La mayoría de nosotros hemos escuchado que para hacer la digestión se debe estar en reposo y, aunque no es recomendable realizar un ejercicio excesivo, nada hay más alejado de la realidad. En el caso de que te cueste hacer la digestión o si te sientes pesado cada vez que comes, debes saber que existen una serie de ejercicios y posturas que te ayudarán a realizar la función digestiva.
Y es que hay muchos factores que nos impiden digerir adecuadamente los alimentos, desde el estrés, el alcohol en exceso, el hecho de no tener tiempo para comer o hacerlo rápido y sin masticar, tomar comidas preparadas mucho más pesadas que las tradicionales o caseras. Todos son factores que impiden realizar la digestión adecuadamente.
Fuente: Pixabay/StockSnap
Sin embargo, a veces, hay ciertas personas que sienten su digestión pesada porque sus movimientos digestivos son lentos y hacen unas digestiones también lentas, por ese motivo, se sienten más hinchados. Si te identificas con esta situación y te sientes hinchado tras comer, a continuación te proponemos una serie de ejercicios a practicar durante las comidas para mejorar la digestión y evitar la pesadez. Solamente con practicarlos unos minutos al día, verás mejorada tu digestión. Algunos de ellos están basados en el yoga.
Ejercicios para mejorar la digestión
Elevar las piernas estiradas
Es el ejercicio más fácil y por eso vamos a ponerlo el primero.
Acuéstate en el suelo, levanta las dos piernas al aire y mantenlas unos minutos.
Realiza respiraciones profundas.
Estarás apoyado sobre tu espalda y brazos.
Ventajas: ayuda a expulsar los gases, disminuye la hinchazón del vientre, mejora la circulación (también del abdomen), disminuye la pesadez.
Elevación de rodillas al pecho
Túmbate de espaldas en una esterilla.
Respira profundamente.
Siente la relajación.
Sube tus piernas hacia el pecho y abrázalas con tus brazos y manos.
Levanta las nalgas un poco y mantente en esta posición por un minuto.
Debes mantener tu respiración profunda y regular.
Repite esta posición al menos tres veces.
Ventajas: te ayuda a eliminar gases y disminuye la hinchazón del estómago.
Fuente: Pixabay/photodeinym
Hacer girar la cadera o torsión
Te tumbas como en la posición anterior.
Pones los brazos en cruz apoyados sobre el suelo.
Haces una respiración profunda.
Encoge ambas piernas y las giras hacia un lado expulsando el aire.
Mantienes la posición durante 5 respiraciones.
Después, cambias de lado.
Ventajas: se tonifican los músculos oblicuos y el abdomen.
Elevación del tronco o puente
Tumbado de espaldas, apoyas los pies en el suelo.
Los brazos los pones al costado del cuerpo sobre el suelo.
Eleva los glúteos estirando el cuerpo de manera que quede lo más elevado que puedas.
Ventajas: Mejora el flujo sanguíneo y la digestión.
Pierna cruzada o postura de la secretaria
Siéntate en el suelo con las piernas extendidas.
Cruza una de ellas por encima de la otra.
Con el codo del brazo contrario apoyado sobre la pierna cruzada ayuda a mantener esta posición.
Mantén esta postura durante 5 respiraciones profundas.
Cambia de lado.
Ventajas: mejorar el tono de los músculos abdominales.
Realizar flexiones hacia delante
Siéntate en el suelo con las piernas estiradas.
Flexiona el tronco hacia ellas intentando llegar al máximo que puedas.
Tus brazos sobre las piernas pueden ayudarte a conseguir mayor flexión.
Respira profundamente mientras realizas la flexión.
Aguanta 5 respiraciones profundas en esta posición.
Ventajas: alivia la tensión física, relaja y mejora la digestión.
Sentarse sobre los talones
Como su nombre indica, debes sentarte sobre tus talones.
Debes inclinarte poco a poco hacia detrás.
Pon las manos sobre el suelo, apoyando las palmas para ayudarte en la postura y con los dedos mirando hacia atrás.
Apoyado sobre las manos levanta ligeramente el pecho y arquea la espalda.
Echa la cabeza hacia atrás y realiza cinco respiraciones profundas en esta posición.
Ventajas: alivia la pesadez si has comido demasiado, y estiras el vientre.
Fuente: Pixabay/StockSnap
Postura del gato asustado
Ponte de rodillas en el suelo.
Arquea la espalda hacia arriba como hacen los gatos asustados.
Tu barbilla debe intentar tocar tu pecho.
De esta postura, pasa a arquear la espalda hacia abajo, al contrario que la anterior.
Sube la cabeza y échala hacia atrás.
Debes pasar de una postura a otra sin detenerte.
Haz respiraciones profundas durante el ejercicio de la siguiente forma: cuando hagas la postura de gato tomas aire y lo sueltas poco a poco mientras cambias a la siguiente postura.
Repite este ejercicio cinco veces.
Ventajas: mejora los movimientos intestinales, relaja la zona abdominal, fortalece la zona lumbar.
Postura de la oración
Sentado de rodillas, de nuevo sobre los talones.
Echa el cuerpo hacia delante sobre las piernas y rodillas.
Estira los brazos hacia delante y mantén la espalda lo más recta que puedas.
Ventajas: aporta relajación así como mejoría en el tránsito intestinal. Disminuye la irritabilidad intestinal.
Posición del puente invertido
De pie, separamos las piernas para que queden a la misma medida de las caderas.
Baja despacio con los brazos extendidos hasta tocar con las palmas de las manos en el suelo.
En esta posición haz cinco respiraciones y levántate lentamente.
Ventajas: Tonifica el vientre y los músculos abdominales. Mejora el tránsito intestinal.
Agachadillas ligeras
De pie abre las piernas a la misma distancia que tus hombros.
Extiende los brazos hacia arriba.
El movimiento que debes hacer con las piernas y glúteos es como si te sentaras en una silla.
Mantén la posición un minuto.
Respira profundamente mientras realizas el ejercicio.
Ventajas: mejora el tránsito intestinal, mejora la circulación de la sangre también a nivel abdominal, fortalece los músculos abdominales.
Con la ayuda de estos ejercicios, que puedes combinar como tú quieras, va a mejorar tu digestión. Debes realizarlos a diario y, si es posible, en ambiente tranquilo. Con el tiempo, tu digestión va a mejorar, disminuirá la hinchazón, los movimientos peristálticos se acelerarán y las digestiones se harán menos pesadas.