Si echamos un vistazo a nuestra vida, seguro que podemos observar diferentes etapas por las que hemos pasado. Muchas de ellas acabaron de forma natural, por si solas, permitiendo de esa manera que comenzaran otras nuevas y en la sucesión de todas ellas, vemos cómo hemos ido aprendiendo grandes lecciones que nos han ido forjando como personas.
La vida, a través de un perfecto y complejo engranaje de acontecimientos, nos lleva inevitablemente quizás a un determinado trabajo o cuidad, a rodearnos de un grupo concreto de personas,… y cuando realizamos un análisis de cómo hemos llegado hasta ahí, solemos distinguir esa cadena de acontecimientos que hacen que lleguemos a donde estamos ahora mismo. Finalmente solemos llegar a la conclusión de que cada momento que hemos vivido era simplemente el que “nos tocaba” vivir, no pudiendo haber sido de otra manera. De vez en cuando resulta saludable realizar ese recorrido y análisis del devenir de los acontecimientos, ya que de esa manera nos hacemos observadores de nuestra propia vida y por lo tanto más conscientes de la trayectoria.
Pero saber pasar página, saber cúando una etapa en la vida ha acabado es también de suma importancia, pues si tratamos de prolongarla, o no aceptamos ese cambio, ello nos lleva al estancamiento y por lo tanto a sentirnos ahogados por una realidad que no es la que ya “nos toca” vivir .
En ocasiones ese fin de etapa, no se produce debido a acontecimientos externos que te empujan a cerrarla. En ocasiones son los acontecimientos internos los que te hacen cambiar de rumbo, que el camino que habías estado recorriendo hasta ahora ha llegado a su fin. Sientes dentro de ti que no estás viviendo la vida que “te toca” vivir en este momento. Se trata de un momento difícil, te asaltan mil dudas e inseguridades, pero por otra parte sientes que de seguir en la misma trayectoria que llevabas acabarías no siendo feliz.
La gran duda que quizás te asalte sea “¿Cómo saber si voy a iniciar el camino adecuado?” Es muy normal hacerse esa pregunta y aunque nadie la prodrá responder por ti, sí hay pistas que te pueden ayudar a encontrar la respuesta. Si ese nuevo caminar está “en sintonía” con lo que tú sientes que es el sentido de tu vida… es más que probable que ese nuevo camino que se abre ante ti sea el adecuado. Es lo que los budistas llaman Dharma, esto es, el propósito de tu vida.
Cuando conectas contigo mismo y sientes que la pasión que brota en ti se convierte en tu guía, te das cuenta de la cantidad de acontecimientos que van sumando y que hacen que ese nuevo camino que se abre ante ti cobre fuerza. Si sigues a tu instinto, sigues a ese guía interno que de alguna manera todos tenemos, verás que todo fluye, que todo dentro y fuera de ti va encajando, encontrándote además por el camino todo aquello que en cada momento necesitas.
Hay momentos en los que para seguir siendo tú mism@, se hace necesario confiar en ti, confiar en la vida, poniéndote así del lado de lo que la realidad te está pidiendo.