En este artículo hablaremos de ¡cómo sacarle el máximo partido!
El pulsómetro es una herramienta que nos permite ver a nuestro corazón. Podemos conocer a tiempo real como está funcionando, y nos da muchísimos datos. Cabe decir, que muchas veces, esta gran cantidad de datos, puede resultar muy complicada de utilizar si no sabemos cómo interpretarla.
Por muy básico que sea el pulsómetro (por menos de 50€ podemos encontrar algunos en tiendas deportivas) siempre nos mostrará cronómetro, calorías y pulsaciones instantáneas.
Pero empecemos por el principio: ¿qué es el pulsómetro?
Un pulsómetro se divide en dos partes: la banda y el reloj.
La banda se coloca en el pecho y sus dos sensores son los encargados de recoger y trasmitir nuestras pulsaciones. El reloj, fijado en la muñeca, nos mostrará, en tiempo real, las pulsaciones recogidas por los sensores de la banda.
Muchos modelos lanzados últimamente, llevan un sensor óptico en el mismo reloj, que nos permite conocer toda la información del corazón sin necesidad de llevar banda. Obviamente es mucho más cómodo pero los datos recogidos no son demasiado fiables. Así que si queréis datos reales y realizar entrenos de calidad, ¡utilizad la banda!
Ya tenemos nuestro pulsómetro en la muñeca y la banda en el pecho, salgo a correr/caminar y ¿de qué me sirve toda esa información?
Cuando empezamos a realizar cualquier actividad cardiovascular (correr, bici, andar, etc.) después de una vida muy sedentaria, fácilmente nos provocará un gran estrés cardiovascular y, por tanto, tendremos las pulsaciones bastante altas. Con un pulsómetro, podemos controlar ésta subida y mantenernos siempre en una frecuencia cardíaca adecuada.
De forma orientativa 220 menos la edad (220 – 27 años, por ejemplo) sería nuestra frecuencia máxima, y no deberíamos sobrepasarla.
Si ya tenemos un poco más de nivel, el pulsómetro nos permitirá controlar a qué intensidad realizamos cada sesión. En una sesión más intensa en la que busquemos mejorar la velocidad, nos interesará trabajar al 90%, mientras que si queremos trabajar en la zona quemagrasa trabajaremos entre el 60% y el 70% de nuestra frecuencia cardíaca máxima.
También nos permitirá evaluar nuestra evolución. A medida que entrenamos, empezaremos a notar como ante el mismo estímulo, nuestra frecuencia será menor. Éste dato nos indicará que un estímulo que antes nos provocaba un gran estrés cardiovascular, a medida que entrenamos, cada vez nos afectará menos y, por tanto, que habremos mejorado. Muchos pulsómetros ofrecen programas y/o aplicaciones que analizan y comparan los resultados obtenidos.
El pulsómetro también resulta muy útil, para todas esas personas con problemas cardiovasculares o de avanzada edad. Muchas veces se prohíbe la realización de cualquier tipo de esfuerzo que suponga un aumento del estrés cardiovascular, pero con el seguimiento de un profesional y un buen pulsómetro, se puede realizar ejercicio muy controlado siempre que no se supere ciertas pulsaciones (130 por ejemplo).
Y por último, también puede mejorar nuestra motivación.
Éstas son las funciones que marcarán la diferencia a la hora de entrenar con o sin pulsómetro. Si buscáis entrenamientos de calidad, y que vuestro entreno esté enfocado siempre a vuestros objetivos, entrenad con pulsómetro.
Si ya has decidido comprarte un pulsómetro, es probable que se te presente otra gran pregunta antes de decidirte: ¿Me lo compró con GPS? ¿Son precisos? ¿Útiles? ¡Las respuestas en el próximo artículo!
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