Buda. Tamonata Sutta
En los últimos años he hablado con bastantes personas que estaban o bien deprimidas o bien al borde de una depresión. Ya sabes: negatividad, pesimismo, apatía, faltos de energía, poco o nulo amor propio… Y yo la verdad es que, aunque en ese aspecto tengo mucha suerte y nunca he llegado a estar realmente mal y, si alguna vez lo he estado, ha durado muy poco tiempo, sí que como todo el mundo he tenido días un poco más delicados que otros.
Y ¿sabes? te sonará raro pero, cuando los tengo, me alegro. Quizás no en ese momento, claro, pero sí al día siguiente.
¿Que por qué? pues porque es la forma más efectiva de probar si todo lo que he aprendido a lo largo de este tiempo realmente sirve para algo, o no. Una forma de probar si lo que dicen todos los libros que he leído sobre desarrollo personal y sobre espiritualidad eran simples palabras vacías o si mediante su práctica continuada puedes llegar a ser el alquimista de tus emociones y de la química de tu cuerpo. Una forma de probar si lo que dice este vídeo a partir del segundo cuarenta es verdad, o es mentira.
Así que si me acompañas te contaré lo que sé sobre cómo pasar de estar mal a estar bien, de cómo estar al borde de la depresión a estar al borde de un ataque de risa donde no puedes evitar mover los piececillos a gran velocidad como si fueras un bebé feliz, de cómo ir desde la oscuridad, hacia la luz.
Son sólo tres sencillos conceptos, pero créeme que, si los comprendes y si los pones en práctica… sí, ocurrirán cosas, cosas buenas.
Voluntad
Energy flows where attention goes.Tony Robbins
¿Sabes esa frase de si quieres, puedes? Bueno, pues resulta que es real en el más amplio sentido de la palabra. Lo que pasa es que, aunque no lo creas, la mayoría de la personas que has conocido en tu vida, la mayoría de las personas que nos rodean, no, no quieren.
¿Que no quieren qué?
Ser felices. Mejorar. Amor. Paz. Ir hacia la luz.
Porque una cosa es decirme que sí quieres, y otra muy diferente es que tu condicionamiento de años y años te diga, muestre y vaya en la dirección del no, no quieres.
Y respecto a la razón ya te di algunas pinceladas en el capítulo de autodidacta, pero salvo excepciones, desde pequeños nos enseñaron a odiarnos, a no tener voluntad correcta, a autosabotearnos, a no desear para nosotros lo mejor y más bonito sino todo lo contrario. Aceptamos la esclavitud con facilidad, aceptamos lo que nos dicen sin cuestionarlo, nos acercamos con gran facilidad a lo que es malo para nosotros.
Veo lo mejor y lo apruebo, pero hago lo peor.
Ovidio.
Si nos preguntan si queremos ser ricos, responderemos que no, que ricos no queremos ser, que con [inserte aquí aquello con lo que se conforme] tenemos suficiente, olvidándonos que riqueza significa realmente posibilidades y abundancia.
Si nos preguntan si queremos ser libres, responderemos vagas ideas sobre la libertad.
Si nos preguntan si queremos un trabajo maravilloso, responderemos que con salir a las tres de la tarde ya sería absolutamente increíble.
Si nos preguntan si la felicidad existe, responderemos que no, que la felicidad son sólo pequeños momentos.
Si nos preguntan si queremos estar sanos, responderemos que con que no nos duela algo ya está bien.
Si nos preguntan sobre el amor, repetiremos la programación que vimos en nuestros padres o en las cientos de películas que nos alejaron de lo que es el verdadero amor.
Por eso cuando hablo de voluntad hablo de una voluntad genuina desde el fondo de tu ser por mejorar tu situación, y no de una voluntad por quedar bien contigo mismo y con los demás, una voluntad que, me creas o no me creas, no te la crees ni tú.
En el preciso momento en el que una persona decide enfocar su energía en su cambio y mejora, en ese instante empieza el proceso de cambio y mejora. Así de sencillo.
¿Quieres? pero, ¿quieres de verdad? entonces pon tu energía a trabajar, entonces sí, entonces puedes.
If there is a will, there is a way. No lo olvides.
Herramientas
La segundo más importante en la vida de una persona que quiere mejorar, después de la voluntad, son las herramientas.Aunque ya te di unas pinceladas en el capítulo del dinero, veamos más en profundidad qué son.
Un martillo es una herramienta. La usamos cuando necesitamos por ejemplo golpear algo.
Una aspirina es una herramienta que crearon para cuando tenemos por ejemplo dolor de cabeza, aunque lo cierto es que esta herramienta tiene efectos secundarios pues, los atajos, a menudo los tiene.
Nuestras manos y piernas son herramientas polifacéticas que sirven para multitud de cosas como agarrar, mover, sostener o caminar.
El dinero es una herramienta maestra que la usamos para intercambiar.
Y ahora, hablemos de herramientas que nos sirven en el propósito que tenemos entre manos, que es cómo pasar de tener un mal día, a tener un buen día.
