Pero hay personas a las que, por distintos motivos, les cuesta reírse. Puede ser que les resulte difícil conectar con sus emociones o que estén estresadas y tensas. Sea cual sea el motivo, estas personas tenderán a ser más pesimistas con una tendencia a la negatividad y con un constante malestar al no poder desahogar sus emociones. Nuestra vida cotidiana con el estrés, el trabajo, las obligaciones y las preocupaciones son el principal enemigo de nuestra alegría y las ganas de vivir y de disfrutar que son las emociones que están detrás de la risa.
Si nos fijamos en los niños, ellos juegan y ríen de manera espontánea, sin preocuparse por si hacen el ridículo, por el qué pensaran los demás y dejando de lado todo juicio. Su risa espontánea y sincera puede acabar en verdadera carcajada. No hay nada más contagioso que la risa de un niño porque nos conecta con esa energía y vitalidad, con ese goce y disfrute auténticos.
Para gozar de una buena salud tenemos que conectar con nuestro niño interior, con ese entusiasmo por la vida, con la espontaneidad, con el juego, con la curiosidad, con el disfrute de probar cosas nuevas y de sentir nuestro cuerpo, descubriendo todas nuestras posibilidades. En este sentido, la risoterapia nos puede ayudar porque a través de dinámicas de expresión corporal, de baile, de juegos y de improvisaciones, conectamos con nuestro niño interior, dejando de lado el juicio, deshinibiéndonos y liberando los bloqueos y tensiones emocionales que nos provocan rigidez y malestar.
Después de una sesión de risoterapia, la persona sale con las pilas cargadas, llena de energía y de vitalidad, sintiéndose mucho más optimista y capaz de enfrentar los problemas y situaciones del día a día. Recordemos que cuando nos reímos, ejercitamos más de 400 músculos de nuestro cuerpo y liberamos endorfinas y serotoninas que son neurotransmisores relacionados con el bienestar psicológico.
Durante una sesión de risoterapia las distintas actividades que se realizan persiguen provocar la risa y la carcajada espontánea, creando un ambiente alegre y distendido. Además, el hecho de que se realice en grupo potencia sus beneficios porque la risa se contagia fácilmente. Por otro lado, al hacerlo en grupo, se socializa y se conoce a gente nueva, ayudando a desarrollar nuestras habilidades sociales y emocionales, aumentando nuestra autoestima, nuestra seguridad y las relaciones interpersonales.
Beneficios de la risoterapia
Entre sus innumerables beneficios para nuestra salud, podemos destacar que:
Reduce la ansiedad y previene la depresión al ayudar a conectar con nuestras emociones y a liberar las tensiones y el estrés diarios.
Nos ayuda a ser más optimistas porque nos conecta con nuestra alegría y nuestras ganas de vivir.
Regula el ritmo cardíaco y mejora la circulación sanguínea.
Nos ayuda a liberarnos del estrés y de las tensiones del día a día, aportándonos una sensación de tranquilidad y de relajación.
Fomenta nuestra autoestima y confianza en nosotros mismos.
Nos ayuda a desarrollar nuestras habilidades sociales y emocionales.
Fortalece los vínculos afectivos entre las personas, por ello, muchas empresas recurren a las sesiones de risoterapia para mejorar las relaciones entre los trabajadores y cohesionar el grupo.