Durante años fui una persona con muy poca asertividad. Era más bien pasiva: me costaba decir no, expresar abiertamente mis opiniones, me escondía y sufría de baja autoestima, lógicamente sin saberlo. Cuando empecé mi labor de introspección, vi que tenía grandes lagunas en mi personalidad, mucho por mejorar. De hecho a día de hoy aun no puedo decir que sea al 100% una persona asertiva, pero gracias al Coaching y la Inteligencia emocional logré mejorar bastante, y empecé a entender de dónde parte mi falta de asertividad, qué me falta para conseguirla y sobre todo cómo puedo alcanzarla, de una manera sencilla.
En mi labor como coach con clientes, así como en las consultas que me hacen los lectores de mi blog, suelo recibir preguntas acerca de cómo ser más asertivos, cómo lidiar mejor con situaciones de conflicto, cómo decir no, saber hacerse respetar, defender mis derechos y expresar mi opinión libremente.
Y es que la asertividad no es un asunto que debería tomarse a la ligera. Pero antes que nada, ¿qué es realmente esto de la asertividad, que ni siquiera el corrector de Open Office reconoce esta palabra y cada vez que la escribo me la subraya como incorrecta?
Qué es la asertividad
La asertividad o comportamiento asertivo es una manera de actuar y comunicarnos de forma eficaz. Ser asertivos consiste en ser capaces de expresar de forma directa nuestras:
opiniones
sentimientos
necesidades
derechos personales
Las críticas y la asertividad
La asertividad además nos permite enfrentarnos a las críticas de forma adecuada.
Y es que a algunas personas el hecho de que las critiquen les resulta insoportable y o no saben reaccionar a la crítica o reaccionan de forma exagerada, sintiéndose culpables después.
Imagínate que te han hecho una crítica que no te parece correcta o está fuera de lugar. Tienes básicamente 3 opciones para reaccionar:
De forma agresiva: insultando o menospreciando al otro o recurriendo al típico “pues tú más”;
De forma pasiva: callándote o pidiendo disculpas; normalmente sucede a las personas con baja autoestima;
De forma asertiva: dialogando con el otro, defendiéndote de manera educada pero firme, tratando de entender la postura del otro y expresando con claridad la tuya propia.
En el próximo artículo voy a desvelarte una técnica muy efectiva para encajar críticas de forma asertiva, así como también ser capaz de hacerlas de una manera apropiada, no callándote ante una situación que te hace sentir mal.
Cómo son las personas asertivas
Las personas asertivas no amenazan ni atacan los derechos de los demás para conseguir lo que quieren.
Se caracterizan por emplear:
mensajes claros y directos
forma de hablar no impositiva
consiguen sus objetivos
respetan a otros
poseen un sentimiento de ser competentes
se valoran a sí mismos
no tienen problemas para trabajar en equipo
Beneficios de ser una persona asertiva
reduce el estrés, mayor relajación
sensación de mayor control y autoconfianza
creación de oportunidades
mejora de relaciones interpersonales
resolución de problema
satisfacción: sentirse a gusto consigo mismo
Creencias limitantes relacionadas con la falta de asertividad
Recuerda que, como dice la imagen adjunta a este artículo, nadie puede hacerte sentir inferior sin tu consentimiento. Si te sientes inferior o crees que no tienes derecho a opinar o expresar lo que deseas, es porque en realidad no te lo permites tú mismo.
Además, para que los demás te respeten y te hagan caso, el primero quien debe respetarse a sí mismo eres tú.
Cuando tenemos una autoestima baja, nos ocurre que nos consideramos personas poco relevantes o que no tienen los mismos derechos que los demás (esto sucede de forma inconsciente casi siempre).
También buscamos la aprobación de los demás para sentirnos valiosos.
Asimismo puede sucedernos que haya un determinado tipo de personas con las que nos sentimos poco asertivos. Puede tratarse de nuestro jefe o alguien a quien consideramos superior (un maestro, un líder, alguien socialmente reconocido). También puede tratarse de una persona de nuestra familia o algún compañero o amigo en concreto. O puede que sean personas poco conocidas, como por ejemplo un camarero de un restaurante o un dependiente de una tienda.
