poder comer con tranquilidad y no tener que preocuparse de mirar la carta de alérgenos antes de pedir cualquier alimento que te pueda perjudicar y luego tengas que lamentar.