Se puede llegar a sentir el fantasear y soñar durante horas despierto como una adicción que influye en la vida del individuo soñador (aunque no siempre de forma negativa), pudiendo experimentar fantasías muy vívidas y estructuradas, al estilo del argumento de una película, desarrollando emociones hacia los personajes inventados. La mayoría de estas personas mantiene en secreto esta conducta. Sin embargo algunos estudios indican que casi todo el mundo sueña despierto regularmente, quizá como una forma de perseguir los deseos que no pueden ser satisfechos en la realidad. También un alto porcentaje sueñan despiertos para evadirse de traumas sufridos en el pasado, por baja autoestima o por una insatisfacción vital.
Es frecuente soñar despierto cuando se realizan tareas automatizadas como ducharse, desayunar, vestirse o conducir hasta el trabajo, aunque la persona es consciente en todo momento de la diferencia entre su imaginación y la realidad. Las fantasías normalmente empiezan en la niñez, despistándose a menudo y prestando poca atención en clase. Los niños, en su ensoñación, extraen de la realidad un resumen de hechos concretos analizando su credibilidad, y asociando experiencias del pasado con deseos presentes y su posible realización, por lo que soñar despierto (hasta un cierto límite) podría servir para ejercitar la mente.
Los síntomas más comunes
– Las ensoñaciones son más elaboradas e inmersivas de lo habitual, en donde hay una versión idealizada de uno mismo.– Estas personas tienden a establecer vínculos emocionales con sus personajes, que pueden ser históricos, famosos o imaginarios, como fantasías de relaciones románticas con celebridades.
– Tienden a hablar y expresar emociones durante la ensoñación, como sonreír, hacer ligeras muecas, enfadarse, susurrar, fruncir el ceño o llorar.
– Hay desencadenantes que facilitan las ensoñaciones, como la música, libros o películas. En ocasiones la persona utiliza la música para entrar en la ensoñación, y otras veces se sumerge de forma inconsciente al escuchar una canción, pudiendo ser incapaz de salir de su fantasía.
– Algunas personas pueden tener trastorno de déficit de atención, trastorno obsesivo-compulsivo, padecer ansiedad social y/o depresión.