¿Tomas como habitual un estado de salud y energía no del todo óptimos porque es “lo normal” o porque otros también lo padecen?
Cristina Hortal viene a contarnos cómo consiguió ella hacerse más consciente de esta relación cuerpo, mente y emociones y la manera en que esto cambió su vida.
Si quieres saber cómo puedes tener mejor salud a través de un proceso de reinvención personal y profesional, quédate a escucharla wink
¿Qué relación ves, así a priori, entre tu reinvención profesional y tu salud física? Puede que, de entrada, no sea mucha. O más bien ninguna.
Te propongo que leas este post hasta el final. Voy a contarte mi historia y puede que tu opinión cambie.
Yo pasé de sufrir dolores insoportables a diario a causa de una enfermedad considerada crónica, a liberarme por completo de ella.
¿Cómo lo hice? Aprendí a escucharme y tuve el valor de hacer lo que el corazón me pedía hacía mucho tiempo.
Tomé algunas decisiones alineadas con mis verdaderos deseos, entre ellas, dedicarme profesionalmente a lo que me hacía vibrar: el desarrollo personal.
Rápidamente, empecé a sentirme feliz y con un entusiasmo renovado. Y eso repercutió a mi estado de salud, casi de inmediato.
Al final de este post, vas a comprender que:
Tu grado de equilibrio emocional, incide claramente en tu estado de salud.
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También, la necesidad de sentirte realizado en tu desempeño profesional para que ese equilibrio sea óptimo.
Tú y tus circunstancias
No sé cuál es tu estado actual de salud física.
Desconozco si tienes alguna dolencia más o menos habitual, alguna enfermedad diagnosticada o síntomas tontos de vez en cuando.
Quizá no hay ni rastro de nada de esto y te encuentras perfectamente casi en todo momento.
Por supuesto, tampoco sé nada de tu situación laboral concreta ni de tu satisfacción personal con respecto a ella.
Puede que tengas la certeza de estar en el lugar adecuado y te sientas plenamente realizado con tu actividad laboral. Puede que no sea así.
En todo caso, ten claro que muchos de tus síntomas físicos, pueden tener relación con tu grado de insatisfacción en tu desempeño profesional.
Mi caso
Yo padecía una enfermedad reumática muy dolorosa considerada crónica desde hacía muchísimos años.
Como siempre fui aficionada al desarrollo personal y al autodescubrimiento, estaba más que familiarizada con las teorías que afirmaban las causas psicosomáticas de toda enfermedad.
Había leído muchísimo al respecto y entendía y respetaba todos esos conocimientos, así como a sus autores.
Sin embargo, yo seguía enferma y seguía sufriendo unos brotes de dolor completamente incapacitante.
Era muy frustrante para mí porque sabía que la solución estaba en mí y no era capaz de descifrar el enigma.
Yo seguía investigando teorías, terapias y demás. Pero, sobre todo, intentaba llegar al fondo de mí misma. Sabía que ahí estaba la respuesta, aunque no hubiera dado con ella aún.
A lo largo del tiempo, hice algunos progresos: hice terapias y trabajo personal.
Además, profesionalmente, me formé y empecé a dedicarme a algo que estaba más en consonancia con mis inquietudes (en el sector social).
Me sentía más en mi lugar que antes (aunque no por completo).
Con el tiempo, me atreví a dejar el circuito médico y la medicación porque no sentía que avanzaba, y adopté un papel más activo en mi salud (ejercicio, alimentación, yoga y meditación), etc.
Con todo esto, mi calidad de vida mejoró un poco, aunque no del todo.
Finalmente, hubo un punto de inflexión para mí en febrero de 2014: una crisis a nivel personal, profesional, familiar, económico
Te lo cuento al final del post
Relación cuerpo-mente
Tu estado de salud tiene relación con tu estado emocional.
Cada vez está más aceptada esta idea popularmente. Incluso existen ya ciertas evidencias científicas que apuntan a que éstos dos aspectos de nuestra realidad tienen un importante vínculo.
