No me cansaré de decir que la alimentación es uno de los pilares fundamentales de la salud, por eso con una dieta sana, variada y equilibrada estaremos a pleno rendimiento. Pero muchas veces nos encontramos en situaciones de elevado esfuerzo mental o físico y necesitamos aumentar nuestra energía y reforzar nuestras defensas. No siempre somos conscientes del sobreesfuerzo al que nuestro cuerpo está sometido hasta que ciertos síntomas empiezan a brotar.
¿Alguna vez habéis sufrido boceras (queilitis), tics en el párpado, llagas en la boca o las horribles calenturas o herpes labiales? Pues ellos son el resultado de que nuestro cuerpo no está al 100% o lo que nos suelen decir: “eso es que tienes las defensas bajas”. Y tienen toda la razón. Nuestro cuerpo nos manda señales. ¿Qué debemos hacer? Tomar vitaminas. Gracias a estos micronutrientes esenciales de los que ya hablamos en este blog (hidrosolubles y liposolubles), aportaremos a nuestro organismo ese ‘extra’ que necesita.
Por cierto, cada vez que leáis que un nutriente es esencial, quiere decir que nuestro cuerpo no lo produce y debemos ingerirlo con la dieta. Por ejemplo las vitaminas, los minerales y algunos aminoácidos y ácidos grasos.
¿Qué alimentos son los más favorables? Los que contienen vitaminas del grupo B (B2, B5, B6 y B9) y antioxidantes como las vitaminas A y C. Los más completos son los cereales integrales (no hay que confundir con los crispis de desayunar que a esos se les llama cereales refinados), las legumbres, los vegetales de hoja verde, los huevos, los derivados lácteos, la levadura de cerveza, la leche y el pescado. Pero no hay que olvidar que aunque sólo contengan una de estas vitaminas, no por ello son menos importantes, como las frutas, las hortalizas, la jalea real y los frutos secos. Como veis, comiendo de forma variada podemos tener nuestro sistema inmunitario alimentado.
Si leísteis la entrada de las vitaminas (parte I y parte II) os acordaréis que pueden perderse o disminuir su contenido por algunos tratamientos. Por ejemplo si queremos vitamina A, no la encontraremos en un desnatado, o si queremos vitamina C no la encontraremos en un alimento que haya pasado por calor, por eso hay que buscarla en las frutas frescas, al igual que las vitaminas del grupo B, que al perderse con el agua hay que tomar las verduras al vapor o si no hervirlas y guardar el caldo para otra comida.
La industria alimentaria lo tiene claro, enriquecer o reducir los alimentos en eso que demandamos. Así nacieron los alimentos funcionales. La única premisa es que demuestren el efecto beneficioso que declaran sus etiquetas, en este caso concreto, el refuerzo de las defensas.
¿Cuál es el producto estrella para este reclamo? ACTIMEL. ¿De qué está compuesto este alimento funcional? La base de este producto es la leche fermentada que se obtiene añadiendo a la leche fresca dos bacterias que por su acción conjunta y temperatura la fermentan. Sólo en el caso de que las bacterias sean específicamente Lactobacillus bulgaricus y Streptococcus thermophilus se llamará yogur.
¿SABÍAIS QUE LOS YOGURES SE EMPEZARON A VENDER EN LAS FARMACIAS? Los yogures o leches fermentadas gracias a sus propiedades beneficiosas para el aparato digestivo eran y son recomendadas para los que sufren diarrea, gastroenteritis o al haber abusado de antibióticos. En todos los casos nuestra flora bacteriana se va con las heces. Las bacterias al llegar vivas a nuestro tracto gastrointestinal lo colonizan y se incluyen en la flora bacteriana regenerándola y también manteniendo el equilibrio con las bacterias perjudiciales. También son buenas para mejorar el tránsito intestinal y para prevenir infecciones no sólo del sistema digestivo sino vaginales y del sistema urinario.
¿Recordáis la publicidad de Actimel? Leche fermentada gracias a los lactobacilos L. casei inmunitas, con el número de cepa DN-114.001 exclusivo para Danone. ¿Ahora sigue siendo la misma? No, ahora simplemente es L. casei Danone, sin inmunitas.
Quizá tenga que ver que la EFSA (Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria) invalidara los estudios presentados sobre la supuesta relación de esta bacteria con la afirmación “activa las defensas naturales del organismo”. Las bacterias lácticas, como los lactobacilos, tienen muchas propiedades como las comentadas más arriba, pero ninguna relacionada con la activación de las defensas. Cabe decir que por suerte o por desgracia mientras la EFSA corrobora las propiedades saludables de un producto y hasta que no se demuestre lo contrario, éste puede seguir vendiéndose en los lineales del supermercado. ¿Y ahora qué? Como siempre hay dos caminos o uno dependiendo de la gravedad. Una retirada a tiempo y mutis por el foro, o una sutil modificación sin alarmar a los consumidores.
Tan sencillo fue que ha pasado desapercibido por la mayoría, ya que ni la esencia de la publicidad, ni el formato ha sido modificado.
Ahora Actimel es “el desayuno de las defensas”. ¿Y qué desayunan nuestras defensas? Entre otras cosas vitamina B6, que es lo que han incluido en la receta. Con esto ya estamos dentro de la legalidad de las declaraciones de propiedades saludables porque ahora sí existe algo que ayuda a reforzar la formación de los anticuerpos del organismo. Fijaos en el envase la próxima vez que cojáis un Actimel o un homólogo de marca blanca.
Recapitulemos entonces. ¿En qué me beneficia un actimel? Por un lado en las bondades de la leche fermentada (es decir lo mismo que un yogur) que al contener microorganismos vivos evitan la colonización de bacterias patógenas (perjudiciales) en el intestino, mejoran la digestibilidad de la lactosa (por eso los intolerantes a la lactosa pueden tomar estos productos transformados), la diarrea asociada a antibióticos, la gastroenteritis infantil y las inflamaciones intestinales. Y por otro, en la acción de la vitamina B6:
Ahora ya sabéis en qué consisten los alimentos funcionales. No es que sean necesarios, pero muchas veces gracias a estos formatos prácticos podemos incluir en la dieta micronutrientes que a veces ni ingeriríamos voluntariamente o en su dosis recomendada. Pero recordad que una buena salud nunca está relacionada con un único alimento, sino con el conjunto de varios elementos:
“come sano y variado, hidrátate, haz deporte y duerme lo suficiente”.
Seguid sugiriéndome temas de los que hablar en el blog. Hasta el próximo artículo :)
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