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¿Qué es el sentido de pertenencia?
En muchas ocasiones a lo largo de tu vida has sentido que perteneces a un grupo. Un grupo que puede estar formado por tu familia, por tus amigos o por personas con aficiones comunes o de cualquier otra índole con las que te sientas identificado, con las que sientas que compartes algo. Eso es el sentido de pertenencia que para las personas es prácticamente necesario, puesto que somos seres sociales.
Así, tienes sentido de pertenencia cuando te identificas en un grupo, te integras en el mismo, te sientes un igual. De ahí que este sentido o esta emoción esté relacionado directamente con un vínculo.
El sentimiento de unión no es el igual que el de pertenencia, aunque los dos sean muy cercanos. No es lo mismo sentirte unido a una persona o grupo que sentir que perteneces al mismo.
¿Por qué tiene una explicación biológica?
La base biológica del sentido de pertenencia está en cómo influyen las hormonas en las relaciones sociales. Por ejemplo, la oxitocina está completamente relacionada con la lactancia materna, pues es la que segrega la madre en el momento en que da el pecho a su hijo.
Todas las personas tenemos esa hormona, pero su cantidad varía en función de nuestras interacciones sociales. Ante un determinado estímulo o cuando tienes un contacto personal o físico, tu cuerpo segrega más oxitocina.
Ten en cuenta que esta hormona es la que conocemos como la de la felicidad o la del amor. No es casualidad que se segregue en el parto y en la lactancia, puesto que nos permite ser más afectuosos y cariñosos, que nos sintamos más tranquilos, más protegidos y mejor con nosotros mismos.
El amor hay que entenderlo en todas sus formas y manifestaciones. Y, en este sentido, el amor propio es fundamental. Mantener un buen nivel de autoestima te permitirá relacionarte mejor con los demás y, para conseguirlo, es importante que mantengas un equilibrio interior y aprendas a relajarte, a encontrarte a ti mismo.
Cuando segregas más oxitocina, reduces el estrés. Gracias a ello, produces menos cortisol, que es precisamente la hormona que tiene el efecto contrario a la oxitocina. El cortisol aparece cuando te sientes amenazado, angustiado, sientes miedo o estás asustado.
En cambio, cuando sientes que perteneces a un grupo, te sientes acogido y, por eso, segregas más oxitocina en vez de cortisol. Te sientes bien, relajado, seguro, comprendido e integrado. Es más, aumentas los niveles de la hormona del amor y la felicidad cuando las relaciones que tienes son estables y duraderas.
Las personas que socialmente se sienten rechazadas, sienten más estrés físico y la sensación conocida como «dolor social». El rechazo social produce la misma respuesta en el cerebro que produciría el dolor físico, puesto que utiliza los mismos circuitos neuronales.
En ocasiones, las personas que no se sienten aceptadas en un grupo tienden a deprimirse, lo que se traduce en problemas de conducta. Es más, se ven afectadas la corteza prefrontal ventral derecha, la cingulada anterior y la ínsula. Esta activación es muy similar a la que se produce cuando sientes dolor físico.
Como puedes ver, el hecho de sentirte aislado o rechazado es percibido por tu cerebro como dolor. En cambio, el sentimiento de pertenencia te aporta amor, bienestar y tranquilidad. La supervivencia de la especie de los humanos está unida a la del grupo, con lo que te sientes más protegido. Tienes bienestar psicológico porque, al fin y al cabo, las personas somos seres sociales.
¿Cómo mejora la meditación el sentido de pertenencia?
La meditación y la psicología positiva te ayudan como persona a sentirte bien contigo mismo y a generar más oxitocina de manera natural. La segregas en el cerebro y discurre por todo el torrente sanguíneo.
La oxitocina te ayuda a mejorar tus relaciones en todos los sentidos, tanto las sociales como las íntimas o amorosas. Los abrazos, los besos y las caricias son auténticos estimulantes de la también conocida como hormona de la humanidad. Las palabras afectuosas y escuchar a los demás te ayudan a ser mejor persona, a sentirte bien contigo mismo y a mejorar tus vínculos.
Sin embargo, para conseguir relaciones sanas con nuestro entorno tenemos que empezar por conseguirlas con nosotros mismos. Solo una persona con una buena autoestima podrá ayudar a que los demás sean mejores personas, aportará valor a sus relaciones y conseguirá que las personas que la rodean se sientan bien en su compañía. Todo ello facilita la integración en grupos y estimula el sentido de pertenencia de ti hacia los demás y del resto hacia ti. Aceptas y te sientes aceptado.
Cuando practicas meditación, tu cuerpo se relaja y también lo hace tu mente. Te liberas del estrés y del cortisol. Realizas un ejercicio psicológico con muchos beneficios físicos y biológicos, puesto que segregas más oxitocina. Consigues un equilibrio interno que te ayuda a desbloquear tus sentidos y a disminuir tu presión arterial.
Además, gracias a ello consigues gestionar mejor tus emociones, lo que te permite mejorar tus relaciones sociales. Es importante que diferencies entre gestionar tus emociones y controlar lo que sientes. No es lo mismo. Una persona que se controla para llorar no está gestionando sus emociones, sino que está encarcelando sus sentimientos, lo que le produce el efecto contrario al que desea.
En este sentido, la psicología positiva pone el acento en tu salud emocional. Te ayuda a desarrollar esas cualidades positivas que tienes; todo el mundo las tiene para conseguir una vida plena, más satisfactoria. Para ello, es necesario que te sientas bien contigo mismo, que te aceptes, que aprendas a relajarte y a relacionarte y que tu cuerpo segregue mucha, mucha oxitocina.
Ya ves que el sentido de pertenencia tiene su explicación biológica. Nuestro cuerpo es un solo ser. Sentirte bien contigo mismo te ayudará a mejorar tus relaciones sociales.
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