Hace ya años que es habitual escuchar a un médico convencional asociar alguna dolencia a un estado de ansiedad o estrés. También que:
La motivación es fundamental para recuperarse de una enfermedad o accidente
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A estas alturas, cualquier ciudadano de a pie sabe que nuestros mecanismos internos o estados subjetivos trabajan en cadena: los pensamientos conducen a emociones, que a su vez conducen a ciertos procesos hormonales, que, a su vez, tienen su repercusión en el correcto o incorrecto funcionamiento de órganos y demás.
No voy a profundizar en ese tema porque no es el objetivo de este artículo. Además, hay mucha información y muy interesante al alcance de cualquiera.
Lo que sí quiero compartir contigo es que creo que aún no se sabe lo suficiente sobre el alcance de dicha relación. Y, más aún, no nos lo tomamos todo lo en serio que deberíamos para sacarle el máximo partido a nuestra vida.
Creo que estamos, como especie, avanzando en esa nueva conciencia y que estamos en proceso de responsabilizarnos cada vez más de nuestro estado de salud y bienestar en general, haciéndonos cargo de nuestra vida.
Este artículo es mi pequeña aportación a ese recorrido.
La felicidad es salud
“La enfermedad es el esfuerzo que hace la naturaleza para curar el hombre. Carl Gustav Jung
Simplificando mucho, la felicidad y la salud están íntimamente ligadas y la sociedad se está empezando a enterar, por fin, de ello.
Cuando eres feliz (es decir, te sientes entusiasmado, motivado e inmerso en actividades que tienen un profundo sentido para ti) tienes muchas más posibilidades de encontrarte bien.
Por el contrario, y como habrás comprobado en tu propia piel, cuando estás deprimido, estresado, aburrido o insatisfecho con tu vida y contigo mismo, es más que probable que te encuentres fatigado, te duela la cabeza o la espalda o mil cosas más.
Hasta aquí, creo que todos estaremos más o menos de acuerdo.
Yo voy un poco más allá (mi experiencia me ha llevado a ello) y afirmo que esos estados de malestar, prolongados en el tiempo y ocultados muchas veces en nuestro inconsciente, pueden acabar desembocando en enfermedades más graves. Y es que, a menudo:
No nos damos cuenta de que nos sentimos mal. Estamos tan habituados, que nos parece normal.
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Además, estamos rodeados de otras personas que se sienten igual, así que no nos alarmamos y seguimos con un ritmo y calidad de vida de pena.
Yo, sin ir más lejos, padecía una enfermedad (muy dolorosa e incapacitante) de huesos considerada crónica. Entré en el circuito convencional médico y, por supuesto, no obtuve una solución real.
Lidié con esto por doce años, aproximadamente, hasta que hice algunos descubrimientos y tomé algunas decisiones. Luego te cuento.
Te avanzo, no obstante, que estoy sana y recuperada, sin síntomas desde hace casi tres años (y sin medicación, claro).
Volviendo al concepto de felicidad Cuando hablo de felicidad, me refiero a un estado de realización y coherencia interna. Esa agradable sensación de sentirse a gusto y en paz con uno mismo, a pesar de no ser perfecto.
Y, por supuesto, me refiero en general. En cualquier ámbito de la vida.
El “papel” del trabajo en tu vida
Ahora bien, es cierto que, para la mayoría de nosotros, el área profesional es una parte muy importante de nuestra vida.
Se trata de algo a lo que dedicamos gran parte de nuestro tiempo, y es un camino a través del cual desarrollarnos, crecer y dar lo mejor de nosotros.
De hecho, creo que cada vez es más común que las personas necesitemos desempeñar una actividad profesional dotada de sentido, y no nos conformamos con que éste sea un mero medio de vida.
Así pues, no es tan difícil entender que un estado óptimo de satisfacción en este campo contribuirá a nuestra felicidad general y, por ende, a un estado interno sano y favorable para una salud física global.
El “papel” de la reinvención profesional en tu salud
Si te das cuenta de que tu vida no está a la altura de la persona que quieres y puedes llegar a ser, es un acto de amor y compromiso hacia ti mismo, hacer varias cosas:
Averiguarlo. Para eso tómate el tiempo y la energía que necesites en conocerte un poco más, hacerte las preguntas adecuadas, etc.
