Sabemos que el ejercicio físico es importante a todas las edades. Presenta beneficios para la salud y ayuda a los mayores a ser menos dependientes. Sin embargo, todavía hay personas mayores (y no tan mayores) que piensan que al cumplir cierta edad hay que cuidar al cuerpo en el sentido de darle reposo total y no hacer mucho ejercicio, no se vaya a fatigar.
Es un problema cuando la propia persona piensa que “a su edad ya no está para hacer ejercicio” o que “ya ha hecho mucho ejercicio de joven y ahora ya puede descansar” (estas son frases que me han dicho mis pacientes alguna que otra vez). Sin embargo, los que se animan a llevar una vida más activa, notan los beneficios en poco tiempo.
Pensar que por el hecho de cumplir años tiene uno que verse limitado y no ser capaz de levantarse o sentarse sin ayuda, o caminar unos pocos pasos, es un error. En la mayoría de los casos, las gandes limitaciones no vienen por la edad sino por otros muchos factores, entre los cuales el sedentarismo y los hábitos poco saludables tienen un peso importante.
Ya vimos en un vídeo cómo el ejercicio puede ayudar a mejorar la independencia y calidad de vida incluso a personas de edad avanzada y con importantes limitaciones físicas, como comentamos en la entrada sobre el ejercicio físico como medicina que rejuvenece. Cuando hablamos de personas mayores, algunos piensan en sujetos de 65, 70, 75 años… Yo trabajo habitualmente con personas de más de 90 años de edad; algunos con importantes limitaciones físicas pero, cuando se consigue introducir el ejercicio en sus actividades cotidianas, se aprecian mejoras en cuanto a movilidad, fuerza y, lo más importante, en su autonomía y calidad de vida.
Marcarse unos objetivos realistas, ponerse de acuerdo entre los profesionales, el paciente y los familiares, para trabajar todos en la misma dirección, es la forma de conseguir que el ejercicio, practicado con regularidad y adaptado a las capacidades de la persona, de los frutos en forma de beneficio para la salud.
Y cuando alguien me dice que ha sido sedentario, que ya es muy mayor y que ya no va a poder mejorar ni hacer ejercicio, nunca pierdo la oportunidad de explicarle casos de personas muy mayores y sedentarias que se iniciaron en la práctica del ejercicio y han llegado a ser incluso atletas, como los ejemplos citados en esta entrada en Vitonica.
Una vida activa aporta beneficios en cuanto a reducir el número y las consecuencias de las caídas, dar más autonomía, más calidad de vida e incluso relacionarse con mejoras a nivel cognitivo y de relaciones sociales. Sobre todo esto hay mucha evidencia en la literatura científica y, además, es algo podemos medir y palpar a diario los profesionales que trabajamos con personas mayores.
Imágenes por Lazlo y A Stock-Studio en Shutterstock (no reutilizar)
La entrada Mitos en personas mayores (VI): ¡A mi edad no estoy para ejercicio! ha sido publicada originalmente en Tufisio.net Blog de Fisioterapia.