Aquí te dejo unas claves para superar un duelo.
Todos nos vamos a enfrentar tarde o temprano al trance de vivir una perdida, ya sea personal por fallecimiento de un ser querido, una ruptura de pareja o incluso una perdida laboral o de posesiones.
En todos estos casos, la atención plena practicada de forma consciente nos ayuda a transitar por las diferentes fases de ese duelo. No quiere decir que Mindfulness te libre de sentir lo que te sucede, sino que al ser consciente de lo que vives en cada momento, realizas ese proceso desde la plena consciencia y logras finalmente gestionar tus emociones adecuadamente.
Podemos establecer ciertas etapas comunes en el proceso de duelo, aunque cada uno las vivamos de forma diferente y con distinta intensidad:
1.- Fase de negación, presidida por un fuerte shock e incredulidad: no puedes creer lo que
es evidente, te niegas de alguna forma. En realidad se trata de un intento de defensa y, a la
vez, de ganar tiempo antes de enfrentarnos con nuestra pérdida.
Es el momento que nos permite amortiguar el dolor ante una noticia inesperada
e impresionante; permite recobrarse. Es una defensa provisional y pronto será
sustituida por una aceptación parcial: no podemos mirar al sol todo el tiempo.
Elisabeth Kübler-Ross
2.- Fase de racionalización, en la que intentamos entender el por qué de la pérdida
racionalmente, darnos una explicación coherente de la misma.
3.- Fase de protesta: surge el sentimiento de injusticia, de enfado, de rebeldía ante la
pérdida. La ira se desplaza en todas direcciones de manera incontrolada, aún injustamente:
todo nos parece mal y tendemos a quejarnos exageradamente. Es importante que haya
espacio para expresar esta rabia, porque si no quedará encapsulada interiormente, enterrada
y reprimida, bloqueando las siguientes fases. Es necesario expresarla de forma sana, abierta
pero sin hacer daño a nada, ni a nadie, ni a uno mismo.
Podemos sentirnos enfadados con la vida, con el universo, con Dios o con los que nos
rodean, por no haber podido evitar esa pérdida, por no comprendernos, por hacer ciertos
comentarios, porque alrededor la vida y la alegría siguen adelante. Si se trata de una muerte,
incluso podemos sentirnos enfadados con quien murió por irse y dejarnos solos o con
cuentas pendientes con él. Envidia hacia otros que no han perdido lo que tú, que no puedes
evitar, aunque una parte de ti se avergüence y te lo reproche. La alegría de los demás, la vida
misma, parece un insulto ante la soledad que experimentamos.
4.- Fase de tristeza: cuando no se puede seguir negando, la persona se debilita, adelgaza,
aparecen otros síntomas y se vé invadida por una profunda tristeza.
En este momento, lo que necesitamos es poder comunicarnos y expresar lo que sentimos.
No necesitamos consejos, sino escucha profunda, consciente y silenciosa. Que no enjuicien
nuestro dolor, nuestra tristeza y el velo negro que todo lo cubre. Tal vez solo necesitamos
una mano que nos acaricie levemente o alguien en silencio, respetuoso y comprensivo,
que nos acompañe. Las palabras y los intentos de animar en esta etapa no hacen más que
dificultar la fluidez del proceso.
Cuando estamos tristes lloramos por todo lo que fue y nunca más volverá a ser,
revisamos fotos y recuerdos que nos conectan con la relación perdida, estamos más
sensibles a nivel sensorial, puede que percibamos los colores más intensos, nos moleste
más el ruido, nos sintamos heridos más frecuentemente. Es muy importante que nos
demos permiso para estar tristes, llorar esa tristeza y ponerle palabras, para que
nuestro cerebro y nuestro corazón entiendan que, aunque la pérdida es muy dolorosa,
ha llegado la hora de decir adiós. Juan de Dios del Valle
5.- Fase del miedo: El miedo fundamental en el duelo es vivir sin lo que partió. Ante
nosotros aparece una situación nueva. Tememos el futuro a partir de ese momento, porque
esa persona, esa relación o esa situación se fue, y ya no está. En ocasiones, es difícil expresar
e incluso ser conscientes de este miedo, tapado por el dolor o el enfado. Pueden aparecer
sentimientos de culpa y arrepentimiento: quizás dijiste algo doloroso o llevabas demasiado
tiempo sin visitarle. Puedes sentirte culpable de estar vivo cuando el otro ha muerto. Si fue
un suicidio hasta puede que te culpes por no haberlo evitado.
