Cuando hablamos de trastorno afectivo estacional nos referimos a las alteraciones que ocasiona el clima en el estado de ánimo.
Cualquier cambio externo supone una alteración en nuestra rutina y exige una adaptación de nuestra parte. El calor altera considerablemente nuestro ritmo de vida, desde el propio descanso, al trabajo o a las actividades de ocio. ¿Cómo consigo combatir la influencia de la ola de calor que tenemos en mi estado de ánimo? Lo vemos a continuación.
La temperatura nos afecta anímicamente
Numerosos estudios llevan años relacionando el calor extremo con alteraciones en el comportamiento y el estado anímico. Cuando hace excesivo calor se alteran los niveles y equilibrio de dopamina y serotonina, neurotransmisores relacionados con las emociones.Nos mostramos irritables, agresivos, estresados, aumentando considerablemente las tasas de suicidio. Las personas con problemas emocionales son las más sensibles, aumentado considerablemente las visitas psiquiátricas en la temporada estival.
El llamado SAD veraniego no es más que una depresión provocada por un cambio en nuestra rutina y horarios a las que tenemos que adaptarnos. Nos vuelve más irascibles, afectando a nuestras relaciones familiares y de pareja. El SAD de verano es más una depresión agitada, mientras que las personas con SAD de invierno tienden a quedarse dormidas y a comer en exceso, el SAD de verano a menudo se manifiesta con insomnio y falta de apetito.
Las olas de calor en España
Las altas temperaturas y la humedad sufridas por las recientes olas de calor en la península nos impiden descansar correctamente. Esta falta de sueño provoca:Somnolencia
Decaimiento
Fatiga
Ansiedad
Estrés
Cansancio
Agotamiento
Apatía
Cambios de humor
Falta de concentración
Bajo rendimiento laboral
Diversas investigaciones apoyan la teoría según la cual las personas mantienen un mejor equilibrio emocional en climas templados en los que no hay cambios bruscos de temperatura ni de humedad.
¿Has notado alguna vez cómo te enfadas o irritas más cuando tienes mucho calor?
Pues bien, existe una estrecha relación entre estar más enfadados, agresivos y cabreados cuando hace mucho calor. Esto aumenta hasta un 20% la probabilidad de tener accidentes de tráfico, de hecho hacemos más uso del claxon pues tenemos menos paciencia.
Un reciente estudio ha demostrado que los delitos contra las mujeres son más habituales en verano, uno de los factores condicionantes es, como hemos apuntado antes, el calor cuando aumenta la agresividad. De hecho, hay una explicación biológica entre el calor y el mal humor:
La adrenalina es una hormona que se genera cuando el cerebro considera que el organismo se siente amenazado y lo prepara para la lucha o huida. En el caso del calor, no hay un peligro real pero la respuesta es la misma, apareciendo síntomas propios de un cuadro de ansiedad como irritación, insomnio etc. El objetivo del sudor y la vasodilatación es facilitar la pérdida de calor a través de la piel; pero este proceso lleva también el aumento de la frecuencia cardiaca y respiratoria, dificultando el sueño y aumentando la irritabilidad y somnolencia durante el día.
La falta de concentración
Diversos estudios han establecido una relación directa entre las altas temperaturas y el menor rendimiento en el trabajo. Se considera que mientras mas calor hace, la concentración y la productividad disminuyen.Cuando el cuerpo concentra su energía en mantener una temperatura idónea, otras funciones se pueden ver afectadas; por ejemplo, nuestra capacidad de respuesta se vuelve más lenta. La dificultad para dormir hace que por el día nos sintamos cansados y por tanto tengamos menos ganas de trabajar.
Debemos mantenernos bien hidratados, pues a través de la sudoración liberamos agua. El sudor es el encargado de mantener una buena temperatura corporal.
¿Cómo combatimos estos efectos negativos?
A continuación, enumeramos una serie de pautas a seguir para evitar que las altas temperaturas y la humedad influyan en nuestro temperamento.Evita salir a la calle en horas centrales del día. Entre las 12 h y las 17 h no se recomienda salir a la calle. Si es imprescindible, estar bien hidratados para evitar los golpes de calor.
Trata de mantener una rutina de sueño. El insomnio es una de las mayores amenazas del calor extremo ya que nos impide descansar adecuadamente aumentando nuestra irritabilidad durante el resto del día. El aire acondicionado, los ventiladores, las duchas nos pueden ayudar a conciliar el sueño en las noches más calurosas.
Utiliza la relajación diafragmática justo antes de irte a dormir, pues bajará tu ritmo cardíaco y la respiración se volverá más lenta.
Evita el consumo de alcohol, ya que tiene un importante efecto deshidratador.
Cuida tu alimentación evitando las comidas copiosas, digestiones pesadas, cafeína y otras sustancias que impidan la conciliación del sueño. Puedes aumentar el consumo de frutas y verduras.
Intenta mantener tu rutina en la medida de lo posible. Con las altas temperaturas, es mucho más complicado moverse, no nos apetece. Sin embargo, el ejercicio moderado es clave para nivelar nuestro estado de ánimo. Adapta tu ritmo de vida al calor, pero intenta mantener tu rutina. Por ejemplo, sal a correr a última hora de la tarde.
Evita el sedentarismo, aprovecha para ir a la playa o a la piscina, compartiendo el tiempo en familia.
Bebe mas líquidos sin esperar a tener sed.
Permanece en espacios ventilados y acondicionados.
Durante el día, baja las persianas y por las noches abrelas para ventilar.
En el caso de que todas estas pautas anteriores no surgan efecto para disminuir los síntomas, acude al profesional de la psicología adecuado que te dé las claves para gestionar tus emociones y tu estado anímico negativo.