Prepara tu propia comida. No solo se trata de una opción mucho más económica que comer fuera todos los días sino que así también podrás evitar la tentación de pedir alimentos poco sanos o muy calóricos, solo porque las personas a tu alrededor lo hacen. En realidad, no demanda tanto trabajo, solo tienes que cocinar un poco más en la noche o preparar la comida durante el fin de semana y guardarla en el congelador. De esta forma también tienes la posibilidad de planificar conscientemente tu menú, apostando por una alimentación más equilibrada a lo largo de toda la semana.
Ten a mano snacks saludables. A veces el hambre ataca sin previo aviso, ya sea debido a que no desayunamos o a que tenemos un día más sobrecargado de trabajo que ha disparado nuestro nivel de estrés. En esos casos, lo más recomendable es tener a mano un snack saludable. Puedes llevar frutas frescas, un yogurt o frutos secos. Así podrás aguantar hasta la próxima comida y obtener una dosis extra de energía, sin tener que recurrir a la bollería industrial, que solo añade calorías vacías.
Hidrátate. Aunque la jornada de trabajo sea intensa, asegúrate de beber al menos tres o cuatro vasos de agua. Intenta evitar el café y las gaseosas, en su lugar, apuesta por el agua o las infusiones de hierbas. Cuando te levantes a estirar las piernas, aprovecha ese momento para beber. No olvides que el cerebro necesita agua para funcionar. De hecho, ¿sabías que una disminución de tan solo el 2% del agua en el cuerpo puede provocar una pérdida de memoria temporal y afecta la concentración? Al contrario, mantenerse hidratados mejora el funcionamiento cognitivo.
Dedica tiempo a comer. Se ha demostrado que comer delante del ordenador es uno de los peores hábitos que podemos desarrollar. Y es que la sensación de saciedad no está determinada únicamente por la cantidad de alimentos que ingerimos sino también por la atención que le prestamos al acto de comer y la satisfacción que obtenemos de este. Por eso, cuando comemos delante del ordenador, tendremos que comer más para sentirnos saciados. Considera que la señal de saciedad tarda aproximadamente 30 minutos en llegar al cerebro. Además, comer de manera relajada también te permitirá masticar mejor los alimentos, lo cual repercutirá positivamente en la digestión.
Elige alimentos sanos que mantengan sus propiedades. Las verduras, la pasta, el arroz y las carnes hechas a la plancha, al vapor o en el horno son excelentes opciones para comer en el trabajo ya que pueden resistir el tiempo suficiente fuera del refrigerador. Puedes preparar un plato único de carne pero debes evitar los empanados, rebozados o fritos ya que se resecan en pocas horas. En todo caso, los aliños se deben añadir en el momento de comer y, por seguridad alimentaria, alimentos como el queso, el jamón y el surimi se deben llevar separados.
Fuente: Nutrición saludable en el trabajo - Nutrición Saludable