A pesar de que pretendamos en muchas ocasiones ser perfectos para poder sentirnos bien, debemos de aceptar que somos seres imperfectos, y eso forma parte de nuestra naturaleza. Estamos en un continuo aprendizaje, y creer que ya sabemos las cosas y que hay poco por aprender es lo que limita nuestro crecimiento personal.
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Cualquier persona puede aportarnos algo interesante y valioso que poder aprender. No aprendemos solo con nuestras experiencias sino también a través de las experiencias de los demás (aprendizaje vicario) Nuestras experiencias y nuestros fallos son valiosas lecciones, que para nada debemos desechar. Precisamente la cultura japonesa tiene una definición que se adapta a lo que estamos explicando. Ellos dan como significado al fracaso y a la palabra crisis (Kirai), oportunidad. Esta es una actitud, que sin duda, nos ofrece otra perspectiva acerca de nuestros fallos, o de cuando las cosas no salen como nos gustaría.
En la práctica de la meditación aprendemos cómo ser felices a pesar de nuestros fallos, cómo poder aceptarnos a pesar de que hay cosas que no nos puedan gustar de nosotros mismos. En muchos momentos de nuestra existencia pasamos por momentos difíciles, que no sabemos cómo afrontar. Esta felicidad que nos enseña la meditación surge a través de la autocompasión…
La felicidad como actitud
En la práctica de la meditación aprendemos que la felicidad, ante todo, es una actitud. Eso significa que nosotros elegimos si queremos ser felices, independientemente de las circunstancias y adversidades por las que estemos pasando. De esta forma no entendemos la felicidad como algo que provenga de fuera dependiendo de lo que ocurra, sino que depende de nosotros mismos, en relación a cómo afrontemos cada situación.
"Eres desdichado porque has elegido una actitud errónea hacia la vida. Puedes ser feliz si eliges una actitud correcta… ¿Qué es una actitud correcta? ¿Cuál es el criterio? Para mí, éste es el criterio: la actitud que te hace feliz es la actitud correcta, y no hay ningún criterio objetivo. La actitud que te hace infeliz y desgraciado es la actitud errónea. El criterio es subjetivo: tu felicidad es el criterio”. – Osho
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Cultivar esta actitud también tiene que ver con la resiliencia, y ¿qué supone la resiliencia? supone adoptar una actitud y una forma de ver las cosas que, en vez de derrumbarnos ante las dificultades, nos haga salir adelante; adquiriendo los recursos y aprendizajes necesarios como para que sigamos fluyendo con la vida y con nuestra felicidad.
Por supuesto, nadie dice que esto sea algo sencillo, requiere de una gran disciplina mental, puesto que estamos moldeados en nuestra sociedad para buscar la felicidad fuera de nosotros. Creyendo que tenemos que obtener buenos resultados, conseguir un mejor trabajo, y cosechar muchos éxitos; para poder ser felices y sentirnos bien con nosotros mismos. De todo esto nos tenemos que liberar, lo que supone un reaprendizaje y un cambio de perspectiva profundo.
Es una actitud natural que sintamos nuestra propia felicidad, el problema es que estamos esperando a que venga como resultado de nuestras interacciones y esfuerzo. La meditación nos enseña a que este estado es mucho más profundo de lo que creemos y a través del amor y la autocompasión es posible que nos sintamos dichosos de vivir cualquier situación que se nos presente.
Generando autocompasión: amor hacia uno mismo
La bondad amorosa, tal y como explica la filosofía de la meditación, es el deseo de que los demás sean felices; aunque es un amor universal hacia todos los seres vivos, es más probable que pueda aparecer cuando otras personas poseen cualidades deseables; como la bondad, el humor, simpatía, amabilidad, valentía, inteligencia, etc. La compasión, sin embargo, surge con una mayor facilidad cuando vemos sufrir a alguien con quien nos sentimos más afines.
El término compasión es definido por la RAE como un sentimiento de lástima y pena hacia quienes sufren penalidades o desgracias. En la meditación y la cultura oriental la compasión es diferente, y se define como: tratar a los demás como quisiéramos ser tratados. Esta definición está compuesta por dos asuntos esenciales como son: emocionarse ante el sufrimiento ajeno y el deseo de aliviarlo.
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En la meditación aprendemos a centrar nuestra mente en estos aspectos que tanta paz pueden aportar a nuestras vidas, esto no solo requiere de práctica y disciplina, sino también requiere de mucha conciencia y de ejercitar estos comportamientos ante todas las circunstancias en nuestro día a día. Es la única forma de que adoptemos una actitud compasiva y de bondad amorosa.
Pero claro, ¿no será mejor comenzar por uno mismo? pues sí, lo importante es que comencemos mediante la autocompasión, a querernos primero a nosotros mismos, a respetarnos y a aceptar que podemos cometer errores, y podemos tener fallos. Al igual que comprendemos a las personas cuando están sufriendo, fracasan o no se sienten aceptados, de igual manera tenemos que actuar con nosotros mismos. Comprendernos para abandonar los estados autodestructivos:
Autocrítica destructiva: soy un estúpido, no merezco que me quieran, he fracasado… Este tipo de crítica no nos ayuda a enfrentar la situación de una forma constructiva y de la que podamos aprender. Si nos despreciamos cuando algo sale mal, nos centramos en los aspectos negativos y no en lo que se puede hacer mejor para otra ocasión.
Cavilación: ¿Por qué me pasó esto a mí?, ¿por qué soy así?, ¿por que hice eso? Podemos tirarnos en ese estado mucho tiempo generándonos un gran malestar por lo que sucedió. Esta es la forma de quedarse estancado en el pasado que nos impide ver lo que ocurre o podemos hacer en nuestro presente.
Aislamiento: sentimos vergüenza por lo ocurrido, nos escondemos de las circunstancias y adquirimos conductas que afectan a nuestra salud: comer demasiado, trabajar todo el tiempo, consumo de drogas, etc.
La compasión es contraria a estos comportamientos, ya que supone tener amabilidad y comprensión con uno mismo, motivándonos cuando las cosas nos salen mal, en vez de castigarnos sin compasión. Para practicar la autocompasión la meditación nos enseña a ser más tolerantes con nuestros propios fallos e imperfecciones. Esto implica un amor incondicional hacia uno mismo. Y una vez adquirida esta visión podremos compartirla con las demás personas, generando relaciones más auténticas y saludables.
En conclusión, la meditación podrá permitirte parar, y experimentar de primera mano los beneficios de llevar una vida consciente y saludable. De esto mismo trata el método Crear Salud, que te ayudará a establecer nuevos hábitos en tu día a día, no solo para que empieces a meditar, sino para aprender a nutrirte adecuadamente y llevar una vida activa.
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