No es secreto para nadie que existen diversos mitos y creencias de la nutrición que solemos compartir, sin saber si es cierto o no. Al ser algo que nos afecta a todos los seres humanos, al ser un hecho universal, cada país, cada pueblo, cada familia, tiene sus propias leyes y reglas respecto a cómo comer, muchas de ellas carentes de base científica. Si entramos en el apartado de las dietas, nos encontramos con que la rumorología campa a sus anchas, con los consiguientes perjuicios para la salud. No te fíes de los refranes populares y de las viejas tradiciones: aquí te desvelamos verdades y mentiras sobre el mundo de la nutrición, para que aprendas a comer realmente sano.
1. El café deshidrata.Falso. No existe ningún estudio médico que demuestre que el café deshidrate. Es cierto que la cafeína es diurética y que, en altas dosis, puede aumentar las visitas al cuarto de baño, pero no más que cuando nos excedemos bebiendo agua. "Hay personas a las que el café les produce un efecto diurético e incluso laxante, pero para que deshidrate tienes que tomar muchos cafés", nos explica la Dra. Sánchez-Albornoz, médico especialista en nutrición y dietética de Instimed. Cada vez más investigaciones científicas demuestran que el café, en su justa medida (2 ó 3 tazas diarias), es beneficioso para la salud. Es un potente estimulante que activa nuestra percepción y la actividad intelectual, además de ser antioxidante, reducir el dolor de cabeza y ser muy rico en minerales como potasio, calcio y magnesio.
2. Si tomas algo después de la leche, sienta mal. Falso. "Después de la leche nada eches", reza el refrán. Es cierto que la lactosa puede provocar problemas digestivos a determinadas personas, incluso producir intolerancia, pero eso no significa que la leche se vaya a "cortar" si tomamos otro alimento después de ella. Se trata, sencillamente, de una cuestión cultural, ya que, al final de cada comida, todos los alimentos acaban mezclándose en el estómago. "Se trata, más bien, de una forma de ordenar las comidas. Al ser la leche un protector gástrico y calmante, nos ayuda a hacer las digestiones más fáciles", asegura la Dra. Sánchez-Albornoz.
3. Los huevos crudos alimentan más que los cocinados.Falso, a pesar de que los deportistas abusen de ellos pensando que mejorarán su estado físico y musculatura. No sólo podemos sufrir una salmonelosis, debido a las bacterias presentes en los huevos crudos, sino que los nutrientes del huevo se aprovechan mucho mejor si éste se ingiere cocinado. "No sólo no alimenta más, sino que no todo el mundo lo tolera", nos asegura la especialista. "Un huevo cocido, escalfado o a la plancha alimenta igual y está más rico".
4. La cerveza engorda. Falso. Es de sobra conocido el mito de la 'barriga cervecera', sin embargo, es bastante injusto con esta bebida milenaria elaborada a partir de cereales. De hecho, la mayoría de nutricionistas coinciden en que el consumo moderado de cerveza es beneficioso para la salud. Tanto es así que recientemente se ha incluido, con el vino, en la pirámide de alimentación saludable. Un par de cañas nos proporcionan hidratación inmediata, ácido fólico, fibra soluble y antioxidantes, además de contribuir a mejorar nuestra salud cardiovascular. Además, es diurética, depurativa y sólo tiene 90 calorías, bastante menos que un refresco de cola o de naranja. Sánchez-Albornoz puntualiza: "con la cerveza es como con todo, en dosis excesivas, claro que engorda. Todos los días, tres o cuatro cañas es excesivo, y cuidado con la tapita".
5. Los alimentos integrales adelgazan. Falso. Las harinas y cereales integrales tienen prácticamente las mismas calorías que los productos refinados, sin embargo, son más sanos los integrales por su alto contenido en fibra y minerales. "No adelgazan, sino que, al contener más fibra, regulamos la función intestinal y eliminamos más toxinas. Además, al ser saciante, evitamos comer más cantidad", añade la dietista.
