En fisioterapia es habitual que para las ofertas de empleo se solicite formación acorde al puesto a desempeñar: pediatría, neurología, ejercicio terapéutico, fisioterapia respiratoria, manejo de pacientes con problemas cardíacos… Pero con la fisioterapia en geriatría no suele pasar. Se puede pedir experiencia, pero parece que la formación se da por sabida. Error.
Voy a habar de particularidades y características de la Fisioterapia en Geriatría, tratando de aclarar algunos mitos y errores:
La Fisioterapia en Geriatría se emplea en lugares como centros de mayores, residencias, unidades de estancia diurna…
Esto es una verdad a medias. Claro que se emplean en instituciones dedicadas al cuidado de personas mayores, pero no únicamente ahí. En hospitales y centros de salud es habitual la asistencia de personas mayores. También en trabajo a domicilio o en clínicas y consultas privadas.
Las personas mayores, simplemente debido a que tienen una larga historia de vida, pueden sufrir caídas, operaciones, infartos, fracturas, encames prolongados, dolores crónicos y una serie de procesos que son atendidos por fisioterapeutas en todos los ámbitos. Por ello es necesario que los fisioterapeutas conozcan las características de estos pacientes y estén formados para trabajar con ellos.
La Fisioterapia en Geriatría consiste en mantener capacidades, para que no empeoren las personas mayores.
Igual que en el punto anterior: es una verdad a medias. En cualquier proceso de recuperación o prevención, el objetivo es mantener la condición actual (al menos no empeorar) pero con las personas mayores los objetivos tienen que adaptarse a la situación, y pueden ser tan optimistas y ambiciosos como las circunstancias lo permitan.
Hay personas mayores que pueden recuperar fuerza, movilidad y equilibrio y consiguen mejoras más allá de lo que se podía pensar en un principio. El ejercicio físico es seguro y necesario en las personas mayores, incluso en personas frágiles o dependientes. Como ejemplo, esta entrada sobre el ejercicio como medicina para personas mayores dependientes (con vídeo incluido).
Las personas mayores son adultos, por lo que los tratamientos son como en el adulto.
Esto es falso, y es un error importante. En las personas mayores los síntomas son diferentes al adulto. Hay procesos que se dan de manera distinta, y hay que saber identificar y tratar esas diferencias con respecto al adulto. Además, hay procesos específicos, como los síndromes geriátricos, que son entidades con características propias y diferenciales que hay que conocer a fondo (caídas, fragilidad, inmovilidad, deterioro cognitivo y demencia, polimedicación, etc.).
Por lo tanto, no basta conocer y aplicar diagnóstico y tratamiento que empleamos en el paciente adulto. Al igual que, por ejemplo, con niños, hay que hacer formación específica para saber explorar, diagnosticar y tratar los problemas, así como aplicar medidas preventivas siempre que sea posible (algo que no podremos hacer si no conocemos los principales problemas del paciente anciano).
Dolor crónico y problemas de la edad: son inevitables.
Otro error. Es una creencia falsa, aunque hay que matizar. En otras ocasiones he hablado del tema: que aparezcan limitaciones con la edad no significa resignarse a sufrir. Con la edad aparecen cambios degenerativos que se asocian al desarrollo y envejecimiento. Además, cumplir muchos años sencillamente te expone a tener más vivencias, y eso también incluye enfermedades, dolores y problemas. Pero no todas las personas mayores tiene problemas de salud o dolor crónico.
Es más, entre las personas mayores que tienen enfermedades, lesiones o dolor, hay muchas que tienen buena calidad de vida. Es decir, a pesar de limitaciones que puedan ir surgiendo, hay ancianos que se mantienen activos.
Evitar hábitos tóxicos (tabaco, alcohol…), hacer ejercicio diario (incluyendo ejercicios de fuerza y equilibrio) y mantener una alimentación saludable son factores protectores a cualquier edad. En personas mayores estas medidas siguen teniendo gran poder, tanto para prevenir problemas como para tratar los existentes. Ayudan a mejorar la calidad de vida y a reducir dolores crónicos y problemas de movilidad.
Un problema físico se resuelve con tratamientos físicos
Otra verdad a medias. Por problema físico podemos hablar de alguna enfermedad (respiratoria, cardíaca, metabólica como la diabetes, fracturas, encame prolongado que debilita a la persona…). En estos casos, aplicar el tratamiento que corresponda está muy bien, pero una característica del paciente anciano es que hay que tener en cuenta todos los factores, no solo algunos, pues todos los elementos influyen en el proceso de enfermedad actual y en la recuperación.
Hay que considerar siempre, además de la parte física, el entorno social (si tiene familia y amigos, si las relaciones son buenas, si es una persona sociable o no…), la parte económica (estilo de vida, medios…) y la parte psicológica, tanto a nivel de capacidades mentales (nivel educativo, deterioro cognitivo o no) y problemas de salud mental (ansiedad, depresión u otras enfermedades).
El estilo de vida y la historia influyen notablemente en el presente, y esto es vital en el éxito del tratamiento en el paciente anciano.
Para resumir:
¿Qué se necesita en Fisioterapia en Geriatría?
Formación específica en las características del paciente anciano, contar con espacios y materiales adecuados (no podemos trabajar en cualquier lugar sin ningún material), tiempo para una atención adecuada, empatía, actualización constante, actuaciones basadas en la evidencia científica, conocimientos sobre demencias y problemas de salud mental, trabajo individualizado con el paciente y en equipo con el resto de profesionales (y familiares/amigos del paciente mayor), atender a las necesidades de la persona, no ignorar aspectos sociales o emocionales (interfieren con el tratamiento si no se resuelven), explicar, valorar, razonar…
En definitiva, necesitamos formarnos y dar importancia y valor al trabajo que se hace con las personas mayores. No es un trabajo de mantenimiento, es una búsqueda de la mejora de calidad de vida. Una necesidad de trabajo en equipo con profesionales que entiendan el abordaje completo del paciente anciano con sus particularidades.
Yo llevo años trabajando con personas mayores y no me canso de aprender y de ver como mejoran. En ocasiones inclusomás allá de donde los profesionales pensábamos que podían llegar.