Cualquier niño, antes de ser educado en nuestra sociedad, sabe qué es lo que quiere, lo que le gusta, lo que no le gusta y lo que no quiere. Es a partir del momento en el que empezamos a dar más validez a lo que otros nos dicen, cuando comienza nuestro empequeñecimiento.
Al principio, ninguno de nosotros necesitamos reconocimiento ni aprobación de los demás y nos permitimos ser nosotros mismos con toda la naturalidad del mundo. Sin embargo, según van sucediéndose los acontecimientos o circunstancias de nuestra vida, vamos reaccionando y decidiendo cómo nos sentimos en función de los resultados.
Así mismo, dependiendo de las personas que estén a nuestro alrededor, desde niños, tendemos a crear una imagen de nosotros mismos en función de como ellos nos traten. Esto es fácil de observar cuando nos damos cuenta de que estamos repitiendo los mismos mensajes que recibíamos de nuestros padres o profesores. En algunos casos, ellos son la voz de nuestra autoestima.
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Es muy importante también, que nos demos cuenta de que no todo el mundo interpreta una misma situación de manera idéntica. Por eso, el hecho de considerar que triunfamos o fracasamos muchas veces tendrá más que ver con nuestro visión de nosotros mismos que de lo que en realidad ha ocurrido. Por ejemplo, ante el aprobado de un examen algunas personas creerán que ha sido suerte mientras otras lo atribuirán a su esfuerzo y valía.
Por eso podríamos definir la autoestima como la valoración que hacemos de nosotros mismos basándonos en las sensaciones que hemos tenido a partir de ciertas experiencias de la vida. De la autoestima depende, en gran medida, las expectativas que tenemos acerca de nosotros mismos.
¿Qué es la baja autoestima?
Podríamos decir que una persona tiene baja autoestima cuando presenta dificultades para sentir dentro de si misma que tiene valor. Por eso, se siente indigna de ser querida por los demás.
Aquellas personas que tienen baja autoestima, aunque no sean conscientes, suelen buscar la aprobación y el reconocimiento de los demás. Además de eso, sienten dificultad para expresarse con libertad y ser ellas mismas. También tienen grandes problemas para decir que no con naturalidad.
Son numerosos los mecanismos de defensa que estas personas utilizan para esconder los sentimientos de baja autoestima. Es muy común recurrir a la negación o a la intelectualización. Estas personas suelen también, rodearse de una coraza que les haga sentir protegidos, frente a los hipotéticos rechazos o críticas.
Las personas con baja autoestima suelen sentir una gran dosis de ansiedad cuando las situaciones requieren de cierta intimidad. Esto es debido a que no se sienten seguras y naturales en sus relaciones con otras personas.
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Características de las personas con baja autoestima
Indecisión: les cuesta tomar decisiones porque sienten mucho miedo a equivocarse. Necesitan seguridad absoluta para decidirse.
No confían en si mismas: están convencidas de que no pueden, de que no saben y de que no son capaces.
No valoran sus talentos: empequeñecen continuamente sus talentos en la misma medida que engrandecen o exageran los ajenos.
Huyen de lo nuevo: evitan todo aquello que piensan que puede presentar riesgos por ser desconocido.
Experimentan mucha ansiedad: procuran evitar situaciones que les causen miedo o angustia con lo que limitan, en gran medida, su experiencia de vida.
Falta de iniciativa: el miedo les paraliza, en muchas ocasiones, por lo que evitan tomar iniciativas a menudo.
Suelen ser solitarios: tienen pocos amigos ya que, suelen ser tímidos y personas que se aíslan con facilidad.
No comparten sus sentimientos: les cuesta mucho trabajo abrirse a otras personas para contar lo que sienten.
Son dependientes: en general, necesitan mucho de otras personas para hacer cualquier actividad.
Se rinden con facilidad: cuando inician cualquier actividad se suelen dar por vencidas demasiado pronto, incluso a veces antes de realizarla.
Se juzgan constantemente: no están satisfechas consigo mismas, creen que no hacen nada bien.
Saben poco de sus emociones: al no conocerse, encuentran dificultad para expresar sus emociones.
Les cuesta trabajo reconocer que se han equivocado: reconocen sus faltas tan poco como sus aciertos.
Buscan culpables: ante situaciones con resultados negativos suelen buscar la culpabilidad en otros.
Creen que los demás son mejores: se consideran los más ignorantes, los peores o los más feos. Todos los demás hacen las cosas mejor que ellos.
No cuidan su salud: no sienten el suficiente amor por si mismos como para tomar en serio el hecho de cuidar su salud.
Son pesimistas: como norma, tienden a creer que todo les saldrá mal Si te has visto identificado con alguna de estas características puedes estar seguro de que tu autoestima es baja. El hecho de tener una autoestima baja no solo te afecta a ti, también tus relaciones con los demás se ven influidas.
La buena noticia es que, con un poco de constancia, todos podemos desarrollar una alta autoestima. Puede que al principio te cueste trabajo pero, poco a poco, y apoyándote en los resultados verás como merece la pena.
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Existen numerosas técnicas, entre ellas la meditación, que conseguirán darte perspectiva y soluciones. Sé paciente contigo y no olvides, que más allá de lo que hasta ahora hayas creído, eres único e irrepetible. Nunca ha existido o existirá nadie como tú en este planeta
Por este motivo, comienza a dejar de compararte, es algo que no lleva ningún sitio. Acéptate y perdónate por todo aquello que tú crees que deberías ser perdonado. Prueba y comienza a pensar en positivo, no tienes nada que perder.
Y finalmente, no dejes ni un solo día de, al irte a dormir, hacer un repaso a todas las cosas buenas que has hecho y vivido durante el día. Y, fíjate, que he dicho las cosas buenas, las demás no te interesan.
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