Una de las claves de la dieta mediterránea, considerada la más saludable y equilibrada, el aceite de oliva se ha convertido en un alimento natural imprescindible para nuestra salud, cuyos beneficios superan las expectativas de la gran mayoría.
Podemos encontrar distintos tipos de aceites, entre los que destacan el aceite de oliva virgen y el aceite de oliva virgen extra, las dos opciones más recomendadas desde un punto de vista nutricional, aceites de coco, de girasol, de cacahuete, de soja, aceite acalórico Ordesa o aceite de maíz, entre otras posibilidades.
En lo que se refiere el aceite de oliva, médicos, nutricionistas y especialistas recomiendan su consumo diario, de forma moderada y, especialmente, en crudo. Éstos aconsejan tomar tres cucharadas al día de aceite de oliva en crudo, para que sus beneficios y cualidades no se vean alteradas por las distintas formas de cocción.
El aceite de oliva es uno de los mejores aliados para cuidar tu salud cardiovascular; rico en ácidos grasos monoinsaturados y ácidos grasos poliinsaturados, -las conocidas como grasas buenas-, ayudan a mantener equilibrados los niveles de colesterol HDL al mismo tiempo que reducen los niveles de colesterol LDL (el colesterol malo). Su alto contenido en nutrientes antioxidantes y vitamina E, ayudan a regular la hipertensión arterial. Por tanto, el aceite de oliva es una gran opción para reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares.
Se trata también de un alimento depurativo del hígado y la vesícula biliar. Si tomas una cucharada de aceite de oliva crudo, en ayunas, conseguirás que la acumulación de grasas que se concentra en el hígado, -producida por una dieta poco equilibrada y sana-, se reduzca notablemente, favoreciendo el correcto funcionamiento y la total eficacia de un órgano vital como es el hígado.
Imprescindible también para el sistema digestivo, la acidez gástrica y contra el estreñimiento, uno de los grandes males del siglo XXI, el aceite de oliva en crudo se convierte en una de las opciones naturales más recomendadas, al favorecer las distintas funciones digestivas que ayudan a mejorar el proceso de la digestión, además del efecto laxante, siempre suave, que produce su consumo equilibrado.
En definitiva, el aceite de oliva es un auténtico regalo de la naturaleza, oro líquido al alcance de nuestras manos, la mejor opción para vivir más años de forma saludable. En deliciosas y refrescantes ensaladas o sencillamente en una crujiente rebanada de pan, el aceite de oliva es una fuente de salud, imprescindible.
Fotografías: El Confidencial, Encinas de Montequinto, Oftex.
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