La cúrcuma es una especie muy valorada y usada sobretodo en la medicina ayúrveda. Incluso para tratar ciertos tipos de cáncer.
Pero sus beneficios para la salud son múltiples y hoy hablaré sobre estos usos no tan conocidos.
La cúrcuma es una especie que pertenece a la familia Zingiberaceae y comprende un total de 80 especies. Es pariente del jengibre (recomiendo leer el artículo Jengibre: beneficios y contraindicaciones), con hojas en forma de lanzas largas y flores blancas rosadas. Se cultiva por en la India y partes de Asia y África.
Si no os suena por el nombre seguro que os sonará por su aspecto, ese polvo color dorado tan característico que se obtiene a partir de su rizoma, es decir, la raíz. De hecho, este color hace que no sea sólo para usarlo en la cocina sino que incluso sirve para dar color a piezas téxtiles.
La especia más usada es la de la especie Curcuma longa, también conocida como azafrán de la India (o simplemente como cúrcuma). Su nombre proviene del sánscrito “Kum-Kuma”, y es el ingrediente principal del curry de la India.
Podemos encontrar este polvo en distintas formas en una farmacia. Por ejemplo como preparación de tinturas madre (extractos alcóholicos), extractos oleosos (aceites esenciales), extractos acuosos (en forma de infusiones de hierbas), pero se podría decir que los reyes de la fiesta son los extractos secos de cúrcuma.
El polvo se obtiene mediante el secado de los rizomas y puede tomarse por vía oral o ser aplicado directamente en la piel.
Según algunos estudios, una sustancia que se encuentra en la cúrcuma, llamada curcumina, tiene actividad anti-inflamatoria y es de baja toxicidad.
Además contiene innumerables sustancias activas, como la misma curcumina, pero esta vez por su acción colerética (es decir, estimula la producción de bilis), y por su alto contenido en vitamina C y otros antioxidantes. Los agentes activos presentes en la cúrcuma también tienen acción colagoga (estimula la contracción de la vesícula biliar), hepatoprotectora y antiséptica. Actúa también como un estimulante del apetito.
Debido a estas propiedades, la cúrcuma se recomienda para tratar trastornos del hígado, de la mucosa gástrica y de los procesos digestivos en general.
Las propiedades de la cúrcuma
La mayoría de las propiedades atribuidas a la cúrcuma dependen sólo de la curcumina. Esta molécula – que desde el punto de vista químico se puede clasificar entre los polifenoles – es responsable del color amarillo dorado característico de la cúrcuma.
A esta especia se le han atribuido propiedades:
antioxidantes,
anti-inflamatorias,
anti-infecciosas,
antimicrobianas,
hepatoprotectoras,
cardioprotectoras,
anti-artríticas,
pro-apoptóticas,
antitumorales,
quimiopreventivas (es decir, para la prevención del cáncer).
La acción antioxidante de esta especia son las que parecen ser las responsables tanto de sus propiedades anti-cancerígenas como anti-inflamatorias.
En cuanto a sus propiedades anti-cancerígenas, la curcumina parece que es capaz de suprimir tanto el desarrollo como la progresión de ciertos tipos de cáncer. Su efecto protector contra algunos tumores como el cáncer de mama o de colon depende de la regulación negativa de las moléculas que participan en la inflamación (citocinas inflamatorias), los factores de transcripción, algunas enzimas (como la proteína quinasa), ciertos genes involucrados en el cáncer y las especies reactivas del oxígeno. Es decir, que puede ser útil en muchos casos pero en otros no. Os recomiendo leer el artículo Pollo a la cúrcuma, una receta antitumoral.
Por ejemplo, en el cáncer de mama, la curcumina ejerce su efecto antitumoral a través de un mecanismo complejo que implica los mecanismos de proliferación celular y la apoptosis, los receptores de estrógeno y el factor de crecimiento HER2. En estos casos suele dar buenos resultados.
La curcumina también puede mejorar la resistencia a la insulina, un fenómeno asociado con diferentes enfermedades y síndromes como la intolerancia a la glucosa, diabetes, enfermedades cardiovasculares y el síndrome metabólico.
