Sí, sabes que es un planteamiento negativo. Intentas no pensar. Hacer otras cosas.
Pero nada. Vuelve, vuelve y vuelve.
Ya no puedes más. Quieres liberarte de él, ¿no es así?
Déjame que te cuente paso a paso cómo lograrlo.
Definamos qué es preocuparse
Podemos decir sencillamente que preocuparse es lo que uno hace antes de OCUPARSE. Es decir, antes de pasar a la acción, que de hecho, es la única cosa que nos salvará.Es cierto que antes de pasar a la acción debemos reflexionar. Incluso preparar y organizar un plan de acción. Donde tal vez haremos una lluvia de ideas o tendremos que buscar información y alternativas.
Por lo tanto preocuparse, no es reflexionar productivamente. Es solo agobiarte.
Sí. Porqué tan solo te fijas en lo malo que puede pasar. No recoges ni lo bueno, ni todo lo que puedes aprender de una situación difícil.
Preocuparse es perder el tiempo.
Porque mientras piensas:
• “¿Y si sale mal y no lo consigo?”.
• “¿Y si no soy capaz?”.
• “Qué pensarán de mí los demás?”.
No estás buscando solución. No estás aprendiendo ni del problema, ni de los demás, ni de lo más importante, tú mismo.
Así que como conclusión podemos decir que preocuparse es un sistema de pensamiento negativo que se genera ante un asunto o situación. Un sistema de pensamiento que hace sentir mal a quién lo piensa y no permite pasar a la acción con confianza y seguridad.
También podemos decir que es miedo. Un miedo que perjudica tu salud y al que si le haces caso te hace enano como un playmovil.
No tienes absolutamente ni un motivo para preocuparte
Como hemos visto, la preocupación es un sistema de pensamiento disfuncional. Es una reacción natural de miedo que nos ayuda a cuestionarnos los peligros que nos puede suponer la situación. Y cuestionarnos las cosas está muy bien. De hecho, esto nos ayudará a generar más ideas y aprendizajes para que no no te vuelvan a ocurrir situaciones disgustantes, o por lo menos, sepas llevarlas mejor.Ahí está la funcionalidad de la preocupación.
Como vía, excusa o instrumento para aprender más de ti, pero no para hacerle caso o potenciar el miedo.
¿Comprendes la diferencia?
Veamos un ejemplo que yo misma he vivido en mis carnes.
Tal y como te cuento en Mi historia personal, hace unos años que empecé a tener una enfermedad rara llamada Sinovitis Bellonodular Pigmentaria.
Pero los doctores tardaron 10 años en diagnosticarlo. Diez años en los que me operaron innecesariamente 2 veces y en el proceso de valoración me llegaron a decir que tenía un tumor y que podía padecer artritis reumatoide.
Creo que fue de las peores noticias que recibí en mi vida.
Primero, acudió la preocupación:
“¿Tanto cuidarme para que ahora salga algo en mi cuerpo que no puedo controlar y me va a limitar?”
Me sentía enfadada y frustrada.
“¿Cómo va afectar el resto de mi vida? Si logro vivir algunos años más claro…”
Muy enfadada. Pero empecé a sentirme tan mal, que enseguida entendí que si seguía dándole bombo a la preocupación iba a tener un estado de humor horrible que no iba a ayudar en el proceso, pudiendo coger incluso depresión. Algo que todos sabemos que empeora la salud física.
Así que me puse muy seria conmigo y me comprometí a ser súper positiva pasara lo que pasara. Que la enfermedad no depende de mi, pero mis pensamientos, conductas y hábitos sí. Así que me prometí a mi misma a ayudarme.
Puedes ver cómo termina la historia en este vídeo:
Cómo has visto; No importa de donde vienes, qué circunstancias estás pasando.
Sin embargo, sin poder evitarlo, a veces vuelves a preocuparte.
Déjame contarte por qué te pasa esto. Son los preparativos para deshacerte unas líneas más tarde de tus preocupaciones para siempre.
Entonces, ¿Por qué te preocupas?