Reconocerlo. Para esto otro sé muy honesto, primero contigo mismo y después con quién sea necesario, reconociendo lo que no va bien y necesitas cambiar.
Averiguar lo que sobra y lo que falta. Una cosa es saber que algo no funciona y otra es saber concretar qué detalles quieres y puedes cambiar.
Trazar un plan inicial. Teniendo en cuenta todo lo anterior, sopesa tus posibilidades y programa unos primeros pasos.
Ponerte en marcha. Empieza sin demasiada demora a dar los primeros pasos para calibrar lo acertado de éstos y corregir sobre la marcha en caso necesario.
Todos estos pasos, como habrás deducido, valen por igual para ser aplicados en el sector personal, como en el profesional.
Pero vamos a centrarnos en el profesional.
¿Y por qué hacer esos cambios? Porque, como es posible que ya hayas experimentado en algún momento, te puedes meter (o quizá ya estás metido) en un círculo vicioso del que cuesta bastante salir: tu insatisfacción, te conducirá a la falta de motivación, que te conducirá a un mínimo esfuerzo, que te llevará a resultados mediocres, que te conducirá a una baja satisfacción y así sucesivamente.
Al final, esto acabará afectando a aspectos menos profesionales (la relación contigo mismo, la relación con otros, tu estado de ánimo, tus hábitos, tu grado de entusiasmo y felicidad y, como hemos visto, acabará repercutiendo en tu salud a largo plazo).
Estarás de acuerdo conmigo en que todo acaba relacionado. Y es que somos seres completos y complejos.
Por eso, no concibo la salud sin felicidad, y la felicidad sin realización (también profesional, claro). De ahí la más que posible necesidad de una reinvención, según tu caso.
Así que, si te sientes identificado, te tocará reinventarte profesionalmente. Es posible que ya estés en ello, puesto que estás leyendo este blog.
O también puede ser que ya hayas culminado ese proceso (mi enhorabuena, si es tu caso).
Pero si aún te lo estás pensando, te sugiero que leas este artículo.
El grado de reinvención que necesitas te toca determinarlo a ti, por supuesto.
Eso sí, si aún estás tomando decisiones, sé muy honesto contigo y en la medida de tus posibilidades:
Procura decidir más desde el amor (hacia ti y la vida) y menos desde el miedo.
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Sobre todo, si no quieres acabar en el mismo callejón sin salida que antes.
El “papel” de las decisiones en todo esto
En el apartado anterior, cuando te hablaba de los pasos para iniciar los cambios, he omitido uno tremendamente importante.
Imagino que se sobreentiende, pero, de todos modos, voy a hablar de ello, porque creo que es de suma relevancia:
Estoy hablando de las decisiones.
En el momento en el que tomas una decisión, y la tomas de verdad, el cambio ya se ha iniciado. Aunque nada parezca haberse movido en el exterior aún.
Todo empieza ahí. Y debe continuar en todo un proceso que se alimenta de cosas como la ilusión, la disciplina, el compromiso, la paciencia, la tolerancia a la frustración, la capacidad de adaptación, la plasticidad mental, etc.
Pero el punto de inflexión es una decisión. Una Gran Decisión, como yo la llamo.
Aquella Decisión tomada desde un rincón de ti mismo más sabio que el estado de conciencia ordinario.
Una decisión que obedece a la voz de tu sabiduría interna.
Notarás cuando tomas una decisión así porque te llenarás de energía, y algo te gritará en tu interior que sigas adelante. Desafiará a tu yo conocido, y tu modo habitual de estar en el mundo.
Pero a cada paso que des siguiendo sus dictados, sentirás una paz profunda que se percibe sutil, pero inamovible más allá de las turbulencias.
En la cuestión de la reinvención profesional, no será una sola decisión de este tipo la que habrás de tomar, sino muchas.
No obstante, todo empieza por una; la primera (quizá dejar el trabajo, empezar a preparar tu plan B, qué tipo de actividad sueñas realizar, como sería el enfoque).
Las claves al tomar las decisiones de tu reinvención: las 4 CES
Consciencia
Abre bien los ojos, sé honesto contigo acerca de lo que de verdad quieres y de tus posibilidades y no cedas a autoengaños, a miedos ni a automatismos.