6.- Fase de aceptación emocional: quien ha pasado por las etapas anteriores, sobre todo
cuanto más conscientes hayan sido y más se haya permitido expresar sus sentimientos,
comienza a contemplar con cierta serenidad lo que está por venir. Podemos por fin soltar y
rendirnos, es el comienzo de una nueva etapa en la que de nuevo nos subimos al tren de la vida.
No hay que confundirse y creer que la aceptación es una etapa feliz: al principio está
casi desprovista de sentimientos. Comienza a sentirse una cierta paz, se puede estar
bien solo o acompañado, no se tiene tanta necesidad de hablar del propio dolor?
La vida se va imponiendo. Elisabeth Kübler-Ross
6.- Fase del perdón: Para completar el proceso de duelo, es fundamental sentir que no
tenemos cuentas pendientes con quien se fue o con lo que dejamos atrás.
7.- Fase de gratitud: una vez resueltas las etapas anteriores y sintiéndonos reconciliados,
podemos comenzar a valorar y agradecer todo lo positivo que vivimos con quién ya no está,
o en la situación de la que nos hemos despedido.
A lo largo del proceso de duelo podemos sentir rabia, enfado, culpa y autorreproche,
impotencia, desesperación, ansiedad, bloqueo emocional y confusión, miedo, tristeza,
vergüenza, anhelo, alivio o insensibilidad. Todo eso es normal en un duelo; hay momentos
en los que predomine la rabia y el enfado, en otros la culpa, más adelante la tristeza? Cada
persona tendrá su manera única de transitar emocionalmente por su duelo. De alguna forma,
lo que tratamos es de protegernos ante el dolor instintivamente, y cada estado emocional
diferente es como una capa que recubre al siguiente y que, poco a poco tenemos que ir
atravesando para poder conectar y llegar a sentir el dolor provocado por la pérdida.
Si rodeamos el dolor, siempre permanecemos en contacto con él.
Si queremos superarlo no sirven los atajos: hay que atravesarlo.
A través de este largo y más o menos intenso viaje emocional al centro de uno mismo, vamos
poco a poco elaborando la pérdida y el dolor:
– Es importante que nos demos permiso para reconocer nuestros sentimientos y no ignorarlos.
– Es imprescindible que seamos comprensivos y compasivos con nosotros, pues habrá días
mejores y otros peores.
– Necesitamos apuntalar actitudes como la paciencia y la confianza.
– Es de gran ayuda respirar las emociones y encontrar la distancia del observador para que
no nos arrastren hacia el fondo de la desolación.
– Tenemos que considerar que "no somos los únicos que sufrimos". Aceptar que el dolor y
las pérdidas forman parte inevitable de la vida, y no somos más que un miembro de "la
humanidad compartida e interconectada".
– Permitirnos, pasado un tiempo, reírnos sin sentirnos culpables, ir recuperando la alegría de
vivir y sentir que es menos difícil levantarse cada mañana.
(Fuente: Escuela Transpersonal)
En la vida siempre viviremos alguna pérdida, ser consciente de ello y no negarlo es fundamental, espero que estas claves para superar un duelo te sirvan de ayuda para esos casos.
Gracias por compartirlo y dejar tus comentarios.
El artículo Claves para superar un duelo lo puedes encontrar en Reducir Estrés.