Has entendido de sobras la importancia de no preocuparse. Ya tienes más motivos para saber cómo te perjudican.Pero esto no es suficiente para dejar de hacerlo. ¡Si no ya lo hubieras hecho! Porque que te sientan mal ya lo tenías claro antes de leer este artículo. Lo que pasa es que hay una programación consciente o insconsciente, probablemente ambas, que hace que inevitablemente de preocupas.
Déjame darte algunos ejemplos y ayudarte a identificar mejor estos factores que están anclados en tu mente y te están limitando:
1# No confías suficientemente en ti
Sí, piensas que no serás capaz de afrontar la situación.
De modo que cada vez que te pase algo que consideres “difícil” vas a pensar que te supera. Que no podrás llevarlo bien.
Así que hasta que no cambies ese planteamiento, inevitablemente vas a sentirte mal delante de cada obstáculo. Y te aseguro que en la vida hay muchos.
Puedes combatir tu inseguridad leyendo ¡ELIMINA TU INSEGURIDAD! 10 Consejos salvajes.
2# Aprendiste a preocuparte
Nuestro cerebro repite lo que cree que le ayuda a sobrevivir y es bueno para él.
Así que si en tu infancia o adolescencia veías a tu padre o a tu madre preocupándose por las cosas que pasaban, incluso por ti. En parte has aprendido que “preocuparse por las cosas o las personas que te importan es bueno”.
¡Y no es bueno para nada!
Lo bueno es CUIDAR a las personas que quieres. Intentar ayudarles a ser mejor persona y felices mediante tu propio ejemplo y con todo lo que puedas hacer desde tu bienestar y amor. No desde el sacrificio.
Porque si para que otro esté bien, tú estás mal. ¿Las cuentas son las mismas verdad?
No arreglas nada. Y créeme, se trata de SUMAR. Qué tú estés bien, y así, puedas repartir o ayudar a otros a que también lo estén. Así 1+1= 2. ¡Ya hemos ganado!
Los padres no son los únicos que pueden haberte enseñado a preocuparte. ¡No son responsables de todo lo que pasa en tu vida!
También influye otras personas que han estado a tu alrededor. Cómo han afrontado los demás los problemas.
Lo bueno de esto, es que ahora estás AQUÍ. Leyendo este artículo y procurando llevar la vida más positiva a partir de ahora.
Así que sea lo que sea que hayas aprendido, HOY puedes afrontar tu vida con mucha más filosofía y alegría.
Empezamos el viaje.
Empieza a deshacerte del exceso de preocupación
Me alegra mucho saber que sigues leyendo este post. Quiere decir que tienes un verdadero interés por terminar de una vez por todas con tu exceso de preocupación.
¿Y sabes qué? Que tu decisión y compromiso va a llevarte a conseguirlo.
¡Enhorabuena por estar aquí!
Ahora coge una libreta en blanco y un bolígrafo. Es momento de trabajar.
1. Identifica los pensamientos negativos
El primer paso es anotar los pensamientos negativos que tienes.
No vale ponerlo de manera generalista. Debes ser capaz de especificar muy bien lo que te inquieta.
Para hacerlo puedes seguir el ejemplo:
Hay muchas personas que anotan lo que les angustian simplemente para desahogarse. NO ES EL OBJETIVO DE ESTE EJERCICIO.
Aquí no quiero que te desahogues, porque el simple hecho de escribirlo no va a cambiar tu realidad.
Lo que va a cambiarla es que enfoques la vida de otra manera, y para ello, deberás hacer una REPROGRAMACIÓN.
Escribir solo es el primer paso del proceso de 4 pasos. Por este motivo, al lado del pensamiento negativo, escribes la emoción.
Vamos a reflexionar un momento sobre cómo te hace sentir.
2. ¿Hasta qué punto te afectan?
Imagino que ese pensamiento negativo te hace sentirte fatal.
Probablemente miedo, tristeza o rabia.
Así que piensa en un momento el mal rato que te hace pasar.
Y si te sientes mal ¿Actúas y haces las mismas cosas? ¿O cambian con tu estado de ánimo?
