Piden cenar pizza como hace papá la noche antes de un triatlón. Ordenan escrupulosamente la ropa que utilizarán en el partido, como hace mamá antes de una maratón. Se van a dormir con la ilusión, emoción y los nervios que tienen los adultos el día antes de colgarnos un dorsal. Disfrutan practicando deporte al igual que lo haría un pro. Que importante es que nuestros hijos nos vean haciendo deporte y disfrutando de ello. Es la única manera de poder transmitirles un modelo de vida activo, fomentar hábitos saludables y convertirnos en el mejor espejo para que aprendan valores tan importantes como la perseverancia, el esfuerzo, la constancia, la superación personal, el sacrificio o el compañerismo.
Los beneficios de la práctica deportiva son cuantiosos pero, en edades infantiles, su praxis resulta esencial. Numerosos estudios describen un sinfín de beneficios físicos y psicológicos. Junto a los innumerables beneficios físicos , el deporte previene la obesidad, las enfermedades cardiovasculares y favorece el desarrollo de músculos y huesos, nuestros hijos practicando deporte también se educan en valores. Aprender a perder y ganar, a tolerar la frustración, a creer en uno mismo, a experimentar mil y una emoción. La actividad física les ayuda a socializarse, a superar la timidez, a controlar la impulsividad, a relajar tensiones y a mejorar la calidad del sueño.
Los niños que practican algún deporte son más disciplinados, organizados, muestran más interés por los aprendizajes, mantienen mayor atención en el aula y, en muchas ocasiones, obtienen un mejor rendimiento escolar.
No olvidemos que la finalidad del deporte debe ser siempre la de divertirse, jugar, experimentar y aprender de una forma saludable junto a otros niños. Aprender a valorar el propio esfuerzo y aumentar la autoestima les hará más felices y fuertes. La competición sólo debe añadir emoción al ejercicio pero nunca debe convertirse en el fin para practicarlo.
Animémosles a encontrar y practicar el deporte que les guste y les apasione. Dejémosles probar, ofrezcámosles nuestro apoyo, seguridad y determinación creando un ambiente motivador para su práctica. Enseñémosles a pasarlo bien corriendo, montando en bicicleta, nadando o jugando con el balón. Seamos el mejor ejemplo para que aprendan a ganar con humildad, a perder con deportividad, a tener respeto por el rival, a trabajar en equipo y a mejorar cada día un poco más.
Hagámosles partícipes de nuestros entrenamientos y competiciones. Convirtámosles en nuestros mejores animadores, seamos sus más fervores seguidores.
Desde que mis hijos me acompañan en la entrada de mis maratones sueñan con completar la distancia de Filípides. Desde que acompañan a papá sobre la alfombra roja nadan, pedalean y corren y ya han sido capaces completar su primer triatlón.
Mary González en colaboración con Sònia López ? Maestra, psicopedagoga y formadora de familias.
Puedes leer más posts sobre Sònia López Iglesias en su blog: www.sonialopeziglesias.blogspot.com.es/