Hasta hace poco tiempo, la fibra se la consideraba solo útil en casos de estreñimiento, pero actualmente se la tiene en más alta estima y se le ha dado su justo lugar en nuestra dieta por sus múltiples beneficios, ya que no es solo útil para casos de tránsito intestinal sino que ayuda a prevenir o reducir enfermedades a corto y largo plazo.
La fibra forma parte de nuestra alimentación, la ingerimos cuando comemos verduras, frutas, cereales, y legumbres.
Lo más importante de la fibra es que no puede ser digerida por el estomago, pero el intestino con las bacterias de la flora intestinal la descomponen en diferentes sustancias que nuestro organismo utiliza para la nutrición.
La fibra tiene efecto prebiótico ya que mantiene la salud de la flora bacteriana del intestino evitando así el desarrollo de bacterias patógenas en el intestino grueso.
Hoy se nos recomienda tomar diariamente entre 25 y 30 gramos diarios, no es bueno que la cantidad sea menor pero pasarse de ella tampoco es bueno.
No es complicado llegar a dicha cantidad, equivaldría a tomar tres o cuatro rebanadas de pan integrar, una ración de cereales como avena, o trigo sarraceno en el desayuno, dos raciones de verduras crudas o poco cocinadas, 3 piezas de fruta fresca, o 50g de legumbres.
El equilibrio como en todo debe de ser la base de nuestra alimentación si la fibra que tomamos es poca estaremos en riesgo de padecer estreñimiento, hemorroides, divertículos intestinales, y otras enfermedades por no eliminar los frecuencia las toxinas del organismo y si nos excedemos la absorción de minerales o vitaminas como el calcio, el hierro o en zinc podrían verse afectados.
Así que como véis son muchos los beneficios de no olvidar la fibra en nuestra alimentación.