¿Qué produce la osteogénesis imperfecta?
La osteogénesis imperfecta conlleva un déficit de colágeno tipo I por una alteración metabólica que tiene su origen en una mutación genética. Todos los tejidos que necesiten de ese colágeno tipo I se ven por tanto afectados en mayor o menor medida por esta patología.Dado que la matriz ósea es la que se nutre mayoritariamente de esta molécula, la afectación en los huesos suele ser la principal consideración a la hora de abordar la problemática.
Además, las fracturas, por las consecuencias funcionales que ello implica, no sólo para el afectado, son el leit motiv de la OI, pero en muchas ocasiones se ven amplificadas por otros problemas a los que tendemos a no prestar tanta atención, pero que está ahí presentes y condicionan la calidad de vida.
¿Dónde se aloja el colágeno tipo I?
El colágeno tipo I, además de en los huesos, lo tenemos en los músculos, los tendones, los ligamentos, las fascias, las cápsulas articulares…prácticamente cualquier tejido de nuestro aparato locomotor necesita de esta molécula para ser resistente y flexible a los esfuerzos biomecánicos constantes a los que estamos sometidos.La falta de esta molécula condiciona la fragilidad, la dureza, la resistencia a la fatiga…En una palabra, la integridad de estos tejidos.
Las lesiones de las llamadas “partes blandas” son por tanto otro signo clínico de los afectados de OI, muchas veces más frecuentes que las fracturas y que condicionan la calidad de vida.
También existe colágeno en la dentina del hueso, causando fragilidad (dentinogénesis imperfecta), en los ojos (escleras azuladas y problemas de visión), en los huesos del oído (hipoacusias en algunos casos), e incluso en la piel.
¿Qué consecuencias puede tener esta falta de colágeno a nivel del aparato locomotor?
La más directa, que aparece desde un primer momento es la hiperlaxitud, causada porque los ligamentos no sostienen las articulaciones con la firmeza necesaria.Cuando esta es muy importante puede acabar generando deformidades y problemas de movilidad a largo plazo, o artrosis, por exceso de juego de una articulación.
A su vez, con el crecimiento y los años, se hace más patente la importancia de este colágeno tipo I para dar esa estabilidad al sistema.
Así, encontramos que en los adultos aparecen con frecuencia esas lesiones en partes blandas que son tan insidiosas. Hablamos de roturas de fibras, desgarros, tirones, tendinitis, periostitis, capsulitis, esguinces, luxaciones…
En suma y si no se les da el tratamiento adecuado, que la mayoría de las veces pasa por la fisioterapia, pueden conllevar recidivas que se van acumulando y merman la capacidad funcional del afectado.
¿Qué podemos hacer?
Lo primero, concienciarnos de que el problema existe y de que tiene una causa justificada. A partir de ahí, tratarlo y no eludirlo.Por desgracia, los sistemas de salud necesitan todavía confiar este tipo de lesiones de manera más directa a los fisioterapeutas, que somos los especialistas en el movimiento humano.
Debemos saber además que el umbral de trabajo de una persona con OI es menor que el de una persona sana, sus músculos tienden a fatigarse antes y no responden igual ante los esfuerzos por esa falta de ejercicios, les cuesta más fortalecerse y son más propensos a recibir lesiones, como decimos.
A pesar de ello, es el trabajo activo y la recuperación de lesiones mediante la fisioterapia, uno de los mejores caminos, junto con el ejercicio físico moderado, para reducir su riesgo de aparición y mantener en buen estado de salud el cuerpo.
Por cierto, nada de creer en esos productos milagro que venden por ahí. Por desgracia, esta carencia de colágeno tipo I no se puede suplir con la nutrición, los botes de colágeno que venden son absolutamente inocuos, no sirven para nada, puesto que el colágeno debemos sintetizarlo nosotros mismos y en el caso de la osteogénesis imperfecta, falla.
Si ese tipo de productos sirviesen, haría tiempo que la OI hubiese dejado de ser un problema que afrontar.