En una revisión de más de 40.000 productos en una gran cadena de supermercados canadiense, el 66 % de los productos contenían al menos un azúcar añadido. Esto es importante porque los productos “cero” o “light”, generan una falsa sensación de seguridad pero contribuyen al incremento de la diabetes, sobrepeso y enfermedades mentales.
Recientemente la Facultad de Medicina de la Universidad de Duke, en Estados Unidos, ha publicado que unas células de la parte superior del intestino, justo debajo del estómago, son capaces de distinguir el azúcar real de los edulcorantes artificiales. Estas células denominadas neuropodales, facilitan que el intestino se comunique directamente con el cerebro, modificando el comportamiento alimentario.
Polialcoholes, polioles o alcoholes-azúcar
Efectos sobre la salud
Nutrition Research Reviews NNR publicó en 2003 un artículo sobre los posibles beneficios de los polialcoholes como sustitutos del azúcar: bajo índice glucémico, que contribuyen a la formación de ácidos orgánicos de cadena corta y que favorecen los anaerobios sacarolíticos depurando el colon.No obstante no están exentos de riesgos. La absorción de sorbitol, isomaltosa y maltitol en el intestino delgado, afecta a la digestibilidad de otros nutrientes debido a la carga osmótica causada por los polioles en el intestino delgado.
Además, tienen un papel muy importante a nivel de las altas tasas de obesidad, hígado graso y diabetes. Afectan a la salud de la microbiota y desestabilizan la saciedad.
El sabor dulce, aunque no aporte casi calorías, activa la vía de “recompensa” favoreciendo la ingesta compulsiva y los trastornos alimentarios según han publicado varios artículos de neurobiología.
En la siguiente tabla hemos recogido el valor calórico y el índice glucémico de los polialcoholes más habituales. El peor polialcohol es el maltitol, que tiene un índice glucémico relativamente alto, de 35, lo que favorece el aumento de los niveles de glucemia e insulina.
Policalcoholes Índice glucémico HC/100 g Kcal/100 g
Sorbitol 9 65 260
Xilitol 7 60 240
Maltitol 35 52 210
Isomaltol 9 50 200
Lactitol 6 50 200
Manitol 0 40 160
Eritritol 0 0 0
Fructosa
En la alimentación occidental está muy presente el jarabe de máiz alto en fructosa que ha provocado un aumento de las cifras de sobrepeso, diabetes y de intolerancia tanto a la fructosa como al sorbitol.La sacarosa o azúcar común se compone del disacárido glucosa más fructosa. La fructosa es el azúcar principal en frutas y verduras y provoca una respuesta a la insulina más lenta en comparación con la glucosa.
Cuando comemos fruta, la fructosa se absorbe más lentamente, gracias a que se encuentra en armonía con otros componentes como enzimas, agua, vitaminas, minerales, fibras y pectina. Después pasa por el hígado y se transforma en energía.
En cambio, al consumir fructosa concentrada de forma artificial, llega demasiado rápido al hígado, que no la puede transformar toda en energía. La fructosa sobrante se almacena en forma de grasa, favoreciendo la aparición de hígado graso, resistencia a la insulina, obesidad central y perfiles lipídicos no saludables.
Efectos sobre la salud
Según una investigación sobre la fructosa presente en bebidas azucaradas, activa la dopamina y diferentes procesos cerebrales que aumentan el interés por alimentos de recompensa, mientras que la glucosa, favorece la saciedad cerebral. Según las imágenes de resonancia magnética, el consumo de glucosa redujo la activación de las regiones del hipotálamo, ínsula y estriado, que regulan el proceso del apetito, motivación y recompensas. Al contrario, tras consumir fructosa y mostrarles imágenes de alimentos, se observó una mayor actividad en el área asociada a la búsqueda de recompensas, como drogas o alimentos.El mecanismo implicado parece ser que la fructosa no logra suprimir la grelina (hormona del hambre) que luego no estimula a la leptina (hormona de la saciedad), por lo que se ingiera una mayor cantidad de alimentos de reconmpensa.
Un estudio con 264.000 adultos mayores de 50 años, con 10 años de seguimiento demostró que las personas que bebían a diario más de cuatro latas de bebidas azucaradas tenían un 30% más de riesgo de padecer depresión.
Existe una relación directa entre la ingesta habitual de azúcar y el riesgo de enfermedad mental debido a su efecto neurotóxico, ya que influyen directamente sobre los niveles de factores neutróficos (proteínas vinculadas con la depresión ya que favorecen la supervivencia de las neuronas) y porque favorecen la aparición de procesos inflamatorios a nivel cerebral.
Se ha demostrado que las personas que consumen azúcar en exceso tienen una peor memoria. Cuando existe un exceso de glucosa en sangre, el cerebro intenta metabolizarla produciéndose un daño en el hipocampo, que es donde se forman, organizan y guardan las ideas y memorias, generando a medio-largo plazo una degradación neurológica con deficiencias en la memoria y en las habilidades de razonamiento (estudio 1, estudio 2, estudio 3). Incluso se ha relacionado con el Alzheimer.
En la siguiente gráfica hemos clasificado los edulcorantes en función de si tienen más fructosa que el azúcar de mesa (valor 100). Los súper azúcares, que son más altos en fructosa que el azúcar aparecen como >100: jarabe de maíz alto en fructosa, concentrado de jugo de frutas, miel, melaza o sirope de agave en la imagen debido a su impacto sobre la insulina y el azúcar en sangre. El agave es el peor de todos con el mayor contenido en fructosa, más del 60%.
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