La semana pasada volvía a España por un tiempo indefinido. Tras mis casi 4 años viviendo en el extranjero, pasando por diferentes países y ciudades, vuelvo a Madrid con la idea de quedarme una buena temporada.
Y como en mi vida todo son aprendizajes, hoy quiero contaros cómo ha sido mi vuelta, en esta primera semana que he pasado en mi país, pese a que no haya nacido aquí, aunque pasé aquí gran parte de mi vida.
Los que lleváis leyéndome algún tiempo, sabéis que si hay una palabra que repito constantemente, ésta es “cambio”: cambio de vida o cambio laboral.
Ya os contaba en este vídeo de 50 cosas sobre mí que el cambio ha sido la tónica de mi vida: a lo largo de mi vida viví en 5 países, en 7 ciudades y pasé por más de 17 viviendas, algunas de las cuales no eran ni siquiera casas.
El caso es que a pesar de idolatrar el cambio, debo confesaros que no soy una persona de fácil adaptación, no al menos a la primera. De hecho, durante la primera mitad de este año había vivido la mitad del tiempo en España y la otra mitad en Holanda, alternando los dos países cada semana o cada dos semanas. ¡Una auténtica locura!
Así que aquí van algunas conclusiones que he sacado de esta penúltima mudanza internacional que acabo de realizar (afortunadamente ha sido sin muebles, con tan sólo dos maletas, en las que me cabe lo imprescindible para vivir).
1. La salud y el cambio
Ya lo había notado en mis otros viajes: cada vez que cambio de país, mi salud es la primera en sufrir. Y es que no me extraña: adaptarse a un nuevo clima, nuevo aire, diferente contaminación, alimentos y agua… todo esto nos influye de alguna manera.
En esta primera semana en España, tanto mi marido como yo hemos pasado por un catarro y problemas estomacales. Cada vez que desayuno siento que mi cuerpo no tolera los alimentos, a pesar de ser los “mismos” que llevaba tomando en Holanda. Me refiero a que los ingredientes son los mismos, pero los productos en sí, incluyendo el agua, sea de grifo o embotellada, son diferentes.
Como coach y mujer curiosa que soy, me he estado preguntando a qué se podía deber esto. La respuesta podría ser fisiológica, pero también psicológica. Y es un proceso lógico: nuestro cuerpo se está ajustando a lo nuevo y rechaza de primeras aquello de lo que se ha desacostumbrado.
2. El cambio requiere también un reajuste emocional
Si eres chica, es probable que te suene esto: te vas de viaje y se te adelanta o se te retrasa el período. Las hormonas, que a su vez influyen en nuestro estado emocional (tanto en hombres como en mujeres), empiezan a funcionar de una manera diferente ante un cambio importante o un estado emocional concreto.
¿Pero qué hay detrás de nuestras emociones? En realidad, según la Inteligencia emocional, el proceso es el siguiente:
Situación concreta => evaluación de la misma (a través de pensamientos) => emociones (surgidas de esa evaluación) => conducta concreta.
Como puedes observar, detrás de cada emoción hay un pensamiento, muchas veces inconsciente.
Cuando hablamos de pensamientos inconscientes, estamos hablando también de creencias: esos pensamientos arraigados, inconscientes, que determinan nuestra actitud y nuestra forma de reaccionar ante situaciones y personas.
¿Cuál es mi pensamiento frente al cambio de país?, me pregunté. Y la verdad es que a muchos nos han inculcado que el cambio es difícil, que lo vamos a pasar mal, etc. Incluso yo, que tengo al Cambio en un pedestal, a veces le tengo miedo: miedo a la incertidumbre y a la falta de control ante una situación que desconozco o que no sé cómo resultará.
3. Vivir aquí y ahora
Ante una situación en la que no tengo control desde el principio, me siento más vulnerable y emocional, por un lado. Por otro, la reacción natural es de queja o rebeldía. Como la protagonista de la última película de Pixar, Inside Out, cuyos padres se mudan a otro estado, obligándola a abandonar su casa de siempre, su escuela y a sus amigos.
Hay dos opciones que tenemos siempre ante una situación incómoda: quejarnos y resistirnos (y de ahí es probable que surjan otros problemas como dolores de estómago, debilitamiento del sistema inmunitario, dificultades en nuestra vida social, de comunicación, etc.) o aceptar una situación que por ahora no podemos cambiar y tratar de disfrutar de ella.
Ahora que por el momento no tengo vivienda propia, puedo estar enfadada y dejar de hacer todo aquello que necesito hacer: alimentarme bien, cocinar sano, hacer ejercicio, meditar, trabajar y escribir en mi blog, etc. O puedo hacerlo aún en una situación que no es la más idónea en este momento.