En el caso de resistencia a la insulina, las células ya no responden a la presencia de esta hormona. La curcumina parece mejorar su sensibilidad mediante la activación del receptor de la insulina.
Tradicionalmente se utiliza por sus propiedades anti-inflamatorias y hepatoprotectoras. De hecho, es recomendable tomarla para tratar cólico biliar, colecistitis, colelitiasis (cálculos biliares), úlceras de estómago e ictericia.
Y eso no es todo, se asocia esta especia a la mejora en tratamientos contra:
cáncer,
síndrome de dificultad respiratoria,
sinusitis,
osteoporosis asociada con la menopausia,
diabetes,
intolerancia a la glucosa,
obesidad,
Alzheimer,
síndrome metabólico…
Pero cuidado, porque aún no existen estudios definitivos y aunque se ve cierta relación en su uso con los tratamientos tradicionales aún falta constatarlo y nunca se debe tomar sin los tratamientos médicos convencionales.
En la medicina ayurvédica y la medicina tradicional china esta especia se usa como una ayuda para facilitar la digestión y promover el buen funcionamiento del hígado entre otras patologías.
Por ejemplo, también la usan para tratar el dolor de la artritis y las irregularidades menstruales. O incluso la recomiendan para el asma, tos, diabetes, enfermedades del corazón, Alzheimer y anorexia. pero recordad una vez más, NO HAY EVIDENCIA CIENTÍFICA SOBRE ESTOS CASOS.
Dos usos tradicionales apoyados por pruebas científicas que sí le dan validez son el tratamiento de problemas dermatológicos y heridas, ya que ayuda que se cure con más rapidez. De hecho se utiliza para tratar problemas de eccema, acné, pérdida del cabello, dermatitis atópica, psoriasis, vitiligo, radiodermatitis y otros problemas de la piel. A veces se hace tratamiento mediante la ingesta oral pero otras veces se debe aplicar sobre la zona a tratar, y los estudios realizados hasta ahora sugieren que su uso puede ser muy eficaz en estos casos.
En cuanto a la curación de heridas, la cúrcuma se ha asociado con varias actividades involucradas en este fenómeno: antioxidante, contraste de los radicales libres, antimicrobiano y anti-inflamatorio. En conjunto, estas propiedades hacen que las heridas se curen antes. Se ha demostrado que la curcumina es el componente que reduce la respuesta natural del cuerpo.
Además esta molécula promueve la formación de tejido de granulación – una alteración del tejido conectivo en respuesta a la inflamación – la formación de colágeno, la remodelación de tejidos y la contracción de la herida.
Otras propiedades de la cúrcuma es que puede ayudar a combatir eficazmente la enfermedad inflamatoria intestinal en adultos y en niños, reforzar el sistema inmunológico y controlar el colesterol en sangre.
Desafortunadamente, y a pesar de los muchos posibles usos de esta especia, el desarrollo de un fármaco de curcumina se ve obstaculizado por la escasa solubilidad de esta molécula en el agua, por su mala absorción, su distribución en el organismo y la rapidez con que se metaboliza y se elimina. Por esta razón, en los últimos años los investigadores han desarrollado análogos de curcumina más biodisponibles que la molécula original, cuya eficacia y seguridad son objeto de estudios.
Cuando se toma junto con otras especias, como la pimienta negra, la absorción es mucho mayor.
¡Cuidado!
Las personas con obstrucción de la vía biliar no deben tomar cúrcuma sin antes consultar a su médico. Esta especia podría agravar la situación.
Por su efecto anticoagulante también hay que tener cuidado con las personas con problemas relacionados con la coagulación de la sangre.
En caso de embarazo o lactancia, al no disponer de estudios, tampoco es aconsejable su consumo.
También es importante señalar que a pesar de tener un efecto gastro-protector, las dosis excesivas de cúrcuma pueden causar trastornos estomacales. En particular, tomar altas cantidades de esta especia puede provocar indigestión, náuseas o diarrea. En caso que aparezcan este tipo de trastornos es aconsejable reducir la dosis o dejar de tomarla.