Cada día nos vemos sometidos a una serie de circunstancias diferentes. A pesar de que tengamos una rutina por asuntos de trabajo o estudios, no siempre sale todo de la misma manera, y por ello es importante saber negociar ciertos temas.
Si conseguimos exponer buenos argumentos es posible que logremos éxitos en todos los ámbitos, como pueden ser un ascenso o una mayor nota en un examen. Negociando en nuestras discusiones, también se pueden mejorar nuestras relaciones personales, por lo que podemos afirmar que saber argumentar es trascendental para mantener o mejorar nuestro bienestar.
En el terreno del trabajo, tener una actitud de negociador es algo que beneficiará tanto al cliente como a la propia empresa. De hecho, está demostrado que los mejores tratos son aquellos que favorecen a ambas partes, pues harán que a la larga el cliente vuelva satisfecho. De esta forma, podemos conseguir que nuestro nombre en la empresa se haga conocido y podamos ascender a una mejor posición. Por otro lado, a la hora de contratar a alguien puede ser útil saber cómo llegar a un acuerdo con el posible trabajador. Así, la empresa invertirá sólo lo necesario y el empleado estará satisfecho.
Un buen negociador ha de seguir determinadas pautas para que su plan sea un éxito.
La primera de ellas es analizar la situación para poder deducir cuáles son las posibles salidas que tiene el asunto en cuestión.
Una vez que se tenga una idea de los argumentos que se quieren exponer en la negociación es importante sonar seguro y no perder la compostura.
Las cualidades negociadoras de los jugadores online son similares, ya que aquel que esté en medio de una partida de cartas ha de controlarse y ser intuitivo respecto a lo que su rival pueda tener.
Otros aspectos con los que cuenta un buen negociador tienen que ver con la persuasión y el entusiasmo. Una persona amable y alegre logrará un mayor impacto que aquella que se muestra impasible e inexpresiva. La seriedad también es importante, ya que hay que mostrar que nos tomamos en serio las opiniones ajenas y que las nuestras tienen valor.
Ser un buen comunicador también puede ayudar, al igual que saber improvisar y observar cómo se sienten los demás.
Así pues, todo aquel que tenga intención de mejorar sus capacidades de negociación puede empezar por analizarse a sí mismo y realizar actividades como jugar al póker. Éste puede ayudarle a obtener nuevas habilidades,
como mantener la concentración durante largos periodos de tiempo,
administrar de forma eficiente el dinero
o saber cómo esconder las emociones reales si es necesario.
Aunque la situación esté mal o se tengan malas cartas, siempre se puede negociar.