Como decía Víctor Frankl, en su gran libro, El hombre en busca de sentido:
«La única cosa que nadie te puede arrebatar es tu libertad de elección, tu decisión.»
4. Resiliencia
Ese vocablo tan curioso significa aprender de las dificultades y superarlas con eficacia, de forma inteligente, aprendiendo en el camino. ¿Qué me está enseñando una situación difícil como un cambio de país y la incertidumbre que conlleva? Que no puedo controlarlo todo, que no hay necesidad de hacerlo en realidad.
O como dice Enric Corberá: la mente o el Ego disfruta eligiendo entre el bien y el mal, la luz y la oscuridad. Si veo mi situación actual como oscuridad o dificultad, voy a pretender moverme de forma deseperada hacia el lado opuesto. Así es como funciona nuestro mundo dual o esa realidad que nuestra mente interpreta a su manera.
Si decido no moverme entre esas dos polaridades, finalmente mi Alma o mi parte sabia, sabrá dirigirme a donde me toca. Y es que las circunstancias que nos toca vivir son las que necesitamos en cada momento, nos gusten o no. Son nuestras oportunidades de crecimiento.
5. Ejercicio para aprender de tus problemas
Como conclusión a este artículo, a mis aprendizajes sobre el cambio de vida y para que tú también puedas llevarte una herramienta útil, quiero que hagamos el siguiente ejercicio que se me ha ocurrido el otro día y que yo también pienso realizar.
Paso #1
Para empezar, te invito a que hagas algo que seguramente sabrás hacer muy bien: pensar en tus problemas. Piensa en todos ellos, si necesitas ayuda extra, en la rueda de la vida, un ejercicio que realizamos en coaching, puedes ver las distintas áreas de tu vida en las que puedes tener algún tipo de problema:
trabajo
dinero
salud
familia
pareja
vida social (amigos)
ocio, hobbies, viajes
desarrollo personal (gestión de emociones, autoestima, autorrealización, etc.)
Paso #2
Escribe esos problemas, sean los que sean. Y clasifícalos por orden de prioridad: del más importante en estos momentos al menos importante.
Paso #3
El siguiente paso es un poco más difícil. Te toca ser tu propio juez. Imagínate que te has desdoblado y estás frente a ti, mirándote a los ojos. Cuéntale a ese Juez o ese doble tuyo el primer problema.
Paso #4
Tu alter-ego escuchará con atención lo que le dices y te dará una respuesta: qué hay detrás de ese problema, qué quiere decirte tu problema, qué necesitas aprender, cambiar en ti o en tu percepción de las cosas para que ese problema desaparezca o disminuya.
Digamos que estás tratando de conocer la creencia o el aprendizaje que te toca descifrar; esa creencia que está detrás de tu situación actual. Hacer consciente lo inconsciente. Es algo que se trabaja mucho en coaching: se requiere de mucha paciencia e introspección, así como de suficiente humildad, para aceptar que no eres perfecto, que el responsable de lo que te pasa no es el gobierno, el jefe ni tu suegra, sino tú mismo.
Y es que, como decía nuestro amigo Carl Gustav Jung,
«Aquello que no hacemos consciente, se convierte en nuestro destino»
¿Quieres que sean tus problemas los que dirijan tu vida o prefieres entender qué te quieren decir y convertirte en el dueño de tu propio destino?
En mi caso personal, si me cuesta adaptarme al cambio y es un problema que persiste en mi vida, tal vez me esté diciendo que hasta que no consiga aceptar el cambio como algo natural, éste se va a manifestar una y otra vez en mi vida, proponiéndome mayores retos, nuevas dificultades, etc.
Detrás de mi resistencia al cambio está mi necesidad de control: controlar mi vida, mi entorno, etc. Estoy buscando desesperadamente seguridad en un mundo que está lleno de incertidumbre, como nos lo ha demostrado la crisis que vivimos desde hace unos cuantos años en el mundo entero.
Si tu problema, por poner un ejemplo, es con el dinero, y piensas que no tienes suficiente (y por desgracia, la gran mayoría lo vemos casi siempre así), pregúntate: ¿de verdad necesitas más dinero? Te sugiero ver este vídeo, en caso de que éste sea tu problema. Es increíble cómo cambia tu percepción del dinero en cuanto terminas de ver este vídeo.
En realidad los problemas que más se repiten en nuestra vida son nuestros mejores maestros, al igual que personas que más nos irritan o con las que más nos cuesta comunicarnos de forma asertiva.
Si quieres saber qué te falta para ser feliz, para alcanzar tus sueños, para ser libre, realizarte como profesional y persona, observa tus problemas particulares, especialmente aquellos que más peso tienen en tu vida o que más se repiten en tu día a día. Ahí está la respuesta, detrás de esos problemas: tus creencias, tu necesidad de aprendizaje, de asimilación y de aceptación.
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