Un paradigma es por definición un ejemplo.
Nosotros, desde niños aprendemos con el ejemplo de las personas mayores con las que crecemos y nos educamos.
Si nuestros padres, abuelos, profesores y otros adultos que tuvieron una presencia destacada en nuestra infancia, tenían unas determinadas costumbres, creencias y patrones de conducta, nosotros por imitación “heredaremos” esos mismos paradigmas.
Esto no es ni bueno ni malo.
Si esos paradigmas que has heredado, te sirven, si te están dando los resultados que quieres en tu vida, y te sientes sano, pleno y feliz, pues está muy bien… adelante.
Sin embargo la mayoría de las veces aceptamos esos paradigmas sin cuestionarnos siquiera si eso es lo que queremos, simplemente los aceptamos como algo que “nos ha tocado” como si no tuviéramos la opción de hacer nada al respecto.
Pero si la tenemos. Tenemos la opción y la oportunidad de cambiar esos paradigmas si no nos permiten vivir la vida que deseamos para nosotros.
No somos culpables
No somos culpables de los paradigmas que nos inculcaron cuando éramos niños, o jóvenes inconscientes, sin embargo sí somo responsables de decidir si nos quedamos con ellos o no, si los aceptamos o los cambiamos.
Sentirse culpable y tomar responsabilidad son dos cosas completamente diferentes.
Sentirse culpable te debilita, te hace pequeño y te inmoviliza. Por lo tanto lo único que consigues es quedarte donde estás y sentirte peor a cada momento.
Tomar responsabilidad te fortalece, te hace grande y te empuja hacia adelante. Cuando tomamos responsabilidad, y eso nos da la posibilidad de cambiar las cosas para mejor.
Cuando nos sentimos culpables nos juzgamos, nos condenamos y nos automaltratamos, baja nuestra energía y nos metemos en una rueda autodestructiva, más o menos sutil, que nos impide evolucionar.
Cuando tomamos responsabilidad nos respetamos, nos perdonamos y nos valoramos, vemos la situación con perspectiva, tomamos las riendas de nuestra vida, y encontramos las soluciones que necesitamos.
Si los paradigmas que te enseñaron en tu infancia y primera juventud no te gustan, si te mantienen enfermo, pobre o solitario, o en una vida que no te convence, que no te motiva, o que no llena tu alma de felicidad, tienes el derecho y la oportunidad de cambiarlos por nuevas creencias que te lleven a vivir la vida que realmente deseas.
Los paradigmas más dañinos
Tristemente tenemos demasiados paradigmas en nuestra vida que no nos sirven para nada y que más bien nos perjudican en el día a día y nos impiden vivir una vida plena y abundante.
En cuestión de salud hay tres que son ALTAMENTE DAÑINOS y muy peligrosos para nuestro bienestar: Incurable, crónico y hereditario.
Estos tres paradigmas aprendidos desde niños, nos perjudican de forma implacable a casi todos en algún momento de nuestra vida y los tratamos en profundidad en nuestro artículo: “Las tres mentiras”
Los paradigmas más sutiles (sociales y familiares)
Y además de esos tres, tenemos montones de paradigmas más sutiles, familiares y sociables que menoscaban nuestra calidad de vida desde la infancia y que ni siquiera notamos porque “son parte de nuestra realidad”
Aunque no tienen porque serlo.
Fueron parte de la realidad de tus padres, y de tus abuelos, probablemente de muchos de tus ancestros, pero no tienen porqué ser parte de la tuya si tu decides que no lo sean, y luego te mostraré cómo puedes deshacerte de ellos y librarte para siempre de las creencias adquiridas por educación, cultura, entorno… Que te prejudican hoy en día.
Te paso una pequeña lista de los paradigmas más habituales y te propongo que después hagas tú una lista de los tuyos propios, de los que abundan en tu familia y en tu entorno:
Paradigmas habituales
En mi familia todos los hombres se quedan calvos (sordos, miopes…)
En mi familia todas las mujeres son bajitas (hipertensas, diabéticas…)
A partir de los 40 (30 o 50) el cuerpo cambia y engordas
A partir de los 60 se pierden facultades (vista, oído, movilidad…)
Es normal llevarte mal con tu padre/madre
Después de tener hijos es normal quedarse gorda
Todos los adolescentes pasan una mala época
En mi familia es normal enfermar de cáncer (artrosis, gota…)
La regla es dolorosa y estresante, a mi madre le pasaba igual
En la menopausia se pasa fatal y en mi familia, siempre es prematura
A partir de los 50 (60 o 70) es normal tener problemas de próstata
Es igualito que su padre (madre, abuelo, tio…)
Es muy agresivo… normal, es de la familia “Narvaez”
Es muy malo para las matemáticas igual que su primo Pepito
y podría nombrar 100 más y no terminaría…
¿Te identificas con alguno?, ¿Cuáles son las tuyos?
Te recomiendo hacer una lista para identificar aquellos paradigmas o creencias que has ido aceptando en tu vida solo porque los has oído continuamente, día tras días a lo largo de tu vida.
Creencias que has hecho propias sin cuestionarlas, pero que, si te paras a pensarlo por un momento… nada tienen que ver contigo.
¿Te das cuenta cómo te han programado para ser como eres?
La buena noticia es que esto es reversible, que puedes re-programarte para dejar atrás todos eso paradigmas que no te sirven, que no te benefician, que no son tuyos, y sustituirlos por otras creencias nuevas que sí te identifiquen, que sí te lleven a la vida que deseas.
Nuevas creencias y paradigmas que te ayudarán a salir de los síntomas que te mantienen enfermo, angustiado, triste o inconforme con tu vida.
Tú decides.
¿Quieres seguir como hasta ahora? O…
¿Quieres liberarte de una vez de lo que impide vivir una vida plena y gratificante?
Si la respuesta es “Quiero liberarme y vivir plenamente”, re-programa tu mente para cambiar todos esos paradigmas que te perjudican.
¿Cómo re-programo mi mente y cambio mis creencias?
Hay diferentes técnicas de re-programación mental muy efectivas, sencillas y rápidas que te ayudarán a mejorar calidad de vida de forma natural.
Mis recomendaciones para hoy:
Ho’Oponopono – Minicurso Gratuito
PNL – Programación NeuroLinguistica
Espero que te sirvan y las disfrutes para dar ese paso fundamental que mejore tu vida para siempre:
TOMAR RESPONSABILIDAD.
Anabel y todo el equipo de CuidoDeMi, te desean salud y éxito
Recuerda compartir este artículo para ayudar a más personas a mejorar su salud y su calidad de vida.