Es muy probable que si has elegido leer esto el frío esté ya más que instalado donde vives y quieras saber sobre la macrobiótica para el invierno. El invierno es un momento para quedarnos más por casa y descansar. Al contrario de lo que vivimos en nuestra sociedad moderna, el invierno en culturas más antiguas estaba pensado para recogerse y reflexionar sobre todo lo que ha ocurrido durante el año, y pensar en lo que se quiere hacer a partir de la primavera. De la misma manera actúan plantas y animales, muchos de ellos “hibernan”.
Esto significa para mí el elemento agua. Es el momento de parar. De hacer el “no hacer”, de mirar con perspectiva todo lo realizado y de pensar en lo próximo. Un tiempo para desarrollar la creatividad y para dejarse fluir.
La dieta y el elemento agua
Con todo esto, ¿cómo nos alimentamos en invierno? O mejor dicho, ¿cómo alimentarse para nutrir nuestro ki en el agua?
Si el invierno es una estación de bastante frío y además por lo que he comentado es un momento para “cargar las pilas”, lo ideal será llevar una alimentación que nos nutra, que nos caliente y que nos dé la energía suficiente para poder emprender lo que queramos hacer en el futuro.
Este tipo de alimentación no sólo la realizaremos en invierno. El elemento agua en Medicina Tradicional China está relacionado con los riñones, la vejiga, el aparato reproductor, los huesos, etc. Si alguno de estos órganos o sistemas no funciona correctamente debemos ajustar nuestra dieta de forma conveniente. También tiene que ver con nuestro estado vital: podemos estar en medio del verano y sentirnos desvitalizados y sin energía, por lo que tendremos que ayudarnos con el shiatsu, la dieta y el estilo de vida.
A continuación os voy a explicar las pautas básicas de alimentación para el elemento agua: ingredientes, sabores, estilos de cocción, etc.
Cereales integrales
Los cereales son el pilar de nuestra alimentación, deberíamos tomarlos en todas las comidas, puesto que son el “combustible” que nos da la energía necesaria para el día a día. Siempre es imprescindible consumirlos de forma integral para poder aprovecharse de ellos al máximo.
Consumir cereales refinados nos va a generar desequilibrios a nivel físico e incluso emocional, generalmente crean altibajos que nos pueden provocar estados de hipoglucemia: bajón de energía, mareos, mente nublada, hambre al poco tiempo de haber comido, etc. Si tenéis alguno de estos síntomas al poco rato de comer y habéis tomado cereales refinados, azúcar o una alimentación poco integral, ya sabéis cuál es la solución.
¿Qué cereales son los mejores en este momento? Necesitamos cereales que nos den energía y calor, por tanto los que debemos escoger son el arroz integral de grano corto, el trigo sarraceno, el trigo en grano en sus diferentes variedades (tradicional, espelta, kamut, etc.), el mijo y el arroz dulce. Consumir estos cereales en el desayuno y la comida, dependiendo de nuestra vitalidad en mayor o menor proporción en el plato, mínimo un 40%. Si alguno de ellos no nos gusta tal cual podemos combinarlo con otros: por ejemplo arroz con trigo sarraceno.
La mejor forma de cocinar los cereales integrales es a presión. Tarda mucho menos tiempo y el cereal se queda abierto y esponjoso. Tomar el cereal integral muy suelto nos puede producir malas digestiones y gases. Generalmente se pone una parte de cereal por dos partes de agua en la olla a presión con una pizca de sal, y se cocinan al menos durante 40-45 minutos. Esto en líneas generales, el mijo como excepción se puede cocinar sin presión y tarda unos 10-15 minutos.
Legumbres y derivados
Las legumbres en invierno son muy recomendables. ¡Quién no ha comido guisos de legumbres de forma semanal y le han sentado muy bien para tener energía estable! Como hablaba en el artículo anterior, si tenemos problemas de gases con las legumbres las tomaremos en combinación con los cereales integrales, y no las mezclaremos con carne. Por ejemplo, las tradicionales lentejas con chorizo pueden pasar a ser arroz con lentejas, verduras y pimentón. Las legumbres para esta época son las judías de forma general: judías blancas, pintas, rojas. A nivel más medicinal y cuando hay problemas en los riñones utilizamos unas judías rojas y pequeñas llamadas azuki que suelen venir muy bien para dar vitalidad. Estas judías tienen un sabor dulce natural, en Japón de donde provienen las suelen utilizar también para hacer
postres.
