Lo que entregamos al mundo, tiene una directa repercusión en lo que recibimos.
¿Has pensado en aquello qué estamos entregando al mundo cada día y cómo estamos contribuyendo a hacer del espacio que habitamos un mejor lugar?
No tenemos que ser ni el autores materiales o intelectuales de obras magníficas o extraordinarias, es en el día a día, en medio de la cotidianidad de las horas, como podemos marcar la diferencia.
Establecemos interacciones y relaciones con muchas personas y a cada encuentro contamos con la posibilidad de imprimirle ese carácter de "único" y "especial", pues tenemos todo el potencial para entregar lo mejor de nosotros a los demás, disfrutar de cada experiencia y estar seguros de que aquello que damos con amor, regresará a nosotros multiplicado.
Si no estamos recibiendo de la vida algo en particular, fijémonos muy bien qué estamos entregando y las emociones que estamos experimentando.
Comencemos por ser conscientes de nuestros pensamientos, de ese poderoso diálogo interior que establecemos cada día con nosotros mismos y que antecede a nuestras palabras. Verifiquemos que cada una de ellas estén cargadas de amor, comprensión, alegría, optimismo y de aquellos sentimientos que esperamos a su vez, recibir de los demás.
Si fuéramos más conscientes del poder de nuestros pensamientos y de nuestras palabras, tomaríamos con profunda convicción, la decisión de envolver cada pensamiento y sentimiento con esa energía poderosa y única del amor.
Te invito para que esta semana seamos más conscientes de lo que pensamos, sentimos, decimos y hacemos. Siempre recibiremos del mundo, aquello que estamos entregando.
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Paola Andrea Londoño Moreno
Terapeuta de Reiki y Bioreprogramación