Si has llegado hasta aquí es porque has oído hablar de las maravillas de la macrobiótica o quizá has estado experimentándola por un espacio corto de tiempo y te gustaría llevarlo a algo más allá. También es posible que lo hayas intentado varias veces y no lo hayas conseguido del todo.
Y te entiendo, al principio puede parecer un poco abrumador. ¿Por dónde empiezo? ¿Qué cambios debo hacer? ¿Necesito comprar ingredientes difíciles de conseguir? Para que la transición sea sencilla y disfrutable, aquí te dejo 5 pasos clave para comenzar con la macrobiótica de manera fácil y práctica.
1. Empieza con Alimentos Integrales y de Calidad
Si partes desde cero mi consejo es que no hagas cambios mega drásticos que lo único que van a hacer es agobiarte. Así que lo mejor que puedes hacer es seguir con tu alimentación actual pero dándole un toque de buena calidad.El primer paso para mí es observar lo que comes y comenzar a elegir alimentos más naturales y menos procesados. La base de la macrobiótica son los cereales integrales, legumbres, verduras de temporada, semillas o frutos secos, algas y fermentados, que aportan energía estable y nutren el cuerpo de manera equilibrada
Algunos ejemplos de cambios rápidos que puedes realizar.
Cambia el arroz blanco por arroz integral.
Compra harina integral en vez de harina refinada.
Elige pan y pasta integrales en lugar de refinados.
Introduce más legumbres (lentejas, garbanzos, alubias). Puedes comprarlas cocidas, eso sí, asegúrate de que sean ecológicas y que solo tengan agua, sal y la legumbre.
Reduce al máximo los productos ultra procesados, los pocos que comas que sean ecológicos.
Elige verdura ecológica de buena calidad.
Este primer paso no significa cambiarlo todo de golpe, sino ir incorporando alimentos de mejor calidad poco a poco. En cada paso habrá implicaciones: por ejemplo, vas a tener que aprender a cocinar el arroz integral. Las harinas integrales requieren cambiar las proporciones en tus recetas,…. por eso es importante no ir a por todas y poco a poco hacer cambios hasta que te des cuenta que tu despensa ha cambiado de calidad por completo.
2. Cocina de Forma Equilibrada
En la macrobiótica, cocinar de forma equilibrada no se trata solo de técnicas culinarias, sino de elegir alimentos que favorecen el equilibrio interno y evitar aquellos que generan desajustes en el organismo.Algunos alimentos pueden generar efectos extremos en nuestro cuerpo, bien porque son demasiado expansivos o contractivos. Si consumimos estos alimentos con frecuencia, podemos experimentar fatiga, inflamación, ansiedad o desequilibrios digestivos.
Alimentos que Desajustan el Cuerpo (Evítalos o Redúcelos)
Estos alimentos generan oscilaciones energéticas bruscas, lo que afecta la estabilidad física y emocional:Azúcar y edulcorantes artificiales: producen picos de energía seguidos de fatiga.
Bebidas estimulantes (café, té negro, alcohol): alteran el sistema nervioso y desgastan la energía vital.
Frutas tropicales (plátano, piña, mango): su efecto extremo puede debilitar la digestión y generar inflamación.
Verduras solanáceas (tomate, berenjena, patata, pimiento): pueden generar inflamación, acidez y empeorar algunos problemas de salud.
Carnes y embutidos: sobrecargan el hígado y generan estreñimiento y tensión en el cuerpo.
Pescados azules y huevos: pueden ser demasiado contractivos y complejos de digerir.
Si tu objetivo es comenzar con la macrobiótica, reduce progresivamente estos alimentos y observa cómo te sientes.
Pero evidentemente si eliminas algunos alimentos de tu alimentación habitual vas a tener que incorporar otros. Aquí te digo cómo hacerlo.
Alimentos que Fomentan el Equilibrio y la Energía Estable (Auméntalos en tu dieta)
Si quieres los mejores alimentos para tu día a día, es recomendable basar la alimentación en estos grupos:Cereales integrales (arroz integral, mijo, cebada, quinoa, avena): proporcionan energía constante sin generar altibajos. Tómalos en vez de los cereales refinados o las harinas. También son importantes cuando eliminas los productos animales y las bebidas estimulantes.
Verduras de temporada (especialmente de raíz, redondas y de hoja como calabaza, zanahoria, cebolla, col, etc.): estabilizan la digestión y aportan dulzor natural. Una buena cantidad de verduras en tu plato cocinadas de diferentes formas.
Legumbres (lentejas, garbanzos, judías azuki, alubias): nutren sin generar pesadez. Muy importantes cuando dejes los productos animales
Semillas y frutos secos (sésamo, girasol, almendras, nueces): fortalecen la sangre y aportan grasas saludables. En vez de usar tanto aguacate y coco, empieza con esto y obtén la energía que realmente necesitas.
Algas (wakame, kombu, nori, hiziki): remineralizan el organismo y favorecen la desintoxicación.
Alimentos fermentados (miso, tempeh, chucrut, umeboshi, tamari): mejoran la digestión y fortalecen la microbiota intestinal.
Y de nuevo, no es cuestión de hacer el cambio de forma brusca, pero si dando pasos cada día hasta que te des cuenta de que tu alimentación esta basado en lo que tienes arriba.
3. Mastica Bien y Come con Atención Plena
En la macrobiótica, no solo importa qué comes, sino cómo lo comes. La digestión comienza en la boca, y masticar bien ayuda a extraer los nutrientes de los alimentos, facilita la digestión y mejora la absorción.¿Cómo aplicarlo?
Mastica cada bocado entre 20 y 30 veces antes de tragar.
Evita comer con prisas o frente a pantallas.
Sé consciente de cómo te sientes después de cada comida.
Este simple hábito puede transformar completamente tu digestión y tu energía diaria.
4. Introduce la Filosofía del Equilibrio en tu Día a Día
La macrobiótica no se trata solo de comida; también es un enfoque de vida basado en el equilibrio entre Yin y Yang, el respeto por la naturaleza y la conexión con nuestro cuerpo, observándonos y fluyendo con los cambios de la naturaleza.Algunos cambios con los que comenzar:
Sigue el minimalismo: no te rodees de cosas, personas o situaciones supérfluas. Vive con lo necesario, y cada cierto tiempo revisa en tu casa y en tu vida qué o quién sobra. Esto se conoce en macrobiótica como VIVERE PARVO.
Mueve tu cuerpo y contacta con la naturaleza y contigo misma. Puedes empezar con prácticas sencillas como caminar en la naturaleza o respirar profundamente antes de comer. Si ya ocupas tu tiempo con prácticas para mover el cuerpo, toma más consciencia sobre lo que realizas.
Mantén tu cocina y tu entorno ordenado para favorecer la armonía en todos los sentidos. Una casa agradable produce una vida más saludable también.
Conectar con los ritmos naturales y escuchar lo que el cuerpo necesita es clave para una vida más equilibrada.
5. Da el Siguiente Paso: Aprende con mi Libro
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