Empresa Saludable: salud en el trabajo

La importancia de la vida saludable para empresas y empleados

Una dieta saludable contribuye de forma importante a una mejor salud y a la prevención de enfermedades graves como las patologías cardiovasculares (infartos de miocardio y accidentes vasculares cerebrales). Además comer bien ayuda a combatir el estrés y

alimentación en el trabajo
nos protege de trastornos menores como los resfriados o la gripe. En el trabajo, una alimentación equilibrada y en la cantidad y frecuencia adecuadas mantiene el nivel de energía y mejora el rendimiento.

Muchos trabajadores comen fuera de casa, ya sea en sus centros de trabajo, ya sea en bares o restaurantes. Por tanto, la forma en que se alimentan va a depender de su conocimiento en lo relativo a una dieta saludable y de la oportunidad del acceso a productos y elecciones saludables. Una buena alimentación favorece el rendimiento óptimo en todos los casos, incluso, en ciertas situaciones, como los viajes por motivo del trabajo o el trabajo nocturno, requieren una elección cuidadosa de los alimentos que se consumen para mantener constantes los niveles de energía.

Promover hábitos alimentarios saludables en la empresa es pues algo bueno tanto para el trabajador (mejor salud, más rendimiento) como para la empresa (mayor productividad, menor absentismo).

No sólo hablamos de la obesidad, considerada por la OMS como la epidemia del siglo XX, también de patologías como las cardiovasculares, el cáncer o la diabetes, precisan de una gran inversión de dinero y esfuerzos en cuanto aparecen. Tener trabajadores sanos en organizaciones que promuevan la salud nos ayuda a reducir este esfuerzo y el coste que supone para el propio trabajador, la empresa y la sociedad en general.

¿Cómo afecta nuestra salud en el trabajo?

Se sabe que tener un índice de masa corporal (IMC) superior a 30 genera costes
salud laboral
importantes para las empresas
. Estudios realizados en EEUU observan que estos costes se producen especialmente por disminución de la productividad y estudios realizados en Canadá estiman que el sobrepeso puede generar entre 1.61 y 1.74% más de absentismo.

Algunas conductas observadas en los trabajadores son los desayunos de poca cantidad (ya hemos hablado sobre la importancia de esta comida en: ¿Por qué hay que desayunar?) y mala calidad para afrontar el trabajo diario o los almuerzos hipercalóricos, con bebidas gaseosas y estimulantes, consumidos con cierta celeridad y que generan un período postprandial somnoliento con menor rendimiento físico y mental.

- Por consiguiente, es posible y rentable intervenir a nivel laboral en desayunos, en menús del restaurante, en el contenido de las máquinas expendedoras, en las pausas y descansos, en información y educación alimentaria de trabajadores y familiares, en acciones preventivas individuales o grupales según el tipo de trabajo y esfuerzo, etc. -

Todas las acciones para mejorar la alimentación de los trabajadores, mejoran la salud individual, la calidad de vida, las relaciones sociales y familiares, el clima laboral, el trabajo en equipo y la imagen de la empresa respecto a los trabajadores. Una buena alimentación es sinónimo de salud, vitalidad, productividad y ánimo.

No se debe olvidar que las actuaciones más eficientes en este campo son las que se asocian a la promoción de la actividad física.



Los Programas de promoción de la salud en el lugar de trabajo

OMS. El lugar de trabajo como contexto para la promoción de la salud

Los programas de promoción de la salud en el lugar de trabajo, destinados a luchar contra el sedentarismo y los hábitos de alimentación poco saludables, resultan efectivos para mejorar los resultados relacionados con la salud, como los factores de riesgo de la obesidad, la diabetes y las enfermedades cardiovasculares. Aumentar la productividad de los empleados, mejorar la imagen institucional y moderar los costos de asistencia médica son algunos de los argumentos que pueden impulsar a la gerencia superior a poner en marcha e invertir en programas de promoción de la salud en el lugar de trabajo.

Las dietas poco saludables y la ingesta energética excesiva, el sedentarismo y el consumo de tabaco constituyen factores de riesgo fundamentales de las enfermedades no transmisibles. Se calcula que en 2005 murieron 35 millones de personas como consecuencia de enfermedades no transmisibles, tales como cardiopatías, accidentes cerebrovasculares, cáncer y diabetes. Alrededor del 80% de estas muertes se produce en países de ingresos bajos y medianos que tienen que hacer frente también a la carga de enfermedades infecciosas, trastornos perinatales y enfermedades relacionadas con la maternidad y carencias nutricionales.

Ocuparse de la dieta y la actividad física en el lugar de trabajo abre la posibilidad de mejorar la salud de los trabajadores; contribuir a una imagen positiva y social de la empresa; aumentar la moral del personal; reducir la rotación de personal y el absentismo laboral; aumentar la productividad; y reducir las ausencias por enfermedad, rebajar los costos de la asistencia médica y disminuir las cuotas de los seguros de accidente y discapacidad de los trabajadores.



