1. Una alimentación insuficiente
La falta de alimento provoca que los músculos no obtengan la energía necesaria para el entrenamiento. Sin esta energía no están en condiciones de trabajar adecuadamente y, por lo tanto, de aumentar su volumen. Debemos llevar una dieta sana y equilibrada y comer al menos cinco veces al día.
2. Revisar las grasas ocultas de los alimentos
Aunque un alimento parezca sano a primera vista, puede contener una gran cantidad de calorías originada por su elevado porcentaje en grasa. Estas grasas nos impedirán movernos con soltura y se irán acumulando en el organismo, por lo que cada vez que entrenamos tenemos que perderlas.
3. Insuficiencia de proteínas
Para crear y desarrollar músculo es necesario que en nuestra dieta incluyamos un alto porcentaje de proteínas. Podemos adquirirlas mediante los alimentos o los suplementos nutricionales.
4. No entrenar adecuadamente
Cada deporte o zona a trabajar tiene un entrenamiento específico, por lo que debemos ajustarnos a los ejercicios que estén diseñados exclusivamente para ganar músculo. Si entrenamos en un gimnasio, deberemos preguntar al monitor para que nos oriente y consigamos los resultados deseados.
5. No realizar ejercicios de cardio
Es un error pensar que solo se deben hacer ejercicios dirigidos a los grupos musculares. El cardio nos ayuda a perder la grasa que nos sobra, dejando paso a una mayor visibilidad del músculo.
6. No dormir lo suficiente
Los descansos son fundamentales para recuperar los músculos pero, además, durante la noche se libera la hormona del crecimiento que es vital para el aumento de la masa muscular.
7. No beber la suficiente agua
Los músculos son tejidos que necesitan estar hidratados para coger volumen. No obstante, es fundamental saber cuándo y cuánta agua beber para evitar la retención de líquidos que genere unos malos resultados a la hora de entrenar los músculos. La cantidad aconsejada son dos litros de agua al día.
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