El primer paso sería observarnos por dentro y detectar las creencias limitantes que hacen que nuestra autoestima sea baja y no seamos capaces de defender nuestros derechos.
Podríamos hablar de las siguientes creencias (no están todas pero sí algunas de ellas):
Miedo al rechazo: Si me expreso como soy y reclamo mis derechos, no me querrán, pensarán mal de mí, no les gustaré más, les decepcionaré.
Miedo a la soledad: Si no hago lo que me pide esa persona, no querrá relacionarse conmigo y me quedaré solo.
Culpa: Si no ayudo al que me pide ayuda o algún favor, me sentiré fatal conmigo mismo, porque en realidad podía hacerlo y no lo hice, me sentiré mala persona.
Baja autoestima: Como no me quiero ni me aprecio, al menos si hago algo bueno por los demás, ellos me apreciarán y me querrán y así me sentiré mejor conmigo mismo.
Búsqueda de aprobación: Tiene que ver con la baja autoestima y miedo al rechazo. Necesito que los demás me aprueben para sentirme una persona valiosa. Si les contradigo o no hago lo que ellos me piden, no me aprobarán y me sentiré hundido.
Falta de gestión de emociones: Como no conozco mis emociones ni sé gestionarlas, tengo miedo a enfrentarme a ellas. Por ejemplo, la rabia. Si no sé controlarla, prefiero hacer el favor o no reclamar mis derechos porque tengo miedo a no controlarme y excederme con esta emoción tan intensa.Seguro que has conocido a la típica persona supertranquila y pacífica que de repente tiene una salida de tono totalmente inesperada. Si no conoces a una persona así, te la presento: yo misma.
Creencias “educativas” o adquiridas: A muchos nos han educado de una manera muy peculiar. Decir no es feo; contradecir a alguien que es mayor que tú u ocupa una posición jerárquica superior (véase jefes o personas relevantes socialmente) es de mala educación; expresar tu opinión que no concuerde con la mayoría te hará quedar en ridículo; etc. De ahí que a muchas personas nos pase –sin tener necesariamente una baja autoestima ni miedos descritos más arriba— que de forma inconsciente actuamos de acuerdo a esas creencias que ni siquiera son nuestras, sin cuestionar nuestra conducta.
Como puedes ver, la falta de asertividad tiene mucho que ver con lo que los demás pensarán de mí y/o no saber gestionar las consecuencias de expresarme como soy. Si necesitas saber cómo hacerlo, en este vídeo te explico paso por paso cómo cambiar tus creencias limitantes.
Trucos para potenciar tu asertividad
Pero no te desilusiones porque la asertividad se consigue con la práctica. Aparte de detectar tus creencias limitantes que están detrás de una falta de asertividad, puedes empezar a emplear pequeños comportamientos que te ayudarán a sentirte más asertivo. Cuanto más lo practiques, más fácil te será ser asertivo en tu vida diaria.
Lenguaje no verbal:
mirada directa y honesta, no amenazante
tono de voz medio
forma de hablar fluida
postura recta y relajada
manos sin tensión, sueltas
respuestas directas
Conducta verbal:
Verbos predominantes en primera persona del singular o del plural; por ejemplo “pienso”, “siento”, “quiero”, “hagamos”, “¿cómo podemos resolver esto?”, “¿qué piensas?”, “¿qué te parece?”
Verbos en positivo y evitando condicionales.
Visualización para ser más asertivo
Si quieres realizar esta visualización de una manera sencilla con mi ayuda, más adelante voy a grabar una visualización guiada para conseguir más asertividad. Suscríbete a mi canal de Youtube para recibir en tu correo el próximo vídeo.
Para mí la visualización es una de las maneras más eficaces de cambiar algo de uno mismo. A veces el principal problema es que simplemente no nos imaginamos actuando de otra forma. Creemos que sólo hay una manera: la que conocemos.