6. Salir de tapas engorda. Falso. Esta costumbre tan castiza se ha convertido en prohibitiva para la mayoría de personas que están a dieta, fundamentalmente por una elección errónea de las raciones. Existen en las cartas de los bares muchas tapas que podemos comer sin preocuparnos del régimen. Para picar, la Dra. Charo Sánchez-Albornoz nos propone sepia a la plancha, mejillones a la vinagreta, boquerones en vinagre e incluso cantidades moderadas de jamón, lomo y queso.
Todas estas elecciones son equilibradas para una persona que lleve a cabo una dieta estándar y son tan sabrosas que se pueden compartir sin mayores problemas con los amigos. Además, en la mayoría de los locales ya empiezan a incluir ensaladas variadas para completar un menú sano y equilibrado también fuera de casa. "Irte de tapas no tiene por qué engordar, lo que engorda son los malos hábitos".
7. La fruta, como postre, engorda. Falso, pero con matices. Los dietistas suelen recomendar comer la fruta fuera de las comidas, nunca como postre, pero eso no significa que de esta manera "nos vaya a engordar". La comamos antes, durante o al final de la comida, la fruta tiene siempre el mismo aporte calórico. Sin embargo, según la especialista de Instimed, "para una persona que esté a dieta, los azúcares de la fruta pueden interferir con el buen efecto que nos hacen otros ingredientes de las comidas. Por eso, nosotros colocamos la fruta, que es indispensable en la alimentación, donde más beneficio hace, que es de desayuno, merienda o sólo cena de fruta". Por otra parte, la mayoría de nutricionistas suelen aconsejar tomarla antes de comer o entre horas porque tiene un alto poder saciante, pocas calorías y es muy nutritiva. ¿Qué mejor snack para matar el gusanillo que una pieza de fruta?
8.Para bajar de peso, es importante hacer cinco comidas diarias. Verdadero. "Para alimentarte bien es mejor comer muchas veces y poca cantidad", sentencia la Dra. Sánchez-Albornoz. En efecto, no tiene ningún sentido, y además, no es sano, saltarse el desayuno o la cena con el fin de adelgazar más rápido. Lo ideal es hacer cinco ingestas: desayuno, almuerzo, comida, merienda y cena. Este sistema, eligiendo alimentos adecuados, sanos y bajos en grasa, nos permite llegar a la mesa con menos hambre, evitando los atracones. Además, comer cada pocas horas favorece la digestión y, psicológicamente, nos ayuda a pensar menos en la comida.
9. El chocolate provoca acné. Depende. El chocolate procede del cacao, un fruto rico en grasas, pero también en otros nutrientes beneficiosos para la salud. En dosis reducidas, es una fuente magnífica de energía, antioxidantes, flavonoides y minerales (hierro, fósforo, magnesio). Sin embargo, no deja de ser grasa. La cosa se complica al mezclarlo con leche, ya que se duplica su contenido en calorías al añadir grasas animales de la leche al producto. Aunque no existen pruebas que relacionen el consumo de chocolate con la aparición del acné, la especialista asegura que "depende de la persona. El chocolate es tóxico para mucha gente y eso se nota en la piel. Muchas veces la respuesta del organismo a ese exceso de grasa es eliminarla por la piel, generando impurezas. Eso sí, no tiene nada que ver con el acné juvenil".
10. El zumo de limón o pomelo en ayunas es antigrasa. Falso con matices. Muchos regímenes depurativos o dietas milagrosas fundamentan sus resultados en el supuesto poder antigrasa de los cítricos, especialmente del limón y del pomelo. No cabe duda de que estas frutas son muy beneficiosas para el organismo, especialmente por su alto contenido en vitamina C, un antioxidante natural que nos protege de las agresiones externas y retrasa el envejecimiento. Pero no está demostrado que su ingesta nos ayude a quemar grasas o a hacerlo más rápidamente. La Dra. Sánchez-Albornoz puntualiza: "los cítricos son antioxidantes y desintoxicantes, y, si se toman a primera hora, es como incorporar un limpiador a nuestro tubo digestivo. Elimina impurezas y prepara el organismo para lo que venga después". Podemos concluir, por tanto, que no está de más añadir un zumo de cítricos al desayuno nada más empezar la jornada diaria.
Agradecimientos: Dra. Sánchez-Albornoz, médico especialista en nutrición y dietética de Instimed.