¿Por qué hay personas que consiguen con gran facilidad todo lo que se proponen y en cambio otras que, aun con mucho esfuerzo, fracasan en sus intentos? ¿Qué es lo que hace que tengamos o no éxito en nuestras vidas?
En Análisis Transaccional se habla de los guiones de vida, teoría que fue desarrollada por Eric Berne y sus colaboradores, principalmente, Claude Steiner. Berne, entiende el guion de vida como “un plan de vida inconsciente”. Es inconsciente porque se forma en la más tierna infancia a través de la interacción con nuestros padres, por los mensajes tanto verbales como no verbales que nos dan, por la manera que tienen de tratarnos y de relacionarse con nosotros. En función de todo ello, el niño se crea una imagen de sí mismo, de los otros y del mundo. Es decir, el niño decide, por ejemplo, si es digno o no de ser amado, si puede o no confiar en los otros o si el mundo es o no un lugar seguro. Estas primeras decisiones, como se las denomina en Análisis Transaccional, se basan en sensaciones, emociones y sentimientos que se crean antes que el niño pueda hablar.
Estas primeras decisiones del niño que son muy vivenciales y primarias, van a condicionar la manera en la que el niño va a ir enfrentándose a las distintas situaciones a medida que vaya creciendo: la relación con sus amiguitos en el parque, con otros familiares, el inicio del colegio... Todo lo que le suceda va a reforzar o no esas primeras decisiones.
Berne afirma que el guion es un plan de vida
El niño desde su más tierna infancia toma una decisión sobre sí mismo, sobre los demás y sobre el mundo, en base a los mensajes que le dan sus padres y otros adultos de referencia, y todo lo que vive después tiene como finalidad confirmar su guion de vida, con lo cual todas las acciones y decisiones posteriores reafirmarán la primera decisión del niño.En este sentido, podemos afirmar que si un niño ha tomado la decisión de que no puede tener éxito en la vida, de que no se merece ser feliz y que las cosas le vayan bien, diremos que tiene un guion de vida de perdedor y, de manera inconsciente, tomará decisiones que le harán fracasar en los distintos aspectos de su vida; es decir, se autosaboteará.
Un adulto con un guion de vida de perdedor, tomará decisiones de manera inconsciente que le confirmen ese guion de vida, y cada fracaso retroalimentará más su decisión de no merecimiento. Todos conocemos personas que cometen una y otra vez los mismos errores, que fracasan en sus proyectos, que se relacionan siempre con personas tóxicas que las hacen sufrir. Pensamos de ellas que no se esfuerzan lo suficiente, que tienen mala suerte o que son muy desgraciadas. Pero la realidad es que no son conscientes de su guion de vida ni de las decisiones vitales que han ido tomando a lo largo de su existencia.
¿Qué podemos hacer para salir de nuestro guion y no sabotearnos?
En primer lugar, tenemos que tener presente que las decisiones del guion son la mejor estrategia del niño para adaptarse y sobrevivir en un mundo que a veces percibe como hostil o que no entiende, y en segundo lugar, comprender que las decisiones de guion, al tomarse en la primera infancia, se basan en emociones y en la interpretación que el niño hace de la realidad. Y esta interpretación puede no ser correcta. Por ejemplo, si cuando el niño tiene dos años, nace un hermanito y su madre dedica mucha parte de su tiempo, como es lógico, al cuidado del bebé, el niño pequeño puede vivirlo como un peligro y un abandono, decidiendo que él no es merecedor de amor. Pero en realidad, la madre no ha dejado de quererle sino que tiene que repartir su tiempo entre los dos hijos.Siguiendo con el mismo ejemplo, ese niño que ha tomado la decisión inconsciente de que no es merecedor de amor, interpretará cualquier pelea o discusión con sus amigos o compañeros de escuela como un rechazo a su persona, reforzando esa primera decisión. Ya de adulto, tendrá problemas de pareja porque no se considera digno de ser amado. Podemos afirmar que su primera decisión definirá su vida en tanto que saboteará su felicidad.
Hay otras decisiones de guion que tienen su origen en los mensajes que nos dan nuestros padres. Frases como “Eres un desastre”, “Nunca conseguirás nada”, “Sé fuerte, los niños no lloran”, “Tienes que ser el primero de la clase”,... nos llevan a tener determinados patrones conductuales como reprimir nuestros sentimientos, esforzarnos para ser perfectos o esforzarnos inútilmente por ser alguien en la vida.
Los impulsores del guion de vida del Análisis Transaccional
Tanto en un caso como en el otro, los mensajes recibidos y las interpretaciones del niño hacen que actuemos de una manera u otra. En Análisis Transaccional se habla de los impulsores del guion de vida. Cada uno de nosotros tenemos unos impulsores que son los que nos hacen tomar siempre las mismas decisiones inconscientes para cada situación concreta. Y precisamente, es esta sucesión de decisiones la que nos lleva a caer siempre en el mismo tipo de relaciones y/o que nos acabe pasando siempre lo mismo.Ser consciente tanto de las decisiones de nuestro guion de vida como de los impulsores que nos llevan a actuar de determinada manera nos ayudará a poder redecidir nuestro guion de vida. Retomando el ejemplo anterior del niño que ha tenido un hermanito, el adulto al hacerse consciente de su guion de vida de no merecimiento y de que la decisión la tomó al sentirse abandonado por su madre, puede redecidir que él es digno de amor y recordar situaciones en la que su madre fue afectuosa con él, desmontando la decisión inicial del niño de dos años que no se ajustaba a la realidad.
Asimismo, un adulto que tiene un impulsor que no le permite mostrar sus sentimientos porque sus padres le reprochaban que los niños no pueden llorar y que tenía que ser fuerte porque es un hombre, puede ser consciente de esta creencia limitante y cambiarla, dándose un permiso para poder expresar sus emociones y pedir ayuda si lo necesita, lo que le ayudará a sentirse más aliviado y mejor consigo mismo.
El Análisis Transaccional es una potente técnica psicológica que nos permite analizar nuestros impulsores de guion para que, como adultos, podamos tomar nuevas decisiones que nos permitan salir del bucle que nos lleva al autosabotaje.