La calidad del aire que respiramos es un asunto de vital importancia, pero no solo por sus consecuencias a nivel físico: enfermedades, alergias, problemas respiratorios… sino también por sus efectos a nivel psicológico.
Al igual que afectan la luz o la climatología, factores externos que pensamos a priori que pueden no incidir directamente, en nuestro estado de ánimo también influye la calidad del aire.
Según un estudio sobre la calidad del aire interior, la contaminación del aire interior incide en las alergias, provoca dolores de cabeza, reacciones cutáneas y catarros Pero no solo eso, a un 56% les impide conciliar el sueño y a un 60% les genera mayor estrés.
Esa misma investigación sostenía que los españoles tienen claro que respirar un aire puro y de calidad mejora su salud, así lo sostiene un rotundo 97%, y un 62% asegura que influye positivamente en su estado de ánimo.
Y es que un aire de baja calidad puede empeorar el estado de ánimo, el rendimiento, así como favorecer enfermedades y la sensación de irritabilidad y nerviosismo.
Por el contrario, el incremento de la calidad del aire favorece la eliminación de toxinas que se acumulan en el organismo y ayuda a mitigar la ansiedad y el estrés. Además, respirar un aire limpio mientras dormimos contribuye a la calidad de nuestro sueño y ayuda a que descansemos mejor.
El Instituto Tecnológico de Massachusetts realizó un estudio sobre la contaminación del aire en ciudades como China, y una de sus conclusiones fue que puede contribuir al aumento de los niveles bajos de felicidad en la población. La mala calidad del aire, debido a la contaminación, tiene un costo emocional. Las personas se sienten infelices, y eso significa que pueden tomar decisiones irracionales y realizar actos impulsivos o riesgosos, como resultado de una depresión o ansiedad a corto plazo.
Consejos para mejorar la calidad del aire:
Desde Vivienda Saludable siempre incidimos en la importancia de tener en casa un nivel óptimo de aire y, para ello, podemos llevar a cabo una serie de rutinas:- Una correcta ventilación: hay que ventilar varias veces al día toda la casa y en las horas más adecuadas según la estación del año.
- Renovar filtros del aire acondicionado y limpiarlos con frecuencia. A partir de ciertos estudios científicos, se ha llegado a la conclusión de que un estado de ánimo estable puede conseguirse a través de una temperatura que oscile en los 25 grados en el verano. Por eso, es recomendable que la temperatura del aparato se coloque bajo este parámetro para evitar complicaciones anímicas.
- Invertir en puertas y ventanas que garanticen un buen aislamiento y estanqueidad: para que no entre contaminación ni malos humos del exterior.
- Ayuda de purificadores y/o humidificadores de aire: La humedad del aire también influye directamente en la incidencia que puedan tener los microorganismos en nuestra salud y en nuestro estado de ánimo. Los purificadores de aire pueden eliminar el 99.97%, o más, de las partículas en el aire con un tamaño de 0.3 micras, incluido el polvo, el polen, el moho y las bacterias.
- Las plantas, grandes aliadas, especialmente la areca, el bambú o la palmera enana. Las plantas de interior tienen la capacidad de filtrar los contaminantes del aire y, colocadas estratégicamente, te ayudarán a crear una atmósfera de bienestar en cualquier estancia.
- Elige productos ecológicos: Cambia tus productos de limpieza por opciones menos tóxicas. La lejía y los productos químicos agresivos pueden ser efectivos en las manchas y la grasa, pero afectan negativamente el aire que se respira.
¿Cuántas veces nos hemos sentido irritados o agobiados cuando el ambiente de casa estaba muy cargado? Es el ejemplo más claro de que hay que cuidar la calidad del aire si queremos sentirnos mejor y más felices. Confiamos en que, con los consejos que os hemos dado, estaréis más cerca de lograrlo.