Un claro ejemplo es la típica escena de película en la que hay una mujer triste y lo que hace es comerse ella sola un bote de helado gigante de chocolate. Pues bien, aunque puede parecer una exageración cinematográfica está basado en estudios que concluyen que cuando las personas tenemos un estado de ánimo ansioso, nuestro organismo nos pide unos determinados alimentos que contengan triptófano que es un aminoácido precursor de la serotonina.
La serotonina es un neurotransmisor con varias funciones, entre ellas destacamos la función de regular el apetito mediante la saciedad. Además, su acción junto con otros neurotransmisores intervienen en el estado de ánimo de las personas (tristeza, agresividad, irá, etc).
Por lo tanto el aumento de la serotonina produce una sensación de bienestar y de relajación. Esto explica la escena de la mujer que está nerviosa o ansiosa y que busca comer helado de chocolate ya que el chocolate es uno de esos alimentos que elevan la serotonina al igual que el plátano, el yogur, etc.
De esta forma nuestro estado de ánimo va a determinar los alimentos que nos pueden apetecer o no en un momento determinado. Y, a su vez, ingerir determinados alimentos influirá en nuestro estado de ánimo.
Tenemos que tener especial cuidado con este tema ya que en momentos de estrés o circunstancias que nos puedan estar afectando a nivel emocional pueden provocar que nuestra alimentación no sea adecuada ya que cuando se come para calmar nuestras emociones tendemos a comer alimentos más grasos lo que puede originar un exceso de grasa en nuestra dieta y esto a su vez puede traer enfermedades o desórdenes alimenticios.
Esta es otra de las razones por las que recomiendan llevar una dieta equilibrada, en la que estén presentes todos los alimentos necesarios para nuestra salud y no sólo aquellos que nos puedan calmar a nivel emocional que siempre suelen ser hamburguesas, pizzas, tartas, postres, etc. Está bien que de vez en cuando tengamos esa necesidad de comernos un trozo de tarta por ejemplo pero no convertirlo en algo diario ya que el exceso de ingesta de grasas a lo largo del tiempo puede producir obesidad y las enfermedades que conllevan la propia obesidad.
En lo que respecta a mi persona hace tres años comencé a trabajar en un negocio familiar que además se encuentra en un centro comercial, entre el estrés, el poco tiempo disponible para prepararme la comida, el dormir poco y la facilidad para comprar comida rápida pues comencé a comer siempre en el centro comercial, y no comía precisamente ensaladas, no, lo que me apetecía era una hamburguesa con patatas fritas, refrescos, pizzas, tartas, donuts, bocadillos, etc. Así qué mi cuerpo ha ido cambiando, he subido de peso, eso a su vez ha contribuido a no verme bien físicamente, y todo esto me generaba más ansiedad y lo único que me lo calmaba o mi única satisfacción por así decirlo después de un día de trabajo ajetreado era comer, y comer comida de este tipo con exceso de grasa.
Siendo consciente de que precisamente mi estado emocional me ha llevado a llevar una dieta poco equilibrada he decidido modificar mi hábitos alimenticios. No se trata de que más nunca vaya comer una hamburguesa o una pizza, porque sinceramente no podría porque me encanta, pero en vez de comer ese tipo de comidas todos los días, hacerlo una vez a la semana y el resto llevar una dieta balanceada.
Si te sientes identificada con esto que te he contado te invito a que me sigas en mi cuenta de
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Con conocimiento del tema, fuerza de voluntad y motivación se puede, y además una vez que empieces y te sientas mejor todo fluirá por sí solo.
Viviana Villamayor Fleitas