Tómate el esfuerzo de conocerte.
Coherencia
Toma cada decisión teniendo en cuenta tus verdaderos valores (para llegar aquí has tenido que hacer un previo ejercicio de consciencia) y prioriza serte fiel a ti por encima de contentar a nadie.
Consecuencia
Decide teniendo en cuenta lo que de verdad es importante para ti, las posibilidades reales que tienes, los riesgos que corres, los obstáculos a los que te enfrentas
Tenlo todo en cuenta y toma una decisión contando con una visión global de todo ello.
Compromiso
Recuerda a menudo los motivos (mientras más intrínsecos, mejor) que te han llevado a tu decisión o decisiones y conviértela en tu misión.
Además de todo esto, ten en cuenta, que van a haber momentos en los que vas a tener que ser muy valiente: afrontar tus miedos, romper moldes establecidos en tu entorno y, por supuesto, salir de la dichosa zona de confort.
Me parece interesante también sugerirte que hagas lo posible por no olvidar algo:
Los principales límites están en tu mente. Y en tu mente gobiernas tú.
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Va a ser primordial que aprendas a convertirte en tu mejor aliado en cada decisión. Va a ser vital que te entrenes para detectar trampas inconscientes que te pones a ti mismo.
Con esto puedo ayudarte a través de mi ebook gratuito: DECIDIR CON COHERENCIA: Descubre tu mayor saboteador a la hora de tomar decisiones.
Entender de verdad la importancia de tu equilibrio interior
Me parece importante matizar que entender intelectualmente la relación entre cuerpo y mente, y comprender de verdad hasta qué punto nos influye, son cosas distintas.
Quizá para esto haga falta una experiencia en primera persona. Lo demás, puede quedarse en una comprensión superficial e intelectual que no tenga mayor calado en nuestro nivel de conciencia.
No sé si dispones de alguna experiencia similar (de ser así, me encantaría que me lo contaras en los comentarios).
Quizá hayas disfrutado de la remisión espontánea de un síntoma molesto gracias a que tu estado emocional mejoró.
Y, lo más importante, fuiste consciente de ello (porque muchas veces ocurre, pero no establecemos conexión entre una mejora y la otra).
Si no es el caso, puedes forzar un poco esa experiencia induciéndote un estado emocional más agradable cuando estés sufriendo de un síntoma.
No obstante, también es verdad que necesitas disponer de cierta apertura mental ante esta posibilidad para poder experimentarlo.
Es decir, como para cualquier aprendizaje profundo, se necesita la simultaneidad de la comprensión intelectual y la experiencia vivencial.
No importa por qué parte se empiece, pero sí será necesario que, al primer paso, le siga el siguiente.
O sea, necesitarás comprenderlo y creerlo (al menos, estar abierto a la posibilidad) para tener como mínimo una pequeña experiencia. Y esa experiencia, te predispondrá más mentalmente a ello, lo cual propiciará una experiencia mayor.
El desenlace de mi historia
Ya para acabar, termino de contarte cómo se desarrolló mi historia
Como te decía, a principios de 2014, me sobrevino una crisis más que abrumadora.
Creo que no quedó un ámbito en mi vida sin verse afectado por ella.
Me hundí.
El brote inflamatorio (de mi enfermedad) no se hizo esperar. Sufrí un brote muy doloroso que me mantuvo en cama tres semanas.
Me hundí más.
Me planteé en serio por primera vez tramitar mi certificado de incapacidad laboral.
Estaba a punto de rendirme, cuando se sucedió una ráfaga de sincronicidades que me abrió las puertas de otra oportunidad: la visita inesperada de un familiar, una terapia nueva, un terapeuta, un testimonio, una enseñanza espiritual
Sin entrar en detalles, te contaré que me dejé ayudar y tomé conciencia como nunca antes de conflictos internos inconscientes muy arraigados en mí.
No fue algo intelectual, sino que fue una toma de conciencia mucho más profunda. De repente, todas las piezas encajaron. Incluso recordé detalles de mi historia de los que no tenía constancia.
Algo hizo clic en mí.
