¡Cuántas veces en nuestro camino de la vida no vemos la luz! Los quehaceres diarios y sus circunstancias nos hacen tomar decisiones o cambiar las que ya teníamos encontrándonos tormentas, tempestades y una gran oscuridad que impide dar los pasos que uno quiere o retrasando aquello que ansiamos con impaciencia.
En mi caminar durante años yo también he pasado por eso y aquí te cuento lo que a mí me ha ayudado en base a las experiencias que he vivido, los consejos que me han dado, los errores que he cometido y los éxitos que he tenido:
No debes creer lo que te cuentan y enjuiciar sin conocimiento. Aún teniendo confianza en la persona que te proporciona los datos, no dudes nunca en buscar tu propia información, siendo la única manera de poder poner luz a eso que permanece oculto.
Procura abrir bien los ojos y mirar más allá. Muchas veces crees ver lo que no es, porque no te detienes a observar con detenimiento eso que a simple vista te ha causado una primera impresión. Abre bien los ojos, mira y detente enfocando bien esa imagen que casi siempre esconde lo que verdaderamente es. Encontrar la luz que refleja una imagen, es mirar más allá queriendo descubrir lo que nos quiere mostrar.
Párate a escuchar. Oír es percibir ruidos, pero escuchar es sentir aquello que te quiere transmitir quien está frente a ti. Poner luz a las palabras, requiere dedicar tiempo a comprender las vivencias, las situaciones o los momentos que vive o ha vivido quien te las trasmite.
También hay que leer entre líneas. Todo párrafo y toda frase queda escrita para transmitir, pero no siempre su lectura nos da su verdadero significado a menos que leas entre líneas.
Sé positivo, ten fe y confianza. Cuando ves el vaso medio lleno siempre se termina por llenar. El ánimo, el optimismo y la buena predisposición, abren rendijas que disipan la oscuridad.
Nunca podrás encontrar la luz sin abrir las puertas que permanecen cerradas. Ser valiente, decidirse, dar pasos adelante siempre te permitirá descubrir lo que se esconde detrás de la puerta. Con permanecer en la zona de confort se corre el riesgo de que la luz se vaya apagando.
Para entender, hay que ponerse en el lugar de quien ha actúa, decide o ejecuta. El que no vive la situación o la experiencia, nunca puede entender las acciones del prójimo.
Es imposible encontrar la luz si no eres prudente con tus decisiones, con tus acciones, con tus escuchas y con tus palabras. El control de tus actos siempre procurarán más rayos de luz.
La queja continua no te hará ver la luz, más bien la ocultará. La luz siempre se ve cuando dejas a un lado la oscuridad que te rodea y procuras descubrir la pequeña claridad que siempre existe.
La paciencia y la constancia siempre te guiarán hacia esa luz. La vida tiene sus tiempos y los hechos acontecen cuando llega el momento. La impaciencia y la falta de perseverancia, no te dejarán llegar a tu meta.
Siempre hay que apartar lo que no suma. Todo aquello que resta en el terreno personal, profesional o social, te impedirá crecer y ver con claridad.
Los mentores y los referentes son los que podrán iluminar tu camino con sus conocimientos y experiencias, poniendo a tu alcance una sabiduría que solo se obtiene con tiempo y esfuerzo.
Hay que atravesar las más profundas tinieblas para poder ver la luz. La vida no viene con ningún manual de instrucciones. Cada una de las piezas que componen tu futuro, te exigirán ir dando pasos, y solamente cuando decides caminar con valentía sin desfallecer, descubres que después de las tormentas brilla el sol.
¡Ah! Y sobre todo, no olvides nunca que siempre encontrarás la luz, sin en tu camino iluminas a los demás.
Muchas gracias por estar aquí y compartirlo.
"Solo podemos dejar huella con nuestra acción continua"