¿Qué pasa si nos atrevemos a imaginar una nueva forma de comunicarnos, de enfrentarnos a situaciones incómodas o conflictivas?
Es muy útil por ejemplo recrear con nuestra mente una situación que nos inquieta: una conversación de pareja que tenemos pendiente, una reunión con nuestro jefe para pedirle un aumento de sueldo o una entrevista de trabajo a la que nos vamos a enfrentar en breve.
La PNL o Programación Neuro-lingüística utiliza mucho las visualizaciones para activar esos recursos dormidos que todos llevamos dentro. Y es que todos podemos ser asertivos, si nos lo proponemos de verdad.
Para la visualización, necesitas estar en un lugar cómodo, sin que nadie te moleste, si quieres puedes poner música agradable para que otros sonidos no te distraigan.
Cierra los ojos y empieza a fijarte en tu respiración. El primer paso es relajarte para que otros pensamientos o emociones no interfieran en este proceso. Quédate así durante un minuto o dos, hasta que esos pensamientos y sentimientos se hayan vuelto más vagos, menos persistentes.
Ahora imagínate ante esa situación que te produce incomodidad o te preocupa. Observa la escena con todos sus colores, los objetos o decoración de la escena. Míralos sin juzgar, simplemente observa. Presta atención a tu interlocutor, observa su rostro, la expresión de sus ojos, sus gestos, sus manos, la postura que tiene.
Ahora haz lo mismo contigo: imagínate en una postura cómoda, relajada, con las manos sueltas y una mirada firme y bondadosa. Respira mientras te imaginas visualmente.
El paso siguiente es prestar la atención a los sonidos: sonido del ambiente, si hay música o no, si se oyen voces de otras personas, ruidos, etc. Escucha la voz de tu interlocutor, su entonación, las palabras que pronuncia… Y haz lo mismo contigo: escúchate con voz firme, cálida, pronunciando las palabras con claridad, verbos en positivo, en primera persona o en plural.
Por último observa tus sensaciones: te sientes confiado o confiada, tu corazón tiene latidos rítmicos y fluidos, hay energía positiva en ti. No buscas ganar, sino simplemente defender tus derechos. Siéntete de manera cómoda, relajada, siente la alegría o determinación de expresarte libremente, de ser alguien que se quiere y se respeta.
Para ayudarte en este proceso, puedes leer en voz alta o escuchar dentro de ti los siguientes derechos asertivos, a modo de afirmaciones positivas, que encontrarás a continuación.
Lista de derechos asertivos
En mi curso de coaching me vino muy bien leer en voz alta estos derechos, porque aunque parezcan obvios a veces nos olvidamos de ellos. Si eres una persona a la que le cuesta ser asertiva, te recomendaría incluso imprimir o escribir a mano esta pequeña lista de derechos asertivos y colgarla en un lugar visible.
Tengo derecho a: (para abrir la lista con afirmaciones y derechos asertivos, por favor, comparte este artículo, pinchando en uno de los botones sociales propuestos)
Decir NO sin sentirme culpable
Tomar mis propias decisiones
Ser tratado con respeto y dignidad
Expresar mis propias opiniones
Ser escuchado y tomado en serio
Establecer mis propias prioridades
Derecho a cometer errores
A hacer lo que sea capaz de hacer
A pedir lo que quiero y necesito
Derecho a obtener aquello por lo que pagué
Derecho a ser independiente y diferente
Derecho a decidir sobre mi vida, mis cosas, mi tiempo
Derecho a tener éxito
Derecho a disfrutar y divertirme
Derecho descansar y relajarme
Derecho a crecer y superarme
Derecho a no tener que dar explicaciones a nadie
Recuerda que:
“Si sacrificamos nuestros derechos con frecuencia, estamos enseñando a los demás a aprovecharse de nosotros”. P. Jakubowski
En el próximo artículo voy a mostrarte también una sencilla técnica para decir NO sin sentirte culpable y cómo enfrentarte de forma asertiva a las críticas.
Espero que este artículo te haya servido de ayuda y si tienes dudas de cualquier tipo, aquí me tienes.
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