El agradecimiento es una herramienta que invierte la negatividad de tu cerebro transmutándola en positividad, en optimismo, en qué afortunado soy, en qué bonito es vivir.
La ducha de agua fría es una herramienta para eliminar el estrés, para centrar la mente, para sentir cómo tu cuerpo, tus órganos, tu mente, empieza a desinflamarse.
El pranayama es una gran herramienta que sirve para trabajos muy finos. Por ejemplo Bhastrika Pranayama activa el cerebro e induce a la claridad del pensamiento y la concentración, aumenta la vitalidad y reduce los niveles de estrés y ansiedad.
El ayuno es una poderosa herramienta que sirve por ejemplo para vaciar el cuerpo de información ajena y así permitir que la información propia del cuerpo encuentre su estado óptimo, su equilibrio, su centro. Si no se maneja correctamente, esta herramienta traerá efectos secundarios.
La meditación es como una llave maestra que abre todas las puertas, que sirve por ejemplo para eliminar el estrés del cuerpo, para encontrar el equilibrio de la mente (es decir, que no esté o eufórica o triste), para fortalecer la voluntad, para concentrar la energía en un punto, para sentir las distintas partes del cuerpo.
El yoga es otra herramienta maestra que sirve por ejemplo para mover nuestra energía y evitar así que se estanque en una zona causando enfermedades, para llevar un flujo de sangre a todos los rincones, para fortalecer los músculos, para alcanzar el máximo potencial de nuestra herramienta llamada cuerpo.
Nuestra vida consiste en, primero, aprender a usar nuestra voluntad y, segundo, en adquirir herramientas para que podamos usarlas cuando las necesitemos.
Cuando tengo un mal día, un desequilibrio, unos pasos hacia la oscuridad, lo único que necesito es una pizca de luz en mi interior que me recuerde que tengo herramientas y que puedo usarlas para conseguir más luz, para caminar en línea recta hacia el me siento pletórico, exuberante, radiante, feliz.
Si estoy estresado, negativo, con tendencia a la depresión, no tengo más que ponerme a enumerar las cosas positivas que hay en mi vida, una por una. Después, me siento, cierro los ojos y me concentro en mi respiración hasta encontrar una cierta paz, un sosiego. Luego puedo hacer unas posturas de yoga, a veces con quince minutos concentrado cambio mi estado del no puedo al sí puedo. Para acabar, una larga ducha de agua fría y un paseo tranquilo.
¿El resultado?
He caminado desde la oscuridad hacia la luz, y ¿sabes? en la luz todo se ve con mucha más claridad.
La palanca del buen día
Hay momentos en la vida en la que pareciera que todo nos va mal. Nos va mal económicamente, nos va mal en el trabajo, nos va mal en las relaciones, nos va mal en la salud, nos va mal en nuestra autopercepción. Además, es como si todas las causas negativas se retroalimentaran entre sí.Tenemos tantos frentes abiertos, tantas situaciones que nos causan miedo, inseguridad e incertidumbre que, a menudo, nos dejamos llevar corriente abajo directos hacia la oscuridad pues nos sentimos incapaces de enfrentarnos a todo al mismo tiempo.
En estos momentos, o bien tenemos la suerte de que alguien venga en nuestra ayuda a darnos un poco de luz, o tendremos que crearla por nosotros mismos.
Y si sólo nos tenemos a nosotros, con sólo una pizca de voluntad que salga de nuestro interior, con sólo una chispa de luz, con sólo un gramo de esperanza, si la usamos bien y la apuntamos hacia la salida, podemos agarrarnos a ella y hacer palanca para subir, subir y subir.
Tener la voluntad de un acto tan sencillo como hacer la cama nos dará la sensación de que podemos tener nuestra casa limpia y ordenada. Si tenemos deudas, pagar una de ellas aunque sea la más pequeña e insignificante nos dará la sensación de que podemos mejorar nuestra situación financiera. Si nos sentimos pesados, abandonados, faltos de energía, hacer un único ayuno de dieciséis horas nos dará la sensación de que tenemos fortaleza mental y un cierto control de nuestros hábitos. Tener una conversación agradable con una persona, con amor, con empatía, nos dará la sensación de que podemos tener relaciones fructíferas con otros seres humanos. Una buena clase de yoga de sesenta minutos moverá las energías suficientes para hacernos pensar que podríamos sanar nuestro cuerpo. Una sola sesión de meditación, nos hará ver que otro mundo, más sereno, más relajado, es posible.
A eso le llamo hacer palanca.
Agarrarme a algo que sé es positivo, que sé es luminoso, bueno para mí, y entonces dejarme impulsar por su fuerza arrastrando consigo todas las demás situaciones, pues del mismo modo que un evento negativo tiende a acercarnos a la oscuridad en todos los aspectos, un evento positivo lo hará hacia la luz.
¿Y dónde comienza todo? Con un sólo paso en la dirección correcta, con una chispa, con un poquito de voluntad.
Gracias por leerme.
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