Para crear más variedad en la dieta, podemos tomar alimentos que, al igual que las legumbres, nos proporcionen la proteína necesaria. Entre ellos tenemos el tofu, el tempeh y el seitán. En invierno es muy importante cocinarlos durante largo tiempo ya que su efecto en el organismo es bastante frío. Se suelen digerir mucho mejor que las legumbres y para personas que hacen una transición a una dieta más saludable los podemos usar como “sustitutos”: hacer un revuelto de tofu en vez de usar huevo, o unas lonchas de seitán en vez de utilizar carne.
Verduras
Una buena cantidad de verduras es siempre recomendable en cualquier época del año. En este momento nos van a dar calor y además nos ayudarán a retomar energías. Las mejores cocciones por tanto para las verduras son los guisados, salteados largos. El frito con moderación también es una buena opción.
De entre todas las verduras, en invierno elegiremos todo tipo de raíces: zanahorias, chirivías, nabos. La bardana es una raíz especial que crece de forma salvaje y que proporciona mucha energía, además de ayudar a depurar la sangre. Si tenéis la posibilidad de conseguirla es muy recomendable, se puede usar tanto en sopas, salteados, guisos, etc.
Semillas, frutos secos y aceites
Ya que como hemos comentado anteriormente hay menos cantidad de fruta, en invierno incrementaremos el uso de semillas y frutos secos.
Seguiremos tomando las mismas semillas que en otoño: sésamo, calabaza, girasol, amapola, etc. Siempre es mejor tostarlas y añadirles algún condimento salado (sal, salsa de soja) antes de tomarlas para que se digieran mejor.
En el caso de los frutos secos: las almendras, las castañas, las nueces, las avellanas, etc. En cuanto a los aceites vegetales, el mejor en la macrobiótica para invierno es el aceite de sésamo, puesto que proporciona más calor que el de oliva. Tomad aceite de sésamo dos o tres veces por semana y en poco tiempo notaréis sus efectos.
Otros alimentos: algas y productos animales
Si todavía no os habéis habituado a usar algas en vuestra dieta, os voy a recomendar una muy interesante que es la mejor para esta época: la venden en tiras y se llama kombu. Tiene un fuerte efecto remineralizante, tanto es que en cocina se puede añadir a un guiso y no hará falta comerla directamente, al comernos los ingredientes del guiso éstos ya llevarán los minerales de la kombu. Otra forma de tomarla es freírla en abundante aceite cuando está seca, es muy parecido a las patatas chips y tiene un sabor muy intenso.
Para todos aquellos que habéis decidido utilizar productos de origen animal en vuestra dieta, la macrobiótica para invierno también contempla su uso dependiendo de la estación. Para el caso del invierno es recomendable el uso de marisco en cantidad moderada: un par de gambas, una cigala, medio bogavante, etc. Los mejillones en este caso también ayudan bastante.
Sabores y estilos de cocción
Los estilos de cocción para el invierno proporcionarán mucho calor intenso: guisos largos, cocina al horno, fritos con moderación, cocina a presión, etc. De entre todos en macrobiótica tenemos uno particular llamado gomoku. El gomoku es un guiso generalmente realizado con la olla a presión y que posee todos los ingredientes con los que solemos cocinar: cereal, verduras y algo de legumbre. Este guiso proporciona mucha vitalidad y es un plato único rápido y fácil de hacer.Asociamos la transformación de agua con las sales minerales que ésta posee en el mar. Esto nos dice que el sabor que tonifica a la energía del agua es el salado. Usar una pizca más de sal en los platos ayuda, aunque os recomiendo el uso de condimentos salados. En macrobiótica tenemos el gomashio (sal de sésamo), la tekka, la salsa de soja, etc. Esta última añadida al té bancha de la mañana proporciona más vitalidad y activa a los riñones. Es muy buena cuando nos sentimos débiles.
Todos estos consejos os ayudarán a fluir mejor en invierno, mejorará la salud de vuestros riñones, os darán más vitalidad. A nivel emocional, este tipo de alimentación nos ayuda a gestionar nuestros miedos y da el suficiente coraje como para seguir adelante.
PRACTICA DURANTE UN DÍA EL HACER “NO HACER”, AYUDARÁS A TU CUERPO Y A TU ESPÍRITU.
Daniel Mayor