Una de las cuestiones que más preocupan a los padres, es sin duda la misma batalla de siempre: ¿cómo consigo que mi hijo coma todo lo que le pongo en el plato?. Esta pregunta me la han realizado cientos de padres en mi consulta a menudo y lo cierto es, que para la mayor de sus sorpresas, la respuesta les sorprende inesperadamente: enséñele a su hijo a cocinar, a apasionarse por la comida y por su elaboración y hágalo participar a la hora de preparar la comida y elegir los alimentos e ingredientes.
A través de mis años de experiencia como nutricionista ortomolecular infantil he comprobado como bajo esta premisa, los niños han sido capaces de motivarse, interesarse y entusiasmarse por la comida (sobre todo la saludable) cuando se les involucra en el proceso de creación (cocinar su propia comida).
La mayoría de los padres sufren verdaderas complicaciones y quebraderos de cabeza a la hora de la cena. Y es que en nuestro modo de vida actual, estresante y siempre con prisas para todo, pretendemos que los niños se sienten cada noche relajados a la mesa a disfrutar de la cena sin haberles prestado la más mínima atención el resto del día. Los niños, que también sufren de estrés infantil, acaban por negarse a comer prácticamente cualquier alimento saludable que los padres le ponen en sus platos. Esto acaba creando una verdadera batalla campal en la mesa, día tras día.
Las consecuencias de esta clase de conflicto familiar que se da muy a menudo en casi todos los hogares con niños pequeños, es un desgaste para los padres que, como no saben, no conocen o no encuentran soluciones creativas y eficaces para que sus hijos consigan comer de todo, acaban por rendirse y dejarles ganar la guerra a sus hijos.
Esta actitud de resignación pasiva, traerá como resultado de una incorrecta nutrición otros problemas aparejados, derivados de un tipo de alimentación desordenada, pobre en nutrientes de calidad y escasa en alimentos saludables que ocasionará serios problemas de salud futuros (no tan lejanos) a sus hijos.
Consecuencias de una dieta desorganizada, desequilibrada o incompleta en la infancia
El producto de una alimentación inadecuada es bien conocidos por todos. Pero en lo que respecta a la infancia las consecuencias son aún mucho peores. Los niños se hallan en plena edad de crecimiento, en su más elevado nivel de desarrollo en todos los aspectos: físico, mental, intelectual, cognitivo, óseo, etc. El hecho de que un niño hoy en día tenga pleno acceso a todo tipo de alimentos no significa que ese acceso sea siempre a los alimentos más adecuados a sus condiciones y necesidades nutricionales.
Mayoritariamente, los padres dejan a sus hijos comer gran cantidad de porquerías, fast-food sin límites algunos, o alimentos que carecen de prácticamente todo tipo de nutrientes esenciales, como la salchichas, las patatas fritas de bolsa, las golosinas, etc. En cambio a la hora de sentarse a comer a la mesa, son muy pocos los niños que de verdad han aprendido a comer saludablemente o se niegan a ingerir esa clase de alimentos.
Una infancia en donde no se cuida la dieta adecuadamente, acarrea problemas de crecimiento y desarrollo, físico e intelectual. El sistema inmunológico del niño será siempre débil, con propensión a contraer infecciones con facilidad, a resfriarse, a engriparse, a estar siempre cansado y con poco nivel de energía vital, a tener un esqueleto más débil, fácilmente fracturable, y con una merma en sus capacidades intelectuales, cognitivas y con una alta probabilidad de desarrollar trastornos del comportamiento, como el tan conocido y temido TDAH (Trastorno Déficit de Atención e Hiperactividad).
Además cabrá la posibilidad de que desarrolle patologías asociadas a una alimentación incompleta, incorrecta y altamente rica en azúcares y grasas saturas, como son el síndrome metabólico que incluye la diabetes de tipo II, hipertensión, sobrepeso y obesidad y colesterol y triglicéridos elevados, todo lo cual contribuye a ganarse todos los números para padecer en el futuro, enfermedades cardiovasculares.
No es de extrañar la cada vez mayor y alarmante cifra de niños con obesidad infantil que siguen creciendo sin parar, año tras año a nivel mundial. Da igual que haga deporte, si esto no se acompaña del tipo de alimentación adecuada, no será suficiente por sí solo.
Consiguiendo que los niños coman (y aprendan a elegir alimentos saludables)
Una de las mejores acciones (comprobadamente eficaz) que he enseñado a los padres a poner en práctica con total éxito para que sus hijos finalmente consigan comer de todo, no es otra que la de hacerles participes de lo que están por comer.