Por este motivo, ¡hay que transformar lo que piensas!
Elimina tu pensamiento negativo en el siguiente paso.
3. ¡Cuestiona todo lo que duele!
Si te fijas en ejemplo de la imagen, para poder dar lugar a una nueva interpretación más positiva y que te la puedas creer de verdad, tienes que empezar por cuestionar el pensamiento negativo.
Primero de todo, pregúntate:
¿Hay algo que puedo hacer yo para mejorar este asunto? Si es que sí, empieza a escribir en un papel todas las opciones posibles, selecciona las mejores y determina cuándo las llevarás a cabo.
Si la respuesta es que no porque es algo que no depende de ti. Es momento de aprender a gestionar la situación del mejor modo posible.
De esta forma, puedes preguntarte lo siguiente:
¿Qué puedo aprender de esta situación para vivir mejor el resto de mi vida?
¿Qué evidencias a favor tengo para creer en [pensamiento negativo]?
Si tuviera que darle un consejo a alguien que quiero muchísimo y se encontrara en esta situación exacta en la que estoy, ¿Qué le diría?
Esta es la parte más sabia del ejercicio. Donde cuestionas al pensamiento negativo y le das una nueva interpretación.
Ahora, después de este análisis científico en el que estás buscando respuestas verdaderas y con sentido vital, escribes la conclusión adaptativa.
A continuación te explico cómo hacerlo.
4. Transforma, remplaza, aprende.
Para empezar, en caso que haya alguna/s cosas que puedas hacer. ¡Escríbelas!
Anotando también en tu agenda cuándo las llevarás a cabo. Si implica varias tareas, anota el día correspondiente a cada tarea. ¡No te escaquees!
Si no hay nada que puedas hacer. O incluso aunque haya solución, es bonito que aprendas de esta situación y la puedas valorar más positivamente.
Así que coge la mejor conclusión que puedes extraer de todas las preguntas que te has hecho en el Debate Científico y escribe en tu libreta el pensamiento positivo.
Te muestro el ejemplo concreto para que puedas inspirarte a realizarlo.
Bien. Una vez que has colocado el nuevo pensamiento positivo. ReCRÉATE.
Cierra los ojos, imagina que de verdad integras ese nuevo pensamiento en tu vida y has normalizado tu nuevo pensamiento positivo.
Si necesitas ayuda puedes inspirarte leyendo 50 pensamientos positivos para reanimarte cuando estás en estado de shock.
¿Cómo te sentirías?
Anota con detalle cómo te sentirías y cómo cambiaría tu vida. En qué momentos te sentirías más relajado, a gusto, cómo hablarías, qué harías, etc.
Probablemente haya un antes y un después, ¿verdad?
Has hecho un gran trabajo hasta llegar a este punto.
Puedes compartirme tu experiencia y el resultado de tu nuevo pensamiento positivo en los comentarios.
¡Estaré encantada de leerlos!
¿Estás listo para coger la iniciativa?
Recuerda que todos los consejos que te traigo todas las semanas requieren de práctica y de tu compromiso para llevarlos a cabo.
Convertir todos estos hábitos en un comportamiento fácil y automático requiere su tiempo. Es a través de tu constancia que conseguirás hacerlo.
Así que ahora te toca a ti. Cuéntame en los comentarios como lo llevas y si te ha resultado útil este vídeo.
Y si te ha gustado el vídeo-artículo de hoy, dale a me gusta y compártelo para poder ayudar a otras personas a encontrar la solución a aquello que le atormenta.
Encontrarás:
Consejos exclusivos. Que no encontrarás ni en el blog ni en mi canal de YouTube.
Ejercicios y retos para acompañarte en tu crecimiento personal a lo largo del año.
Ofertas exclusivas de mis cursos, libros y eventos.
Webinares gratuitos a lo largo del año donde podrás preguntarme lo que quieras.
Déjate acompañar.
¡Fortalece tu compromiso de cambio ahora!
¡Recuerda! Todo empieza en ti.