Os he hablado aquí muchas veces de diferentes superalimentos que están en mi dieta y tienen muchas propiedades beneficiosas para la salud, pero lo cierto es que a veces son demasiado caros o simplemente no están disponibles. Os traigo una lista de sustitutos más baratos y a nuestro alcance que tienen propiedades muy parecidas. Tengo una amiga nutricionista (¡hola, Noe! ) que cuando me oye hablar de "superalimentos" me hace un rolleyes de jartura que me parto de risa. Por un lado, porque dice que no existen tales superalimentos y, por otro, porque ella defiende -y con razón- los productos de proximidad y de temporada. Y es que muchas veces cuesta encontrar esas frutas, verduras, semillas, pescados, etc. o simplemente son muy caros. Así que os he preparado esta lista con otros que pueden tener beneficios iguales o parecidos, pero a un precio más asequible o que son más fáciles de encontrar.
Salmón. No es que sea un pescado difícil de encontrar o que sea excesivamente caro, pero si buscamos la variedad salvaje, que es la que se supone que tiene más beneficios para la salud, sí se nos puede salir de presupuesto. Alternativa: las sardinas. Son también pescado azul, que aporta grasas buenas y omegas beneficiosos para la salud.
Quinoa. Este pseudocereal está siempre en mi despensa porque me gusta mucho que se pueda cocinar tanto en versión dulce como salada y porque aporta todos los aminoácidos esenciales. Pero hay una alternativa más barata, o mejor dicho, una combinación más barata: legumbres + arroz. Al juntar las legumbres con el arroz el cuerpo recibe todos los aminoácidos que necesita y que tiene la quinoa.
Aceite de coco. Me encanta el aceite de coco porque lo uso no sólo para cocinar, sino también para uso cosmético (mascarilla capilar, desmaquillante, hidratante...). Pero la verdad es que barato, barato no es. Alternativa: nuestro maravilloso aceite de oliva.
Semillas de chía. Aportan omegas y fibra, entre otros beneficios, pero por su precio parecen pequeñas pepitas de oro. Alternativa: semillas de lino. No es que con ellas se pueda hacer un pudding tan rico, pero al menos nos aportan los mismos beneficios.
Leche de almendras. Es una bebida vegetal que aporta proteínas, no tiene lactosa y es apta para veganos -además de que está buenísima-, pero hay opciones más asequibles como la bebida de soja o la de avena. La composición nutricional no es exactamente la misma en cuanto a proteínas, por ejemplo, pero más o menos son buenos sustitutos.
Kale. Es la verduda de moda, y admito que me encanta, me encanta, me encanta -sobre todo para hacerla salteada con piñones o en el horno en forma de chips-. Aporta vitamina K y fibra, entre otros. Alternativa: espinacas o brócoli. No podemos hacer chips con ellos, pero hay muchas formas de cocinarlos muy ricas también.
Arándanos. Otra fruta que no falta en mis desayunos, pero que a veces está a huevo de pato precio de oro. Aportan antioxidantes y fibra, con poco azúcar y calorías. Alternativa: granada, fresas, cerezas... depende de la temporada.
Harina de coco o de almendras. Se están convirtiendo en las estrellas de la repostería sin gluten, pero hay una alternativa más barata y fácil de conseguir: la harina de avena. De hecho, se puede hacer en casa moliendo en la batidora los copos de avena que se usan para el desayuno.
Crema de almendras o anacardos. Soy una apasionada de las cremas de frutos secos porque además de estar súper ricas aportan proteínas, vitamina E, grasas saludables... La alternativa más barata a estas dos es la de cacahuetes, que además también podemos hacernos en casa simplemente batiendo cacahuetes crudos, sin nada más que un poco de paciencia para ir parando la batidora de vez en cuando y moviendo con una cuchara.
Como veis, si siempre digo que comer sano y saludable es fácil, con estas alternativas lo es mucho más y no podremos decir que es caro. Yo, si puedo, incluiré en mi dieta tanto los conocidos como superalimentos como los otros, porque todos me encantan.
¿Conocíais estas opciones a los llamados superalimentos?