Rutina prodece del francés “routine” y significa “marcha por un camino conocido”.
Actividades que se realizan diariamente de forma regular, periódica y sistémica, aportando constancia, seguridad y confianza en la vida de los niños, ya que les ayuda a organizar la vida y sus propios actos. Abarca horarios (cuando se hace) pero también procedimientos (como se hace).
Por otro lado, no es tan raro escuchar a padres diciendo: pero que más da… yo prefiero que mi hijo se acople a mi forma de vida… con las rutinas, tendría que hacer muchos sacrificios, como no salir a cenar por ahí o la obligación de llegar a casa a cierta hora todos los días…
Pues… hablando claro… SÍ…
Podemos ser flexibles, pero con sentido común.
No podemos pretender que nuestros hijos se acoplen y vayan cambiando sus actividades diarias en función de nuestras necesidades como adultos. Una de las cosas que debemos de tener presentes es que sus necesidades no son equiparables a las nuestras. No son máquinas que conectamos y desconectamos cuando nosotros queremos.
“De lunes a viernes acostarse temprano y sin rechistar (a las nueve y media como mucho), y el viernes y sábado, como nosotros los mayores hemos quedado a cenar, que se duerma a las doce o…., sin que esto le afecte en su sueño de la próxima semana y se vuelva a dormir el domingo a las nueve en punto porque el lunes hay que madrugar… Lo más seguro es que el domingo le cueste horrores, incluso puede afectar a otros hábitos adquiridos”. O cuando todavía son bebes… “que se duerma en el carro… que mas da…” Imagínate que mañana a la hora de dormir cuando tienes sueño, en lugar de acostarte en tu cama con tu almohada, en tu habitación, con tu pijama, en tu postura… te tienes que dormir en una silla, en un restaurante repleto de gente hablando… Probablemente pocos adultos conseguirían dormirse…
Si pidiésemos opinión a adultos que cambian sus rutinas por motivos laborales, con una alta probabilidad, algunos de ellos nos dirían que no duermen bien a causa de estos cambios de horarios, otros que les influye en la comida, puesto que el día que trabajan de tarde tienen que comer muy pronto y no tienen hambre… Hay estudios científicos que demuestran los efectos negativos de la turnicidad laboral.
Los adultos estamos rodeados de rituales y hábitos en nuestras vidas necesarios para sentirnos confortables, seguros y poder hacer frente a acontecimientos cotidianos de manera rápida, automática. Incluso nos permite pensar en otra cosa al estar fuertemente automatizada. Las rutinas y hábitos nos ayudan a hacer sin esfuerzo, a gastar menos energía. Os invitamos a reflexionar de manera individual en nuestras vidas y veréis como tenemos rutinas tan pequeñas como el orden de actividades que sigues todos los días desde que te suena el despertador para ir a trabajar hasta que sales por la puerta…
Entonces… ¿porque a los niños les cambiamos constantemente sus hábitos y rutinas pensando que se pueden adaptar perfectamente y que no hay consecuencia en ellos?
La generación de hábitos y rutinas durante los primeros años de vida tienen múltiples beneficios y funciones:
Proporciona una estructura al niño, una organización de su vida.
Facilita el autocontrol y disminuye la impulsividad.
Proporciona seguridad al niño, al convertir su mundo en un lugar predecible, con situaciones conocidas y estables.
Funciona como el primer referente temporal que poseen los niños (control del tiempo). Se que no me puedo levantar de la mesa hasta que no termine de cenar. Después tendré un tiempo para jugar. Ellos no tienen otra forma de medir el tiempo.
Facilita el aprendizaje en el presente y futuro. Ejemplo en actividades que se componen de conductas encadenadas (levantar tapa del WC-sentarse-hacer caca-limpiarse-levantarse-tirar de la cadena-bajar la tapa-lavarse las manos).
Las primeras rutinas adquiridas serán la base para la creación de hábitos futuros.
Favorece el aprendizaje del concepto de organización y planificación en etapas posteriores.
Evitan enfados y conflictos en el ámbito familiar.
Adaptarse a normas en diferentes ámbitos.
Podemos concluir que los hábitos y rutinas son necesarios para el desarrollo integral de nuestros hijos. Siendo considerados los primeros momentos de la vida claves para su inclusión, al ser cuando más fácilmente se aprenden, asimilan e interiorizan, y por su gran repercusión sobre la salud y el bienestar de nuestros pequeños.
Y… vosotros que opinaís? Animaros y dejarnos vuestros comentarios!
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