Carga mundial de las enfermedades no transmisibles

En 2005, las enfermedades no transmisibles representaron el 60% de todas las defunciones previstas en todo el mundo, es decir, se calcula que 35 millones de personas fallecieron a consecuencia de enfermedades no transmisibles. Entorno al 80% de las muertes por enfermedades no transmisibles se produce en países de ingresos bajos y medianos. Las cinco enfermedades no transmisibles principales son las cardiopatías, los accidentes cerebrovasculares, el cáncer, las enfermedades respiratorias crónicas y la diabetes. Existen pruebas científicas concluyentes de que una dieta saludable y una actividad física adecuada (es decir, alrededor de 30 minutos de actividad física de intensidad moderada unos cinco días a la semana) desempeñan un papel importante en la prevención de estas enfermedades.

Además, se calcula que aproximadamente el 80% de las enfermedades cardiovasculares, los accidentes cerebrovasculares, la diabetes de tipo 2 y el 40% de los cánceres pueden prevenirse mediante intervenciones económicas y costoeficaces que actúan sobre los factores de riesgo primarios. La carga de las enfermedades no transmisibles no sólo incide sobre la calidad de vida de las personas afectadas y de sus familias sino también sobre la estructura socio-económica del país.

"Es posible influir en conductas saludables de grandes cantidades de personas”


El entorno del lugar de trabajo está establecido claramente como un área de acción importante para promocionar la salud y prevenir. “Las personas deben tener posibilidad de adoptar decisiones saludables en el lugar de trabajo para reducir su exposición a riesgos. Por otra parte, el costo de las enfermedades no transmisibles para los empleadores está aumentando rápidamente. Es preciso garantizar la posibilidad de adoptar decisiones saludables en el lugar de trabajo y apoyar y promover la actividad física”.

“Es preciso insistir en la promoción de la salud y la prevención de las enfermedades no transmisibles en el lugar de trabajo, sobre todo fomentando entre los trabajadores una dieta sana y actividad física y promoviendo la salud mental y de la familia en el trabajo”.



Razones que justifican el uso del lugar de trabajo como marco para la promoción de una dieta saludable y la actividad física.

Principales puntos fuertes del marco del lugar de trabajo

La promoción de la salud en el lugar de trabajo se ha centrado por lo general en promover la salud del trabajador mediante la reducción de conductas individuales relacionadas con factores de riesgo como, por ejemplo:



    el consumo de tabaco;

    el sedentarismo;

    una mala alimentación;

    otras conductas de riesgo para la salud .

    Los programas de promoción de la salud en el lugar de trabajo tienen la posibilidad de llegar a una proporción importante de trabajadores adultos. Además, son un medio efectivo de promocionar hábitos alimentarios saludables y la actividad física regular, por lo que deben dedicarse esfuerzos a su uso con el fin de mejorar los hábitos de alimentación y de actividad física de la población trabajadora.

    Pueden fomentarse conductas saludables en el lugar de trabajo a través de varios niveles de influencia. Ésta puede variar desde la acción directa, como educar para la salud, aumentar la disponibilidad de alimentos saludables e incrementar las oportunidades de realizar actividad física, a la acción indirecta, como el fomento del apoyo social y las normas sociales y la promoción de conductas saludables.

    dieta saludable empresas


    Importancia del personal directivo superior

    El personal directivo superior ha de interesarse en emprender la promoción de la salud en el lugar de trabajo por diversas razones, entre las que figuran las siguientes:



      incrementar las conductas saludables;

      reducir los costos de asistencia médica y por discapacidad;

      aumentar la productividad de los empleados y mejorar la imagen institucional.

      Efectividad y eficacia de las intervenciones de promoción de la salud en el lugar de trabajo dirigidas a los hábitos alimentarios y la actividad física.

      Panorama general de los resultados de la investigación

      Los programas que se ocupan de la actividad física y los hábitos alimentarios son efectivos en cuanto a lo siguiente:



        modificar conductas de modo de vida, como mejorar la actividad física y los hábitos alimentarios;

          mejorar los resultados relacionados con la salud, como la reducción del índice de masa corporal, la reducción de la presión arterial y la reducción de otros factores de riesgo de cardiopatías.

            facilitar cambios a nivel de la organización, como la reducción del absentismo laboral.

            Vinculación de los programas a los objetivos empresariales

            Los programas y las políticas dirigidas a prevenir las enfermedades no transmisibles a través de la promoción del régimen alimentario y la actividad física en el lugar de trabajo se verán reforzadas cuando favorezcan los objetivos institucionales de la empresa, tanto respecto de los efectos económicos en toda la organización como de las prestaciones a nivel individual en favor de la salud y el bienestar de los empleados.

