Se trata del mindfulness, un término de popularidad reciente pero que tiene sus orígenes en el budismo. Esta técnica consiste en practicar la atención plena a través de la experiencia directa, para lograr un bienestar físico y mental. Ahí es nada! En realidad es algo tan sencillo o tan complicado como desarrollar la capacidad de concentrarte en el presente, sin emitir juicios de valor. Observar y actuar en base a tus propias metas y objetivos, sin que te perturbe el entorno, tus creencias o emociones. Sin duda, ejercer un control consciente de todos nuestros pensamientos, requiere de un entrenamiento. Pero cuando os cuente sus beneficios, solo podréis pensar en cuando empezar a practicar ;)
Empecemos por el estrés, esa enfermedad cada vez más frecuente y causante de una gran cantidad de dolencias de nuestro tiempo. A través del mindfulness podríamos reducirlo hasta eliminarlo por completo. Poder concentrarte en una actividad sin que te interrumpan las preocupaciones, es una de las claves para evitar el estrés y la ansiedad. Dejar pasar ciertos pensamientos por tu cabeza sin emitir juicios ni valoraciones es un ejercicio poderoso que nos libera de las tensiones del día a día.
Cuando tienes conciencia absoluta de tus pensamientos y emociones, puedes controlar cuándo y cómo te detienes en ellos. Te estás adueñando de tus decisiones, tus actos, tu vida. Este dominio te sube la autoestima, te proporciona bienestar y sensación de control, y todo ello se traduce en seguridad y autoconfianza. Afrontar los retos de la vida cotidiana desde esta perspectiva, resulta mucho más sencillo.
También se han encontrado beneficios a nivel empresarial. Cada vez son más las compañías que apuestan por esta técnica. Forman a sus empleados y facilitan su práctica porque mejora su rendimiento y su eficiencia. Los trabajadores felices hacen las empresas productivas. En algunos países incluso se está estudiando la forma de implantar el Mindfulness en las políticas públicas.
Ahora bien, ¿cómo empezar a practicarlo? Párate y respira hondo. Éste es para mí el mejor comienzo. Una vez al día o las que quieras, siéntate y coge aire por la nariz hasta llenar tus pulmones. Después expúlsalo suavemente por la boca. Piensa en cómo entra el aire y recorre tus pulmones, trata de concentrarte en la respiración, las sensaciones, la calma. Si se cruza algún otro pensamiento, déjalo pasar sin más y vuelve a concentrarte en la respiración.
Un minuto al día es todo lo que necesitas para iniciarte en esta práctica. A veces no es cuestión de tiempo sino de poner el foco en lo que de verdad importa. Tu bienestar. Toda la información la he sacado del libro Mindfulness práctico, guía paso a paso (del que os hablaba en esta publicación).
Quién se apunta al Mindfulness ?
Feliz fin de semana!!
Fotos: Sara González Carrasco.