¡¡Cuánto hemos de aprender de la naturaleza!! Hay un poema Zen que dice:
“Los árboles meditan en invierno. Gracias a ello, florecen en primavera, dan sombra y frutos en verano, y se despojan de lo supérfluo en el otoño”
Los seres humanos, al igual que los árboles, también necesitamos despojarnos de lo supérfluo para así poder mantener un saludable bienestar interior. ¿De cuántas cosas estamos rodeados que realmente no necesitamos? Y de la misma manera… ¿de cuánta “basura mental” en forma de falsas creencias estamos llenos y que nos hacen sufrir? Sacar de nosotros todo aquello que nos impide ser felices, es la mejor manera de dejar espacio para que pueda llegar a nuestra vida todo lo nuevo que hemos de experimentar.
Veamos a continuación algunas de esas falsas creencias que solemos tener y que tango sufrimiento nos provoca:
No puedes ser feliz sin las cosas a las que estás apegado y que tanto estimas.
La felicidad es cosa del futuro.
La felicidad te sobrevendrá cuando logres cambiar la situación en que te encuentras y a las personas que te rodean.
Si se realizan todos tus deseos, serás feliz.
Es una necesidad extrema, para el ser humano adulto, el ser amado y aprobado por cada persona significativa de su entorno.
Para considerarme a mi mismo/a como una persona válida, debo ser muy competente, suficiente y capaz de lograr cualquier cosa que me proponga.
Las pesonas que no actúan como deberían son malvadas, y deberían ser castigadas por ello.
Es terrible que las cosas no funcionen como a uno le gustaría.
La desgracia y el malestar humano están provocados por las circunstancias externas, y la gente no tiene capacidad para controlar sus emociones.
Si algo es (o puede ser) peligroso, debo sentirme terriblemente inquieto/a por ello y debo pensar constantemente en la posibilidad de que ocurra, para estar preparado/a.
Es más fácil evitar responsabilidades y dificultades de la vida que hacerles frente. Así viviré más tranquilo/a.
Debo depender de los demás y necesito a alguien más fuerte que yo en quien confiar.
Lo que me ocurrió en el pasado seguirá afectándome siempre.
Debemos sentirnos muy preocupados por los problemas y perturbaciones de los demás.
Existe una solución perfecta para cada problema, y debemos hallarla siempre.
Es por ello que, al igual que diariamente le dedicamos un tiempo a nuestra higiene corporal, se hace necesario realizar una “higiene mental” ¿Cómo? Una de las formas que nos ayudan a tomar distancia de los pensamientos que generan esas falsas creencias, llevan en Oriente más de 2.000 años haciéndolo, esto es, la meditación. Esta práctica hace que silenciemos nuestro interior, de esa manera nos hacemos más conscientes y por tanto controlar ese parloteo mental que lo único que hace es agotarnos emocionalmente. Ello irremediablemente nos lleva al autoconocimiento.
Nos pasamos la vida conociendo a otras personas, pero por el contrario somos unos perfectos desconocidos para nosotros mismos. Puede que tengas miedo de mirar a tu interior y ver que no te gusta lo que encuentras. No temas, pues para en verdad realizar ese viaje hacia ti mismo/a, ha de hacerse sin juzgarte, tratándote con infinito cariño y comprensión. No temas, todos quienes han iniciado el camino de autoconocimiento, tarde o temprano, han encontrado el agua que calma toda sed.