Muchos padres encuentran también excusas para no poner este extraordinario consejo en práctica, pero no son más que palabras para seguir estando en la cómoda posición de que es imposible. No lo es. Sencillamente resulta más fácil para muchos de ellos, continuar la guerra que los niños ganarán a cada momento en la mesa, que esforzarse realmente en enseñar a comer mejor a sus hijos.
Entrar con los niños a la cocina, es algo que requiere de paciencia y una enorme dosis de creatividad. Pero también del interés por parte de padres en mejorar seriamente la salud presente y futura de sus hijos. Somos lo que comemos, y esto es una verdad irrefutable.
Para conseguir empezar a cambiar la táctica de la guerra de las cenas por la bendición y la paz de que los niños coman de todo, debemos tener en cuenta una serie de consejos muy prácticos y fáciles de empezar a poner en práctica:
Hacer la compra con los niños, implicándolos en la elección de los alimentos (elegir las frutas, verduras, hortalizas, etc.) dando todas las explicaciones que sean necesarias para incentivarlos a la elección de estos alimentos
Preguntar al niño: ¿te gusta? ¿lo has probado? ¿quieres o prefieres probarlo antes de decidir que no te gusta? ¿vamos a prepararlo juntos?
Cocinar con el niño: entrar a la cocina con él con ilusión y paciencia y enseñarle a preparar platos divertidos y sabrosos, involucrando al niño en todo el proceso
Fomentar la elección de alimentos saludables, explicándole que esos alimentos los cocinaréis juntos y será muy divertido
Explicar al niño todas las cuestiones que sean posibles acerca de porque se debe preferir elegir un alimento más sano frente a otro que no lo es. Los niños no son tontos, ni entienden menos las cosas por ser niños. Además su maleable mente impresionable está perfectamente abierta a recibir información fresca que contribuya a moldear sus gustos culinarios adecuadamente
Para mayor motivación se puede proponer al niño realizar una reunión con sus pequeños amigos en la cocina, que el niño invite a sus amigos a cocinar juntos bajo la supervisión siempre de un adulto. Por ejemplo, la navidad es una ocasión perfecta para preparar galletas de jengibre, bizcochos de canela y cacao, frutas con formas divertidas, etc.
El objetivo principal es y será siempre: que el niño se entusiasme sobre todo por alimentos saludables y los prepare en compañía de sus padres, hermanos, abuelos, etc.
Todos deben probar la comida preparada con el niño, sin excepción. No hay mejor ejemplo a seguir para el niño que hacer lo que vea hacer a sus mayores
Con esta estrategia se puede y se debe ir incorporando a la dieta cada día, nuevos alimentos saludables (frutas, verduras, hortalizas, pescados, frutos secos, etc.) e ir excluyendo de la dieta alimentos nada recomendables (salchichas, embutidos, galletas llenas de azúcar industrial, etc.)
Si tienes espacio adecuado y suficiente, crear un pequeño huerto con los hijos es posiblemente una de las mejores opciones para que se entusiasmen por la healthy food
Ideas para entrar en la cocina con tu hijo
Para que coma más fruta fresca: enséñale a preparar zumos, batidos o smoothies naturales, permítele que experimente sabores, aromas y colores
Para que coma más verdura y hortalizas frescas: existen utensilios de cocina para cortar fruta y verdura con infinidad de formas divertidas
Para que coma más pescado: enséñale el sabor que aportan las hierbas y las especias y también las verduras
Para que deje de comer snacks poco saludables como patatas fritas: sustitúyelos por frutos secos, yogures con semillas, galletas de harina integral elaboradas por ellos mismos, ensaladas de frutas, batidos elaborados en casa con leches vegetales, tortas de arroz con tomate natural, entre otras cientos de ideas más
Establecer un día de fast-food healthy: pizza vegetal casera o hamburguesas vegetales elaboradas con legumbres y verduras en pan integral con semillas
Poner en práctica estos consejos no es tan complicado ni tan difícil como parece. Se trata de ser pacientes y encontrar la propia motivación sabiendo que ayudaremos a los niños a apreciar la comida, el sabor, la elaboración de sus propios platos y sobre todo, que estaremos invirtiendo tiempo y conocimiento en mejorar la calidad de vida y la salud de los hijos a través de una dieta completa, saludable y equilibrada.
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