Hoy quería hablaros un poquito del kale. Esta “nueva” verdura de hoja verde con la que seguro os habéis cruzado ya en más de un supermercado. Está en todos! La podéis encontrar en fresco, en bolsa, como por ejemplo las espinacas o los canónigos, o también en mix de lechugas, como las de Florette.
Pues a mí, de tanto verla por todas partes me ha picado la curiosidad, y me he puesto a investigar. Aquí os cuento lo que he descubierto por si a vosotr@s también os ha picado el gusanillo!
Lo primero que me ha llamado la atención es que esta verdura de nombre tan exótico, que parece traída de alguna montaña perdida del Tíbet, es exactamente lo mismo mismito que lo que aquí llamamos col rizada o berza de toda la vida. Ahí es nada! Algún blog he encontrado en el que se afirma que son cosas diferentes… Yo he buscado el nombre científico de la berza y el kale por separado, y en ambos casos he encontrado el mismo: Brassica oleracea var. sabellica. Así que yo me voy a quedar con la versión de que son lo mismo. No seré yo quien contradiga a la ciencia!
Además, he leído también que últimamente se ha puesto muy de moda en Estados Unidos. Y esto me hace sospechar que en un intento de copiar esta moda y sentirnos más cool, hemos cambiado el nombre a algo que llevaba con nosotros toda la vida y listo!
Todo esto que os acabo de contar puede hacer que parezca que estoy en contra de este alimento. Nada más lejos de la realidad! Que lo de cambiarle el nombre a la pobre berza me pareciera innecesario (y copiar según qué modas estadounidenses más) no quiere decir que no me parezca un alimento con innumerables propiedades y digno del que hablar.
Aquí os dejo algunas de las propiedades del kale que he encontrado:
Contiene más hierro que la carne de ternera y más calcio que la leche.
Es fuente de vitamina A, C, K y B6, así como de tiamina y riboflavina. Además, contiene fitonutrientes, como carotenoides y flavonoides. Lo cual le confiere un gran poder antioxidante.
Es rico en ácidos grasos omega 3. Lo que le otorga propiedades antiinflamatorias.
Por su alto contenido en fibra, facilita la digestión y da una sensación de saciedad más prolongada que otros alimentos.
Su fibra se une a los ácidos biliares y con ello regula el nivel de colesterol en la sangre, ayudando a prevenir enfermedades cardiovasculares.
Todo ello con un aporte calórico mínimo.
Yo no lo he probado solo, pero sí en un mix de leghugas. Tiene un sabor bastante intenso y ligeramente amargo. No sé si solo sería demasiado fuerte, pero mezclado con más ingredientes me gusta el toque que aporta.
La verdad es que no conozco muchas recetas con kale (o berza), pero seguiré investigando para incluirlo poco a poco en mi dieta, porque me parece un alimento muy interesante y completo nutricionalmente.
Espero haberos servido de ayuda si teníais dudas sobre esta verdura! Y que os animéis a probarla!
Muchas gracias por leerme una vez más!
Nos vemos en la próxima!
Un beso grande!