            Los programas de promoción de la salud en el lugar de trabajo pueden considerarse como iniciativas estratégicas dirigidas a proteger los recursos humanos y financieros. Al promover la salud y la reducción de los factores de riesgo, las empresas pueden evitar costos sanitarios innecesarios, aumentar la productividad, reducir el absentismo laboral y la rotación de personal y alentar a sus empleados a través de un compromiso manifiesto con su bienestar.



            Entorno propiciatorio


            Las características del entorno laboral, tanto sociales como físicas, pueden influir en los hábitos de alimentación y en las opciones de actividad física de una persona.

            Algunos ejemplos de acciones dirigidas a crear un entorno físico propiciatorio son los siguientes:



              añadir opciones de alimentos más saludables en la cafetería del lugar de trabajo;

              crear oportunidades de realizar actividad física;

              presentar estrategias en los "puntos de venta" sobre régimen alimentario y actividad física, como por ejemplo colocar signos en las escaleras que pongan de manifiesto los beneficios de su uso en comparación con la utilización del ascensor;

              facilitar el acceso a instalaciones de entrenamiento físico y duchas.

              Uso de incentivos        

              Los incentivos ofrecen un mecanismo que permite lo siguiente:



                crear y mantener la motivación en torno a los programas de promoción de la salud en el lugar de trabajo;

                  aumentar la tasa de participación en los programas de promoción de la salud en el lugar de trabajo;

                    evitar el descenso en las tasas de participación.

                    Existen varios tipos de incentivos que pueden utilizarse, que pueden definirse en general como intrínsecos o extrínsecos. Pueden incorporarse de varias formas en los programas de promoción de la salud en el lugar de trabajo, es importante tener en cuenta el atractivo del incentivo desde el punto de vista del participante, por lo que podría ser de ayuda encuestar anualmente a los empleados con relación a sus preferencias. Por ejemplo, la comodidad de la hora y el lugar y las dispensas laborales pagadas pueden considerarse incentivos atractivos para participar en programas de promoción de la salud en el lugar de trabajo.

                    Programas a medida

                    Si nos apartamos de un tipo de enfoque universal, la “elaboración a medida” es una estrategia que permite aumentar la efectividad de los programas de modificación del modo de vida.

                    Las intervenciones a medida suelen administrarse normalmente de las formas siguientes:



                      orientación presencial;

                      comunicación impresa;

                      orientación telefónica;

                      Internet

                      Reseña de caso

                      En una intervención llevada a cabo en Bélgica se ensayaron mensajes a medida sobre nutrición relativos a la ingesta de una dieta baja en grasas que se distribuyeron a través de la red interna del lugar de trabajo. El objeto del estudio era evaluar los efectos de la intervención en una situación real que no estaba estrechamente controlada; así pues, los lugares de trabajo estudiados variaban en tamaño (de menos de 200 a más de 1000 empleados totales), en el porcentaje de operarios (entre el 0% y el 60%) y en el porcentaje de empleados masculinos que cumplían los criterios de participación (de menos del 20% a más del 90%).

                      Pasados seis meses, los participantes del grupo de intervención informaron de un descenso significativamente mayor en el número total de gramos de grasa y en el porcentaje de calorías totales procedentes de las grasas, en comparación con los participantes que no se sometieron a la intervención.

                      El programa se basaba en el modelo contextual social, que proporciona un marco con el cual pueden incorporarse factores sociales contextuales, como las normas sociales, la cultura y el entorno físico, en el diseño de actividades de intervención. Las actividades estaban orientadas a nivel individual, medioambiental y de la organización, y se llevaban a cabo cada mes en los lugares de trabajo.

                      A nivel individual, con el material didáctico introducido en las sesiones de grupo sobre educación para la salud se trataba de reforzar la autoeficacia de los participantes al exponerlos a información y dotarlos de estrategias sobre la manera de empezar a modificar sus hábitos actuales. Así, por ejemplo, los participantes hicieron visitas a los supermercados y debatieron cómo sustituir su patrón de alimentación actual por prácticas de alimentación más saludables. El concepto de sustituir alimentos menos saludables por alimentos más saludables también era una forma de control del estímulo, ya que se iniciaba un proceso de cambio que ayudaba a los participantes a atravesar las diferentes fases de cambio.

                      Los participantes recibieron también directrices sobre la manera de fijar objetivos progresivos para aumentar el nivel de actividad física. En acontecimientos como ferias de salud, los empleados pudieron participar en diversas evaluaciones individualizadas, como la determinación de la grasa corporal relativa o una evaluación de sus hábitos de alimentación. Seguidamente, se daba a los participantes información de retorno individualizada basada en las respuestas personales. Al ofrecer muchas oportunidades para que los empleados debatiesen estos temas en un marco de grupo, celebrar acontecimientos para toda la empresa y ofrecer actividades específicas para atraer el interés de las familias de los empleados, la intervención también trataba de aumentar los lazos sociales entre los trabajadores. Esto también podría haber llevado a un cambio positivo en las normas sociales del lugar de trabajo en torno a conductas saludables en el modo de vida.

