Por qué te sientes perdida. Es lo primero que debes averiguar para poder avanzar. El primer paso para tomar las riendas de tu vida y encontrar tu papel. Hay muchas situaciones que pueden llevarte a esa sensación de no saber que estás haciendo con tu tiempo. La sobrecarga de trabajo, la maternidad, la propia rutina
Las personas vamos pasando por diferentes etapas a lo largo de los años y nuestras necesidades cambian con el paso del tiempo. Lo que te gustaba cuando eras pequeña, no tiene nada que ver con lo que te gusta ahora. Incluso tus intereses de hoy ya son diferentes a los intereses que tenías hace 10 años, por ejemplo. Sin embargo, todas esas etapas tienen algo en común: las necesidades. Son las necesidades las que provocan el cambio, las que te empujan a la búsqueda de una solución que resuelva esa nueva necesidad. En la adolescencia buscamos una nueva identidad que deje atrás la niñez, en la madurez buscamos encajar con lo socialmente reconocido, en la maternidad necesitamos recuperar nuestro papel como mujeres
Esa búsqueda de soluciones es lo que llamamos un proceso de adaptación. Adaptación al cambio. Un período de pruebas, errores, aprendizajes y perfeccionamiento hasta llegar al punto deseado. Cuando no has identificado tus nuevas necesidades, no puedes trabajar en esa adaptación y por tanto, te sientes perdida. Porque tus acciones no se corresponden con tus objetivos, incluso tus objetivos no están claros. Muchas de vosotras me habéis comentado: no sé lo que quiero pero tengo muy claro lo que no.
La falta de metas hacia las que dirigir tus energías, no solo te hará sentir perdida. Estar demasiado tiempo en ese estado también puede alimentar ideas negativas sobre ti y tus capacidades. Puedes llegar a creer que no mereces algo mejor, que estás condenada a tener una vida plana, que no eres capaz de tomar las riendas de tu propia vida... Que para cambiar tu situación se necesitas capacidades o habilidades que tú nunca podrás tener...
Todo este embrollo se resuelve a través de una sola cosa: diálogo interior. Cuanto menos tiempo tienes, cuanto más atrapada te sientes, cuanto más perdida estás, más necesario y urgente se vuelve esa cita contigo misma. Dedicarse tiempo no es un capricho, es una necesidad tan importante y vital como puede ser comer o dormir. Es un derecho individual que te permite “elegir”. Elegir la mujer que quieres ser, el estilo de vida que quieres llevar, el trabajo que te gustaría desempeñar ¿te imaginas poder elegir cosas así en tu vida? Pues puedes y debes.
Las personas que ELIGEN, son personas felices, satisfechas, plenas. Incluso los días malos (que todo ser humano tiene) los afrontan de otra manera, porque su felicidad trasciende las circunstancias temporales. Las personas que ejercen de forma consciente su poder de elección, son personas empoderadas, capaces de lograr todo lo que se propongan porque saben que tienen el poder de elegir. No importa cuán ambicioso sea el reto, si eligen ir a por algo, lo consiguen cueste lo que cueste.
Y ojo, las personas que "eligen" se encuentran con las mismas dificultades que el resto de los mortales. No son seres de otro planeta. Viven como tú y como yo, con las mismas preocupaciones y miedos. Puedes encontrarlas dirigiendo una multinacional o viviendo de su propio cultivo en un pueblo perdido de la costa. Lo que las hace realmente diferentes, lo que permite a estas personas alcanzar sus metas es el fuerte compromiso que tienen consigo mismas. Se dedican tiempo, se escuchan y pasan a la acción. Sin dudarlo.
Si quieres ser una de esas personas que ELIGEN, empieza hoy mismo a dedicarte tiempo. Tiempo para hablar contigo. Te propongo que busques un hueco antes de terminar el día y te sientes a escribir sobre las siguientes cuestiones: Cómo ha sido tu día de hoy, qué ha sido lo mejor y lo peor. Pregúntate cómo te sientes cuando haces esto o aquello, que echas en falta en tu día a día, con qué cosas disfrutas descubre quién eres hoy, y qué te gustaría que fuera tu vida de aquí en adelante.
Pues dedicar unos minutos al día durante una semana para ir respondiendo estas cuestiones. Una vez descubras todo lo que tienes que contarte, además de sentirte liberada, podrás empezar a marcarte acciones concretas para alcanzar tus metas. Podrás trazarte un plan y dejarás, por fin, de sentirte perdida.
¿Y tú? ¿Cómo te sientes? ¿Hace cuánto no tienes un diálogo interior contigo misma?
Comparte este post con tantas mujeres como conozcas. Todas, antes o después, necesitamos leer esto en algún momento de nuestra vida ¡incluida yo!