Ese clic liberó en mí una energía brutal y me condujo de manera casi automática a tomar algunas decisiones radicales.
Me fui de un día para otro a hacer el Camino de Santiago (estaba coja y con mucho dolor) sola y sin teléfono.
Me enfrenté a mi dolor físico y al miedo de no valerme por mí misma.
Reflexioné a fondo durante más de un mes caminando.
Lo que le siguió fue una colección de decisiones en pocos días: dejar una relación, iniciar una relación nueva, crear una familia, un nuevo hogar, empezar a relacionarme con otros y conmigo de una manera distinta, romper con algunas amistades y entablar otras, dejar mi trabajo para siempre y descubrir a qué me quería dedicar de verdad.
En definitiva, construí una vida más coherente.
También decir que me convertí en una persona menos “políticamente correcta” y mucho más íntegra.
No ha sido fácil, pero ha sido emocionante y me he sentido fiel a mí misma.
De ahí nació, entre otras cosas, mi proyecto online, centrado en acompañar a otras personas en la toma de decisiones valientes y conscientes.
Mientras construía mi nueva vida, fui descubriendo (y sigo haciéndolo) la forma exacta que podía tener un proyecto con corazón y hecho a mi medida.
Fui descubriendo cómo dar respuesta a la necesidad que sentía de convertir mi experiencia en algo útil para otros y en algo en lo que pudiera crecer sin límite.
Resumiendo
Y, en general, así es como mi vida cambió de dirección tomando un rumbo mucho más acorde con las inquietudes que siempre me habían acompañado y no me atrevía a atender.
Volviendo a mi estado de salud, mis síntomas empezaron a remitir concretamente en el día 10 de mi peregrinaje a Santiago. Regresé a casa encontrándome bien.
Empezaron los cambios y, aún siguen. Tengo un gran compromiso conmigo misma que ya es inamovible y lo traslado a mi proyecto y a todo en lo que pongo mi energía y atención.
Reconozco haber vuelto a tener algún pequeño síntoma de mi vieja enfermedad en alguna ocasión puntual.
Éstos han coincidido con momentos en los que he recaído momentáneamente en mis antiguos patrones de comportamiento.
En esos casos, he tomado conciencia de ello, me he rectificado y el síntoma ha vuelto a desaparecer.
¿Tú crees que es casualidad?
A parte de eso, gozo de una calidad de vida excelente.
Conclusión: la reinvención como acto de amor
La reinvención profesional bien enfocada (o tal y como yo la entiendo) es el paso lógico que sigue muchas veces a una reinvención personal.
Y una reinvención personal es el paso lógico que sigue a una comprensión mayor de quién eres y la aspiración de vivir una vida más acorde con ello.
El proceso de reinvención en general, para mí es, por encima de todo, un acto de amor. Un acto de amor que brota de tu interior y que revierte de nuevo en ti mismo y en todo aquello con lo que entras en contacto.
Y es un acto de amor porque nace de la voluntad de mejorar y expandirte. Nace a pesar del miedo, los obstáculos y tus inercias.
Y huelga decir, a estas alturas, que el amor es sanador de por sí. Es capaz de sanarte por dentro y por fuera.
Sólo tú puedes saber si es el momento de realizar este acto heroico en tu vida profesional.
Si ese momento es ahora, tu corazón lo sabe. Ten la valentía de hacerle caso.
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Volvamos a la pregunta inicial
Y ahora, después de haber pasado este ratito juntos, me gustaría que me contestaras a la pregunta con la que empecé a charlar contigo a través de este post:
Si te paras a pensar en tu momento actual, ¿ves relación entre tu situación laboral y tu estado de salud?
¿Eres capaz de establecer cierta asociación entre cómo te encuentras de satisfecho en la actividad que desempeñas y en cómo te encuentras físicamente?
¿Has llegado a alguna reflexión interesante leyendo esto?
¡Me encantará que me lo cuentes en los comentarios!
Soy Cristina Hortal, coach experta en Autoconocimiento, Desarrollo Personal y Conciencia. Acompaño a personas en la toma de decisiones conscientes y valientes para que puedan guiar su vida hacia una coherencia mayor. Soy autora de este blog y de dos libros de temática afín.
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