                      Puesto que el estudio se centró en los trabajadores (frente a la gerencia), los efectos de la intervención se compararon en función de categorías de ocupación.

                      Tanto la ingesta de frutas y hortalizas como la actividad física aumentaron en cantidades importantes en los trabajadores que se sometieron a la intervención, en tanto que ambos tipos de conducta se redujeron en la gerencia. No obstante, los resultados fueron significativos estadísticamente solamente respecto de la ingesta de frutas y hortalizas. Estos resultados apuntan a estrategias de contratación e intervención que pueden dar buenos resultados con los operarios, quienes generalmente tienen menos acceso a los programas de promoción de la salud en el lugar de trabajo.



                      Conclusiones generales

                      El lugar de trabajo como contexto para la promoción de la salud

                      El lugar de trabajo está reconocido internacionalmente como un contexto adecuado para la promoción de la salud. Abordar el régimen alimentario y la actividad física en este contexto puede servir para mejorar la salud de los trabajadores y contribuir a una imagen positiva y humanitaria de la empresa. Otros beneficios que pueden producirse son el aumento de la moral y la productividad del personal y la reducción en la rotación de personal, el absentismo y las ausencias por enfermedad. Asimismo pueden conseguirse reducciones en los costos de los planes de asistencia sanitaria y en las indemnizaciones por accidente de trabajo y por discapacidad. El lugar de trabajo constituye un contexto favorable, no sólo debido a la importante proporción de tiempo que pasa en el trabajo la gran mayoría de la población, sino porque brinda la posibilidad de utilizar la presión de los compañeros para animar a los empleados a realizar modificaciones deseables en sus hábitos relacionados con la salud.

                      La dirección superior puede tener diferentes motivos para desear unos empleados más sanos. Por tanto, es importante considerar sus razones y motivaciones para que puedan comprometerse adecuadamente en la instauración de programas de promoción de la salud en el lugar de trabajo y para que los programas sean efectivos y rindan resultados.

                      Elementos fundamentales de un programa efectivo

                      En la creación e implantación de programas de promoción de la salud en el lugar de trabajo han de tenerse en cuenta los elementos siguientes: el establecimiento de metas y objetivos claros, la vinculación de los programas a los objetivos empresariales, un decidido apoyo por parte de la dirección y una comunicación efectiva, y la creación de entornos propiciatorios.

                      Varios factores de riesgo pueden influir en el ambiente de trabajo, según recoge un modelo de Empresa Saludable pionero en el mundo publicado por AENOR. Dicho modelo, basado en los criterios de la Organización Mundial de la Salud (OMS), establece ciertos requisitos para implantar un sistema de gestión de empresas saludable. Está dirigido a cualquier organización, independientemente de su tamaño o sector, y pretende mejorar la salud y bienestar de los empleados, reducir la siniestralidad laboral y las enfermedades, especialmente las crónicas, y aumentar la motivación de los empleados, disminuyendo el absentismo.



                      Beneficios económicos

                      Además, incrementa la productividad, competitividad y sostenibilidad de las empresas y disminuye los costes sanitarios y de Seguridad Social. De hecho, diversos estudios han concluido que las iniciativas saludables en los entornos laborales tienen beneficios económicos. Por ejemplo, un informe World Economic Forum ("The Workplace Wellnes Alliance") pone de manifiesto que el promedio del retorno de la inversión (ROI) es de 2,54 euros por cada euro gastado en programas de bienestar en las empresas; además, concluye que el promedio del coste que las empresas pueden recuperar invirtiendo en programas de salud y bienestar es de 545 euros por año.

                      Por su parte, la red europea de promoción de la salud en el trabajo (ENWHP) ha concluido que cada euro invertido en programas de promoción de la salud en el trabajo genera un retorno de la inversión de entre 2,5 y 4,8 euros en absentismo y de entre 2,3 y 5,9 euros en costes de enfermedad.

                      Además, reduce el presentismo, es decir, el hecho de acudir al trabajo enfermo y de no rendir como cuando se está sano, que puede llegar a ser del 33% o más. Del mismo modo, disminuye los costes de la seguridad social, al reducir los costes sanitarios hasta un 26,1%, las incapacidades temporales o permanentes, las pensiones, etcétera.

                      DieSalud a través de Empresa Saludable quiere mostrar a organizaciones y empleados la importancia del cuidado de la salud en el lugar de trabajo y los beneficios que aporta la mejora de la dieta y la actividad física a la productividad y el rendimiento durante la jornada laboral.

                      Photo by Safia Osman

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