En ocasiones, los enfados se prolongan en el tiempo más de lo necesario. Este periodo de distanciamiento deja una fractura en las relaciones, produce frustración y dolor. Algunas parejas dejan de saludarse o de dirigirse la palabra durante muchas horas o incluso días. Este tipo de actitud no es constructiva porque lo más saludable es reflexionar, después de una discusión, sobre los motivos del enfado y sobre qué actitudes pueden ser constructivas en el futuro para gestionar mejor estos conflictos. ¿Cómo evitar prolongar el enfado en el tiempo?
Consejos prácticos para actuar en estas situaciones
1. Uno de los consejos más sencillos y efectivos es tomar la iniciativa de la reconciliación. No quedar a la espera de aquello que haga el otro. Tener humildad y valorar el propio bienestar interno (que se produce cuando tomas conciencia de que no te compensa ese enfado).
2. En algunos momentos, no es necesario pronunciar palabras para tomar la iniciativa de la reconciliación. El gesto de un abrazo reduce el orgullo propio y el de la otra persona (este es uno de los beneficios del contacto físico) y permite tener un nuevo acercamiento.
3. Evita volver sobre el mismo tema, puedes romper el hielo comentando algo anecdótico. También puedes tener un detalle con la persona con la que te has disgustado. Por ejemplo, si has discutido con tu pareja puedes volver a casa después del trabajo con un postre que has comprado para después de la cena.
4. Para no prolongar los enfados en el tiempo es recomendable cambiar la propia actitud personal. Es decir, no estar tan pendiente de aquello que hace o dice el otro sino de aquello que tú quieres hacer porque es importante para ti. Decide, de un modo inteligente, en qué quieres ocupar tu tiempo.
5. Si quieres desahogarte con un amigo hazlo, pero evita comentar el tema con personas que tienden a la crítica y que pueden influenciarte de una forma negativa con sus consejos. Por el contrario, si en tu entorno existe una persona conciliadora, busca su consejo ya que escucharle te hará bien.
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