Angustia, tristeza, depresión, estrés, irritabilidad, insomnio… ¡Estamos de vuelta! Que no cunda el pánico, es una situación pasajera que podemos hacer más soportable con una buena alimentación, ejercicio y algún aporte extra como complementos de homeopatía que no tienen ningún efecto secundario y nos pueden ayudar a sobrellevar la incorporación a la rutina.
La homeopatía está especialmente indicada para tratar ciertas afecciones como cefaleas, trastornos digestivos y de origen nervioso, etc., síntomas típicos de esta época del año por la ‘vuelta al cole’ después de un período vacacional más o menos largo en el que nos hemos relajado de horarios y obligaciones, y de repente hay que tomar las riendas.
Según la persona, los episodios pueden ser más o menos duraderos e intensos. Pero siempre se manifiestan con insomnio, apatía, problemas de concentración, malestar físico… No suelen durar más de dos o tres semanas pero en ocasiones, unido a la bajada del termómetro y la disminución de la luz, puede prolongarse. La homeopatía nos ayuda a equilibrar el organismo en su totalidad, devolviéndole su fuerza y vitalidad alteradas. Además de estimular el sistema inmunitario para combatir catarros y gripes que empiezan a ser frecuentes en esta época, por un lado por el cambio de temperaturas del que hablábamos y por otro por el contacto diario con gérmenes que pululan libremente por lugares cerrados.
Los medicamentos homeopáticos toman su base de productos de origen vegetal, animal o químicos (minerales u orgánicos) y se someten a las mayores exigencias de calidad. La mayoría de las plantas medicinales utilizadas son de cultivos sin pesticidas, insecticidas ni abono artificial. Desde la sustancia base hasta el medicamento último que se consigue se siguen estrictos controles. Por eso es una buena alternativa este tipo de productos para ‘dolencias’ como el síndrome postvacacional. Si te decides, no olvides preguntar a tu farmacéutico cual es el compuesto más adecuado para tu sintomatología.
Pero además, recuerda que lo ideal es complementarlo con algún tipo de actividad física, el sedentarismo es letal para la apatía, y seguir una alimentación rica en frutas y verduras (al menos 4 piezas diarias de las primeras y dos raciones de las segundas) y tomar pescado como mínimo dos veces por semana, especialmente el azul.
Si a pesar de seguir estas pautas, el nivel de estrés y malestar continúa y no conseguimos adaptarnos a la rutina diaria en tres o cuatro semanas máximo, no dudes en consultar con un especialista.