Se vuelve fundamental en nuestras vidas que aprendamos a gestionar nuestras emociones. Esto es algo que a la mayoría de personas nos cuesta bastante. No nos han enseñado en la escuela, y muchas veces nuestros padres incluso nos han hecho que las reprimamos, sin que aprendamos a atenderlas. Al final llegamos a la vida adulta estando poco experimentados en este asunto.
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No te vamos a engañar, gestionar las emociones no es una tarea sencilla. Requiere de consciencia y de que te encuentres en una disposición de atenderlas para intentar comprenderlas. De nada te acaba sirviendo ir apartando las emociones que vas experimentando, por muy desagradables que te resulten. Al final, si no haces la tarea, se te van acumulando y su intensidad se fortalece para llamar tu atención con más fuerza. Si luchas contra ellas o las ves como a tus enemigos, estas te acabarán derrotando (ya que estarás luchando contra ti mismo). Te aconsejamos que mejor no entres en esta lucha.
Aunque gestionar las emociones no sea sencillo y a veces te resulte incluso imposible, te podemos asegurar que puedes aprender a hacerlo. A lo largo de este artículo te iremos aportando algunas de las claves para que lo puedas conseguir. Eso sí, todo el esfuerzo lo tendrás que hacer tú. Te avisamos de que tendrás que hacer un reaprendizaje para tratarte de una forma más honesta.¿Estás preparado? ¡Pues vamos a ello!
Comprendiendo tus emociones
Comprender tus emociones es el primer paso que debes de dar. Como hemos dicho anteriormente, no nos han enseñado mucho acerca de las mismas, aunque hoy día está habiendo una conciencia social al respecto, y hay escuelas que ya están dando clases específicas a los niños para que aprendan más acerca de sus emociones, fortaleciendo así la inteligencia emocional.
Los profesionales, tanto de la educación como de la salud, defienden que se aplique en las aulas este tipo de enseñanza para los niños. Margarita Jiménez, psicóloga infantil en la Clínica de la Universidad de Granada (UGR), indica que la inteligencia emocional es “la capacidad que tiene una persona para comprender y manejar sus emociones y las de los demás con eficiencia”. Y es que fortalecer esta inteligencia supone adquirir destrezas básicas para desenvolvernos de una forma más sana en la sociedad.
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Para comprender tus emociones has de liberarte de muchos mensajes, que de una forma consciente o inconsciente han hecho que tomes una actitud con respecto a ellas. Escuchar mensajes como “los hombres no tienen miedo”, “los hombres no lloran”, “tener miedo es de cobardes”, etc. desde pequeños hace que veamos ciertos sentimientos como algo negativo, y es por esto que intentamos evitarlas a toda costa.
Además, en nuestro lenguaje común aplicamos esta serie de conceptos, hablando de ‘emociones negativas’ y ‘emociones positivas’. De lo primero que tienes que ser consciente es de que no existen emociones positivas ni emociones negativas. Simplemente unas nos agradan más y otras nos desagradan. Pero todas ellas son válidas, necesarias e importantes para nuestro desarrollo. Es cierto que en muchas ocasiones preferiríamos encontrarnos en otro estado, pero atender a cómo nos encontramos nos ofrece mucha información acerca de nosotros mismos y del momento por el que estamos pasando.
Las emociones no son un problema, no son una amenaza. Forman parte de nosotros, son alertas o señales que nos indican algo relevante. Por ejemplo, el miedo es una señal que nos informa de que hay una desproporción entre una amenaza física o emocional a las que nos enfrentamos, y los recursos con los que contamos para resolverla. Esto es lo que hay que saber diferenciar, el miedo no es el problema, es el miedo el que nos indica y nos informa de que existe un problema. Las emociones son indicadores valiosos de los cuales es necesario que aprendemos a comprender. Inevitablemente esto nos conduce al autoconocimiento.
Pasos para manejar tus emociones
El problema con las emociones es cuando en vez de atenderlas huimos de ellas, es ahí cuando no estamos enfrentando el problema que nos están indicando, y la emoción se intensifica para alertarnos de que hay algo a lo que no estamos atendiendo y está suponiendo un conflicto en nosotros.
Las emociones pueden surgir a través de nuestros pensamientos o creencias que tenemos acerca de algo. Estos procesos mentales provienen de una forma de interpretar la realidad, lo cual nos va generando sentimientos. Para aprender a manejar su intensidad y que no nos desborden, es importante que sigamos los siguientes pasos:
Identificar la emoción: estar atento para saber qué tipo de emoción estás experimentando. Atiende a las señales, enúnciala y descríbela: “¿Qué siento?¿Cómo me siento?”.
De dónde procede la emoción: qué ha ocurrido para que aparezca la emoción, cómo ha sido provocada y de dónde viene, nos indica su procedencia para que sepamos con qué tiene que ver y, sobre todo, qué tiene que ver con nosotros mismos. Porque también es necesario saber que no son las demás personas quienes nos provocan una emoción, sino que nosotros experimentamos esa emoción ante ciertas conductas y personas, y es ahí donde tenemos que poner nuestra atención.
No juzgarla: si ya comprendemos que no son positivas ni negativas, dejaremos de hacer un juicio acerca de la emoción cuestionándola. Simplemente la aceptaremos y la observaremos. Esto es algo a lo que nos enseña la práctica de la meditación: a dejar que fluyan las emociones, para que no se estanquen, puesto que su naturaleza es la de tener una duración efímera.
No estancarnos, las emociones van y vienen: esto queda muy bien reflejado en los procesos de duelo. Lo habitual es sentir tristeza rabia, dolor, una serie de sentimientos que aparecen por la difícil situación por la que estamos pasando, y nos sirven para replegarnos, para la reflexión y la indagación. Al experimentarlas, al sentirlas e irlas viviendo, estas se van trasformando en aprendizaje y agradecimiento.
¿Cuando se estanca una emoción? Las emociones se estancan cuando no las soltamos, por los pensamientos que hemos construido alrededor de ellas, que son los que nos atan a ellas. En definitiva, cuidar y dejar fluir estos pensamientos, tal y como nos enseña la meditación, es uno de los elementos clave para experimentar la tristeza, el miedo, el enfado, etc. sin atarnos a estas emociones que acaban generándonos angustia y sufrimiento.
En conclusión, con la meditación podrás trabajar la atención plena, explorar en tu interior y aprender a interpretar mejor tus emociones. Y de esto mismo trata el método Crear Salud, que te ayudará a establecer nuevos hábitos en tu día a día, no solo para que empieces a meditar, sino para aprender a nutrirte adecuadamente y llevar una vida activa.
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