Las situaciones en las que un dolor leve o común nos lleva a la automedicación son demasiado frecuentes -entendiendo por dolor común uno simple y sin complicaciones-. De entre las diferentes opciones a mano en nuestro botiquín, destacan el Ibuprofeno, el Paracetamol y las pastillas de ácido acetilsalicílico. Pero ¿realmente conocemos para qué está indicado cada uno de estos medicamentos?
Tanto el Paracetamol, como el Ibuprofeno o la Aspirina son fármacos en venta en las farmacias sin necesidad de prescripción médica y, precisamente por este motivo, su uso es tan común y, en algunas ocasiones, errado.
A pesar de que los 3 cuentan con una función analgésica (indicada para aliviar el dolor), no tienen las mismas aplicaciones. Seguidamente analizaremos detalladamente el uso de cada principio activo con el fin de que sepamos valorar las ventajas y desventajas de cada sustancia en nuestra próxima toma.
- El Paracetamol: además de ser un analgésico (alivia el dolor), es un antipirético (baja la fiebre). No se le conocen propiedades anti-inflamatorias. Las dosis en las que se recomienda este medicamento deben ser inferiores a 1 gramo, ya que, de lo contrario, puede llegar a dañar el estómago (incluso con su uso prolongado). Uno de los efectos negativos y peligrosos del Paracetamol es que este hace trabajar mucho al hígado y, en dosis muy elevadas o en combinación con alcohol (u otras drogas), también podría causar terribles daños. La intoxicación por Paracetamol es una de las más mortales y comunes que existen, incluso sin síntomas aparentes. Este tipo de intoxicaciones es irreversible, ya que es hepática, se produce en el hígado, no en el estómago, y a no ser que podamos encontrar un hígado compatible a tiempo para realizar un trasplante, estaríamos condenamos a muerte. Por este motivo se desaconseja el uso de Paracetamol a personas con problemas de estómago o hígado. .
Es interesante que sepamos que el Paracetamol actúa sobre el cerebro, haciendo que este deje de recibir la señal de dolor de la zona dañada, por eso no se considera anti-inflamatorio, porque no actúa sobre la zona afectada.
El Paracetamol está indicado para aliviar dolores de cabeza o muelas, bajar la fiebre, tratar la gripe, el malestar general o la gota. No resulta efectivo ante dolores musculares, ni los provocados por la artritis, ya que, como decíamos anteriormente, no reduce la inflamación.
- Ácido acetilsalicílico (Aspirina) es un fármaco perteneciente a la familia de los anti-inflamatorios. Su origen proviene de la corteza del sauce, aunque actualmente se obtiene de forma sintética. Como hemos dicho, este fármaco tiene propiedades anti-inflamatorias y además es analgésico (calma el dolor), antipirético (baja la fiebre) y descoagulante sanguíneo (inhibe la acumulación de plaquetas en los vasos sanguíneos).
El ácido acetilsalicílico está indicado para el tratamiento de dolores de cabeza, musculares, aquellos producidos por la artritis reumatoide y otras enfermedades auto-inmunes. Además, esta sustancia podría ser útil para bajar la fiebre y la inflamación. No es un fármaco recomendado para personas que sufran problemas de estomago, enfermedades con sangrado excesivo (como hemofilia) o personas con gota. Este medicamento también puede provocar complicaciones si es administrado en personas que padecen gripe.
- El Ibuprofeno: también pertenece a la familia de los anti-inflamatorios, como el ácido acetilsalicílico, pero es más potente que este. Con la Aspirina, comparte la función de analgésico, pero, en cambio, no es un antipirético efectivo. A diferencia del ácido acetilsalicílico, no irrita tanto el estómago ni es anti-coagulante. Su absorción con agua en el estómago es mucho más rápida que la de la aspirina, por ello su actuación sobre la zona dañada es más rápida. Pero también es más rápida la absorción del medicamento en caso de sobredosis y, en este caso, sí podría llegar a dañar el estómago, de la misma forma que si es tomado en ayunas. Es recomendable ingerirlo acompañado de alimentos, ya que, a pesar de que su absorción es un poquito más lenta, estos actuarían de protector del estómago evitando daños en este.
Se recomienda el uso de Ibuprofeno en casos de dolores musculares, dolores producidos por enfermedades auto-inmunes (como artritis o lupus), dolores menstruales, dolores de cabeza leves y de garganta.
Debemos tener en cuenta que mezclar estos medicamentos de forma desequilibrada no suma el efecto analgésico de los mismos ni ningún otro. Además, mientras estemos medicados, debemos evitar el consumo de alcohol o de cualquier otra sustancia que pudiera dañar nuestros órganos. Lo ideal es acudir a profesionales de la medicina y la farmacología para contar con su asesoramiento a la hora de seleccionar el tipo de medicamento y su dosis -en su defecto, recomendamos tomar la dosis mínima indicada en el prospecto-.
¿Utilizabas estos medicamentos de forma correcta?
Fuentes: Bekiasalud Cienciaconpaciencia
Imagenes: Pixabay Pixabay
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